Dark Falcom -Priv-

A pesar de haber combatido con los Demonios y de su aburrimiento decidió terminar por bajar a los infiernos. Casi no recordaba aquel lugar pero pronto el olor a zofre llegó a sus sentidos y sonrió con malicia. Como Diablo que era, odiado y amado por muchos, tenía acceso a todos los niveles y en ninguno de ellos podía ser dañado.

-Ah... ¿Alguien ha visto un hombre así raro? -cuestionó mirando alrededor, andando despreocupado- ¡¡Eooo...!! -exclamó con ímpetu. Miró alrededor y un demonio se acercó a echarle la bronca hasta que le vio, era uno de los de alto cargo- ¡Eh, Leon, viejo amigo! -dijo como si nada, sin tratarle con respeto- Estoy buscando un tipo bastante raro de vuestra raza, es así alto, grande, con los ojos blancos... Le perdí por el camino.

El hombre le saludó casi efusivamente con una sonrisa.

-¿Ya ligando? -cuestionó mirando alrededor- Pues, no sé, si no me dices el nombre...

-Pues es que no se lo pregunté -comentó rascándose la nuca- Bueno, voy a seguir buscando por aquí, qué feos son todos ¿eh? Pocos os salváis -bromeó mientras parpadeaba y buscaba al hombre con la mirada.

-Por cierto, me han dicho que tienes problemas con nuestra raza en el mundo superior. ¿Se puede saber qué hiciste?

-Jugar -dijo afilando la mirada con un semblante serio- No son cosas que te incumban, pero ya sabes, quien se pone en mi camino y no me gusta, acaba destrozado -Leon le miró el brazo y luego se lo curó como si nada, lavando la sangre con su capa- ¡¡Oh!! -exclamó de pronto señalando a lo lejos- ¡¡Es ese!! ¡El bicho feo! ¡¡Hola!!

Gillthanas se había deshecho de la mayor parte de cosas que llevaba siempre encima, hasta que ahora tan sólo llevaba unas simples piezas de ropa humanas, un pantalón y una vaporosa camisa azul marino abierta por delante hasta el pecho, y que muchas veces llevaba bajo la armadura. Cuando oyó aquella voz, aquella crispante voz a lo lejos y alzó su azulina mirada casi transparente para verle y no creérselo, se paró en seco.

Dejó los brazos cayendo a ambos lados de su cuerpo, mirándole resoplando, tomando una expresión de haber cometido el error de su vida y no poder hacer nada para compensarlo.

Griffith le miró unos instantes y tras ello dirigió los ojos hacia Leon.

-¿Es él? -cuestionó el hombre con el ceño fruncido. Como uno de los guardianes del lugar conocía bien a todos los que en él habitaban y Gillthanas no era menos, pues su nombre resonaba por aquellas siniestras y oscuras cuevas- No pensaba que fuera tan sociable... ¿Eh? Tú... -se calló ante la evidencia que iba a decir, el rostro de Griffith a pesar de su apriencia inocencia reservaba aquella sonrisa macabra y maliciosa que le había caracterizado siempre. El diablo con apariencia de ángel. El Halcón Blanco. Su figura era digna d eun ángel, todo lo contrario a su pútrido interior y sus pensamientos crueles- No quiero pensar qué estas pensando.

Sin decir nada el diablo fue hasta el hombre, saltándole encima como si le conociera de toda la vida y enroscando sus piernas en la cintura, bajando después.

-¡Oh! ¡Te pillé! -dijo separándose para que no le golpeara y colocándose al lado de Leon- Es mi actual pareja -bromeó estirándose y mirándolo- Aunque tiene mal humor y una tendencia a destruir por donde pasa, pero es simpático -miró a su alrededor para encontrarse con uno de sus enemigos y luego Leon se lo vino venir así que tomó a Griffith del brazo con fuerza.

-Gillthanas, llévatelo de aquí, no quiero problemas y este chico cuando se le cruza alguien que no le gusta mejor evitarlo -el demonio apretó tanto en la carne del peliblanco que incluso empezó a brotar la sangre, pero su mirada no se apartó ni unos instantes de ese ser- Tú, tranquilo, por eso no me gusta que vengas a verme.

Gill miró ambos, cada vez con su expresión de incomodidad más remarcada.

