Luna creciente.

Le acerqué la bandeja para que pudiera comer, y ya no pudiera poner excusas. Me intrigaba, y estaba deseosa de que me contara su pasado, y como de ser un humano pasó a ser un infernal.
- Bien, cuando tu quieras. Yo no voy a preguntar nada. Así que puedes contarme lo que te venga en ganas.

Griffith arqueó una ceja y luego sonrió.

-¿Lo que quiera? Entonces elijo no contarte nada, no me gusta demasiado hablar de mí -empezó a comer acompañado del agua, sin decir nada, en silencio- Uhm... Está bastante rico, eres una buena criada -bromeó, guiñándole un ojo.

Enarqué una ceja. Estaba bastante molesta, pero aún así conservé la calma.
- Eso no es justo, y lo sabes. Me tienes aquí, comiendome las uñas de curiosidad desde la mañana, y me sales con eso. Pues está bien, si no quieres contar nada, no lo hagas, no pienso rogarte.

Griffith le miró a los ojos y luego sonrió, tomando a la muchacha de una mano para acercarla a él.

-¿Quieres que te haga rogar por otro tipo de cosas? -cuestionó en su oido de forma sensual- Ya sabes que no todo se me da mal.. -su mano fue por la espalda de la mujer lentamente, atrapando lentamente una de sus nalgas por encima de la ropa- Siempre soy dulce contigo, lo sabes.

Sonreí. Se le daba muy bien ser descarado. Sabía que en otras circunstancias, me hubiera enfadado muchisimo, pero en el, era delicioso.Formaba parte de sus encantos, y a mi me gustaba
-Si claro, cuando te conviene eres dulce como el azúcar. Pero no te rogaría ni aunque estuviera en llamas. Después de todo, si estuve un milenio sin hacer nada, creo que puedo soportarlo.

-¿Segura? -preguntó desliazando la mano por su cintura y luego bajando a la entrepierna, apretando con la mano y luego subiendo por sus pechos- Pues para ser así parece que no lo odias del todo -le acomodó el cabello, pasando a besar su cuello y luego sus labios, metiendo la mano debajo de su ropa superior, atreviéndose a desabrochar con una mano el sujetador.

Eso fue el colmo de la insolencia, pero ¿como no rendirme a su encanto? Sin embargo, lo aparté un poco de mí, y lo miré con una ceja enarcada y el ceño fruncido, pero con una sonrisa en los labios.
-¿No estabas tan debil y malherido que no podías moverte? De haber sabido, no te hubiera cuidado con tanta diligencia.

Griffith le miró a los ojos y luego afiló la mirada.

-Calla -susurró besándola profundamente y metiendo mano debajo del sujetador ahora desabrochado, acariciando uno de sus pechos con cierta maestría, tocando su pezón algo duro- Pensaba que no te gustaba -comentó mirándola- No puedo hacer esfuerzos, así que... ¿qué tal si te llevas esa camisa? -preguntó besándola de nuevo- Me facilitarás las cosas.

Hice lo que me pidió, pero solo por que pensaba vengarme, y esto servía a mis propósitos. Si podía, sería el quien tuviera que rogar. Dudaba tener éxito, pero lo intentaría. Empecé a responder a sus caricias y besos, pero por dentro me mantenía impasible. Debía tener la cabeza fría, si quería que mi plan de resultado. La idea era que el sucumbiera a la lujuria, no al reves.

Griffith le acarició el abdomen y luego le besó el cuello, pasando a dar numerosos besos a sus pechos alternativamente, siguiéndolos de mordiscos que dejaban una leve marca.
Pasó una mano nuevamente por su entrepierna, apretando mientras la mvía hacia adelante y atrás, frotando, mientras la otra mano se ocupaba de su torso, de acariciarlo y mimarlo.

-¿Bien?

No podía dejar que siguiera con lo que estaba haciendo, por que no sería capaz de mantener la compostura mucho tiempo.
- Ya que estas debil, dejame que te cuide- dije con una sonrisa mimosa en mi cara- ¿Que te gustaría?

Griffith le miró a los ojos y luego sonrió.

-¿Qué crees que le gusta a cualquier hombre? -musitó tomando la mano de l amujer y llevándola a su sexo que parecía querer despertar puesto que tenía un muy pequeño bulto- Ya sabes.... este tipo de cosas.

Sonreí. Estaba empezando a caer en mis redes.
- Pensé que serías más original al darte carta blanca, pero si esto es lo que quieres...
Empecé a mover mi mano de arriba hacia abajo, procurando mantener un ritmo constante, y luego me esmeré al estimularlo oralmente.