-No soy una niñera-espetó para darles la espalda ambos. Quizás tendría que buscar otra ruta alternativa para llegar al agujero que eran sus aposentos. Después de aquello seguramente ya no podría pegar ojo. Creía haberse deshecho de aquella criatura indeseable pero al parecer no encontraría un escondrijo en el que estar tranquilo un día entero sin que él apareciera.

Leon miró desafiante a Gill sin soltar a Griffith ni un instante, a quien tenía que arrastrar contra su decisión con fuerza, ayudando por un par de compañeros más.

-Llévatelo, devuélvelo al mundo de arriba si quieres pero como le suelte esto va a quedar destrozado -mirí sus ojos unos instantes- Es tu culpa que haya venido aquí -observó al peliblanco y sonrió- No creas que no te quiero en este lugar, es que a veces cuando estas como ahora me gustaría trocearte y arrojarte a un pozo -dijo con una leve sonrisa clavando aún más las garras en su carne- Arrástrale hasta donde quieras pero haz que se le olvide la idea de atacar a Sinder -se lo tiró en brazos como si fuera un muñeco, haciendo que el cuerpo del halcón chocara contra el otro- Además sois pareja ¿no? -musitó algo burlón.

Gill se giró a ambos y después de escuchar las aclaraciones hubo un intercambio de mercancía. El demonio tomó del mismo modo al diablo por el brazo para dar un tirón de él.

-Pareja...-repitió con sarcasmo-. Si tuviera un sólo motivo de peso le destriparía. Una lástima que matar a los semejantes por asco esté penado....-dijo para darse de nuvo la vuelta con él sujeto. Después, llevados unos metros caminando por los pasillos, le soltó con violencia sin dejar de caminar.

-Eres un maldito insecto-le dijo sin mirarle.

Griffith tenía la mirada afilada, con los ojos bastante abiertos y la pupila pequeña. Sus ojos no veían más allá que el desprecio y la rabia, si no fuera porque Gill ocupaba la mitad de aquel pasillo le hubiera empujado con fuerza sin importarle. Le miró a la cara, serio, frunciendo el ceño.

-¿Me lo dice un demonio? -contestó por primera vez- No me hagas reír. El patético eres tú. Dëbil. Acatando las órdenes de cuatro imbéciles -no tardó mucho en que su físico cambió al aspecto infernal (perfil) con sus ropajes negros y alas de murciélago enorme junto una mirada despiada y cruel- No me juzgues a la ligera -musitó mirando al fondo del pasillo- ¿Vas a dejarme pasar o tengo que pasar por encima de tu patético cuerpo? -se atrevió a apoyar las manos en el pecho del hombre y a empujarlo con fuerza, sin usar ni un cuarto de todo su potencial- Los demonios sois los seres más débiles de aquí, fanáticos seguidores de la nada.


Los cambios de personalidad no eran demasiado buenos en ese demonio.

Gill retrocedió, y al primer paso ya que dio hacia atrás su cuerpo se evaporó en el aire para aparecer detrás de aquella criatura para acuchillarla contra una de las paredes y después lanzarla violentamente contra el suelo.

-¿Te he judgado yo, maldito necio?-le preguntó alzando su estruendosa voz de muerto en vida para volver a evaporarse y reaparecer, golpeándole con todo el fulgor de las llamas que le oprimían por dentro-. Yo no te estoy persiguiendo, ni te estoy obligando a tratar conmigo, ni te pido que me aceptes. ¡Deja de joderme!

Si Leon se enteraba de aquella pelea tendrían problemnas seguro, aunque en ese momento Griffith no pensaba en nada.
Se levantó a pesar de estar sangrando y sonrió como si aquello realmente le gustara. Relamió sus labios, quitando la sangre que brotaban de ellos y luego se quedó apoyando contra la pared.

-¿Esto es lo que sabes hacer? Te será difícil ahora tocarme una sola vez -alrededor del ser apareció una especie de aura oscura que haria que ni tan siquiera le rozara un ataque- Te voy a machacar bien la próxima vez que me vuelvas a tocar, pedazo gilipollas.

Gil le miró con la respiración agitada, no se movió del sitio pero tampoco se apartó.

-Déjame en paz-repitió, como si escupiera las palabras con asco-. Hazle un favor al mundo y desaparece.

No comprendía el empeño que le ponía aquel tipejo en machacarle de aquel modo, pero no quería problemas, más que nada porque de atacarle le consumiría allí mismo, y eso, a pesar de librarse de él, no sería más que el comienzo de más problemas para él. Enderezó la espalda y se giró asqueado para olvidarse de aquel tema del que no quería formar parte.

Grffith sonrió a penas, ando detrás de él goteando algo de sangre.

-¿Crees que te dejaré ir ahora? -preguntó burlón- Mira que le has hecho a mi cuerpo... -entrecerró la mirada y luego le tomó de un brazo, volteándole con mucha más fuerza de lo que podría pensar el Demonio- ¿Tienes miedo de ser expulsado de este paraiso? Es bonito tenerlo todo hecho y que te manden cuatro trabajos ¿no? Que te den por culo cuando los demás quieran y tú disfrutar de tu asquerosa existencia -se relamió los labios, aproximándose a su víctima y besándole los labios- Venga, juguemos -comentó haciendo que el sitio donde estaban desapareciera, situándose ambos en un lugar completamente oscuro sin un mueble- No vas a salir de aquí hasta que yo No quiera.

Cuando Gill aterrizó en aquel lugar apartado se vio envuelto en una serie de sensaciones mareantes consecuencia de haber sido transportado de un lugar a otro sin su claro consentimiento. Pero a penas vaciló un instante para ponerse en pie y mirarle intensamente, de arriba a abajo. Envuelto en aquella oscuridad sus ojos azulinos comenzaron a brillar lentamente de un color blanco.

-¿Piensas que puedes retenerme? Qué equivocado estás...-cometó haciendo respiraciones más lentas y profundas, haciendo que su ancho cuerpo se agrandase aparentemente el doble con cada exalación-. No eres más poderoso que yo, lagartija....

Grffith sonrió y luego se relamió los labios con habilidad.

-¿Quieres jugar? -preguntó con un tono descadencente- Tengo ganas de pelea -el aura oscura a su alrededor seguía estando y su apariencia impertubable hacia acto de presencia- Ghh... -miró alrededor, todo estaba completamente negro y era divertido verlo así, aunque algo monótono así que no vaciló en hacer aparecer el olor a sangre en el ambiente y una pila de cadáveres bajo los pies de ambos- Ahora puedes motivarte mucho más, asesino.

Gillthanas le miró un instante más para no perder detalle de sus movimientos para después observar aquellos cuerpo. Le miró de nuevo.

-La sangre no me pone-alegó alzando una ceja mientras su cuerpo poco a poco se iba amoldando a la oscuridad y casi desaparecía, siendo aquellos dos ojos aún rasgados, con pupila aún visible, lo único brillante en la atmósfera-. Olvídate de mí.

Griffith sonrió y fue donde él de nuevo, tocando su nariz con la punta del dedo.

-¿Ahora huyes tú? ¿Te da miedo que papá te castigue sin entrar en casa? -le empujó suavemente por el hombro- ¿No tienes orgullo? -miró a su alrededor y luego se encogió de hombros- No vas a salir de aquí hasta que yo te lo permita o me dejes en el suelo sin moverme -se estiró unos instantes, observando alrededor la negra oscuridad y los cadáveres pútridos que de haber sido una persona posiblemente el olor sería insoportable- Siempre has estado solo ¿verdad? Mmmm... me recuerdas a mí, aunque posiblemente seas mayor.

No tuvo que decírselo dos veces. Con una rápida llave volteó al diablo, asiéndolo con fuerza para tirarlo al suelo y mantenerlo allí apresado sin escapatoria. Pocos eran más fuertes que él, aunque casi nunca lo mostraba porque no necesitaba utilizar la fuerza. No fue así en aquel caso.

Con sus músculos bombeando fuertemente, ensanchándose, y apresándole contra el suelo boca abajo no sólo con su cuerpo si no con la ayuda de su magia oscura, le mantuvo inmovilizado.

-Tengo nu orgullo inabatible, necio, pero también soy inteligente, y antes de que mi orgullo me pierda por una gilipollez así, prefiero mostrarme indeleble y respetuoso con los que me hacen bien.

Griffith sonrió y clavó los dientes con fuerza en la piel del hombre hasta el punto de hacerle sangrar. Se separó después y sonrió.