Griffith acariciaba sus cabellos, intentando no contraer demasiado su estómago puesto que los puntos a pesar de que y no dolían era mejor tenerlos en reposo.
Su sexo se iba levantando poco a poco y mientras iba soltando suspiros, dejándose hacer mientras movía las caderas.

-Implícate un poco más -musitó tomándola de la cbaeza y guiándola- Más fondo... -la miró unos instantes y sonrió, abriendo un poco las piernas- Mmmmm... Cada vez lo haces mejor...

Dejé que me guiara, eso era bueno para mí. En el momento menos pensado, cuando supe que el estaba en la cima del extasis, me detuve. A ver como se las arreglaba con eso, y si todo le importaría tan poco.

Griffith le miró unos instantes sin comprender. La tomó de la mandíbula suavemente y la besó, subiéndola encima de sus muslos para acariciar sus labios con la lengua.

-Uhm... Sigue ¿no? -susurró mirándola a los ojos y acariciando su cintura- ¿Pasa algo?

Hice un mohín.
- Pues nada, quise intentar que rogaras. Sabía que no lo conseguiría. Solo recibí un tibio "sigue" -Suspiré- No tiene importancia. ¿En que estabamos?. Traté de fingir y ocultar el leve disgusto que sentía, peor después de todo nunca había tenido mucha oportunidad de lograrlo.

Griffith le miró y sonrió, acariciando su mejilal y luego besándole los labios.

-Tonta... -susurró con cariño mientras pasaba una mano por su abdomen- ¿Quieres que ruegue? -preguntó deslizando un par de dos por su pecho- Por favor, Miyuki... Sigue... no sabes cómo me pones de duro -mordió uno de sus hombros, con cuidado- Te necesito para poder terminar a gusto... y también quiero que tú mueras de placer... Mmmmmm

Eso sí que no me lo esperaba. Estaba preparada para que se enojara, e hiciera una escena. Pero no que rogara, a sabiendas de que era lo que queria. Este diablito era una caja de sorpresas. Y yo no pude sentirme más complacida. Esbocé una gran sonrisa.
-Eso no me lo esperaba. eres muy interesante, ¿sabías?

Griffith le miró a los ojos e hizo que la chica posara nuevamente la mano en su sexo.

-¿Tengo que seguir rogando? -preguntó mientras movía un poco sus caderas- Por cierto... podrías desnudare, seguro que lo podemos pasar mucho mejor que con palabras, los actos son mejores

Sonreí.
-No, no hace falta que sigas rogando, con esto es suficiente. ¿Por que no me desnudas tu? Me has demostrado con creces que tus manos estan completamente funcionales.
Mientras yo seguía acariciando cada centímetro de su escultural cuerpo.

Griffith sonrió con malicia, como siempre y tras ello le desabrochó los pantalones de los pantalones cuidadosamente, sin doblar demasiado su abdomen.

-Vale, pero te pondrás tú encima, no quiero que salgan mis tripas por el corte.

Hizo que se recostara y tras ello le sacó los pantalones junto con la ropa interior, pasando directamente a introducir un dedo en su interior.

-Mmmmm... ¿Mejor?

La mención d las tripas me hizo arrugar la nariz.
-De acuerdo. Creo que no sería muy romantico que me llenes de tripas.
Cuando empezó a sacar provecho de la habilidad de sus manos en mi cuerpo, me extasié. No tenía idea como lo había conseguido, pero era demasiado habil. Supuse que eso era fruto de mucha experiencia. Peor no pude dedicar mucho más tiempo a mis conjeturas, puesto que me estaba volviendo loca.

Apretó con los dedos su clitoris y luego continuó penetrándola con la otra mano con los dedos en un ritmo rápido e intenso, pasando a introducir tres de sus dedos para dilatarla bien.
Tras ello sintió lo húmeda que estaba y sonrió, sacando la mano y deslizando los dedos por su propia lengua, besando a la muchacha con sutileza.

-A ver... -se puso de lado para volver a meter los dedos e ir mucho más rápido, disfrutando- Así... ¿Te gusta...?

Estaba total y completamente ruborizada, pero a diferencia de mi primer encuentro con Griffith, no me mortifiqué en lo absoluto.
- Sabes que me encanta lo que haces.
Lo besé con pasión, como si me fuera la vida en ello. Esta vez estaba disfrutando plenamente. Una barrera en mi se había derrumbado, y me sentí más feliz que nunca por haber decidido pasar la noche con el.