-Eres divertido, me caes bien -dijo aún con las pupilas afiladas, pensando en aquel traidor que se había cruzado delante de él y no había podido detener. Subió un poco su rostro para morder los labios ajenos, sonriendo de forma maliciosa- Jujuju, tienes buen gusto -comentó haciendo uso de sus poderes y rodeándose con la aura oscura que le permitía tener como un escudo a su alredor, cosa que haría que como más el muchacho le sujetara, más le dolería- Mmmm... ¿Te gusta el dolor?¿

Gillthanas se sepraó unos centímetros, dando un par de pasoss a un lado mientras le miraba de arriba a abajo. comenzaba a hartarse de aquellos juegos.

-Esa pregunta me ofende-le espetó mirándole a los ojos-. Pero está más que claro que a ti si, ¿no?-crispó los huesos de las manos un instante en puños, aflojándolos después despacio y contrayendo varias veces los fuertes músculos de la espalda-. Qué es lo que quieres, Griffith.

Griffith sonrió con malicia, acercándose nuevamente a él con la mano para tocar su mejilla, a pesar del dolor que posiblemente estaban sintiendo ambos.

-Es evidente que me gusta, no sabes cómo me excita -dijo con una sonrisa maliciosa, volviendo a quedar rostro contra rostro pero esta vez sin besarle- Busco diversión, entretenimiento, dolor y sangre... sexo, eso también -musitó tomándole de la mano con fuerza y atrayéndolo hacia sí- ¿Te parece demasiado repugnante? -cuestionó arañándole sin hacer mucho daño- Me gusta cuando adoptas este rostro, es interesante, Gillthanas.

Gill le miró a los ojos, controlándose para no golpearle. Lo que podría ganar haciéndolo no era muy prometedor en realidad.

-Pocas cosas me repugnan. Lo que si me da es algo de lástima, tu comportamiento, porque no lograrás nada de eso conmigo, diablo. Un entretenimiento mutuo va a ser cosa de dos, y en ningún momento lograrás nada de mi-le dijo con voz serena, clara, masticando las palabras lentamente sin apartar la vista en ningún momento.

Le miró unos instantes a los ojos fijamente y volvió a sonreír, quedando en el suelo aún semitumbado, sobre la pila de cadáveres y la habitación oscura que aún seguían allí.

-Entiendo. No sé para qué te importa tanto mi raza si somos superiores a vosotros -dijo guiñándole el ojo- Bueno, en realidad todos somos la misma escoria, pero nosotros tenemos más... glamour -comentó tomándole de la mano y tirando de ella para que no se moviera, con fuerza- Leon me dijo que me cuidarás ¿no vas a hacerlo? Podría enfadarse...je'

Apretó el puño y dando un suave tirón logró deshacerse del lazo sin problemas, para después quedars en pie, mirándole desde allí.

-No me importa lo que seais, ni lo que os craís que sois. Simplemente no quiero tener nada que ver con vosotros-dijo únicamente para quedarse de aquel mismo modo, en pie, sin nada que hacer en aquel momento. Si no decidía por sí mismo deshacer todo aquel teatro pronto se iría él por su propio pie, aunque en cualquier caso las ganas de volver a ver a aquel especímen sólo aumentaban la repugna.

Le miró aún desde el suelo, desde el principio a entonces parecía haberse calmado mucho, al igual que Griffith que ahroa sólo tenía una personalidad un tanto burlona pero nada violenta.

-Ah... ¿Entonces? -cuestionó con una sonrisa- ¿ALgún desamor hizo daño en tu corazón? -apoyó un dedo en el pecho del joven tras quedarse agachado y le miró desde el suelo, fijamente, como si buscara algo- Oh... Pobrecito, ¿quieres que te consuele? -sonrió nuevamente y luego se abrazó a una de sus piernas, como un koala- Quiero jugar, qué aburrido sino... Tienes dos posibilidades, o accedes a llevarme donde vas o me matas... si puedes.

Gill miró haia abajo de reojo y frunciendo el ceño se sacudió al diablo, desembarazándoselo de una patada.

-Aparta-gruñó para volver a tensar de nuevo todos los músculos-. Me das asco-tomó aire despacio, para obligar a su falso organismo a crcular con normalidad y de forma tranquila, antes de mirarle una última vez y hacer que su cuerpo fuera engullido por la oscuridad del curto, haciéndole desaparecer para transportarse a otro punto de aquel suberráneo, lejos de él.

[salgo]