En la espesura- Priv

Me encontraba subida a un arbol, reflexionando sobre los ultimos acontecimientos de mi vida. Habia perdido la virginidad con un diablo la noche misma que lo conoci, y tuve altercados varios con seres angelicales, y con uno en particular.
Perdida en mis pensamientos no noté que tenia compañia...

Un gigante de cabello canoso se paseaba por uno de los cientos de caminos aprendidos de tanto repetirlos con una de sus hachas gemelas en cada mano.

En los filos, brillantes y perfectos como el día en que fueron forjados al fuego del infierno, unas pequeñas gotas de sangre que habían pasado desapercividas para el demonio. No duraron mucho tiempo más allí. Mientras se acercaba al borde del tranquilo lago, espejo para el cielo nocturno y se sentaba sobre una de las rocas, clavó una de ellas en el suelo mientras la otra era delicadamente limpiada con la capa de color grisáceo, tratándolas con un mimo incalculable.

Me sobresalté al escuchar un sonido. Delante del lago habia un ser de relucientes cabellos. Había clavado un hacha en la tierra, y estaba limpiando otra con su capa. Las trataba con tal delicadeza, que no pude evitar sentirme intrigada. Bajé del arbol de un salto, y acercandome lentamente, lo saludé.

Había percivido el aurea de aquella mujer demoníaca, pero no le prestó atención hasta que se le acercó porque en aquel bosque rondaban siempre muchos demonios, paseando, buscando presas... o protegiendo y atesorando sus bienes.

Gillthanas se giró despacio hacia ella, mirándola con sus ojos blanquecinos y brillantes un momento. No le contestó. Volvió a mover la mano sobre su hacha despacio para devolverle la vista al filo y seguir a lo suyo, sin comprender aquella extraña afición que tenían algunas criaturas de saludar porque si a desconocidos.

- Pues bien, supongo que modales, te faltan y mucho. Simplemente queria saber que hace un infernal como tu limpiando tan cuidadosamente un hacha.- dije levantando la ceja y frunciendo el ceño- Pero si no quieres hablar pues alla tu...
Me senté un par de metros mas alla, y me puse a jugar con el agua del lago, congelandola.

Gillthanas encogió un hombro, sin mirarla.

-Y yo me pregunto que hace otro infernal en lo alto de un árbol y baja para encontrarse con otro que pase por debajo...-comentó alzando su impechable arma en el aire, mirándola bien por todos lados. Después miró a la chica suavemente alzando ambas cejas y tomando aire suavemente para expulsarlo con cansancio-. Pero supongo que lo mismo que todos los demás que caen aquí, descansar.

- Si bajé a saludarte, es por una simple cuestion de educacion. Tu eres un infernal, yo tambien, por tanto, podria decirse que somos colegas... Y mas bien estoy pensando, alejada del trajin de mi vida.
Lo iré. Era muy bien parecido, y por como miraba sus hachas, parecía quererlas como a nada en el mundo.
- Me gustan tus hachas-dije-. Eres un guerrero o algo asi?
Mientras vi mi propio reflejo en el espejo de hielo que habia hecho.

Gill las miró, a ambas, tomando cada una en una mano, para hacerlas girar un segundo haciendo que sus filos solvasen y después las guardó colgándolas a su espalda, donde las mantenía siempre escondidas bajo la capa.

-Más me gustan a mi-le dijo sonriendo de medio lado-. Y son mías-concluyó, como si no fuera suficientemente claro y quisiera asegurarse de que nadie las tocaba salvo el.

Observé como guardaba sus hachas debajo de la capa, con una maestria que indicaba que estaba acostumbrado a manipularlas. Seguramente hacia mucho tiempo las tenia con el
Aquel comentario me pareció de lo mas innecesario.
- Ya me habia dado cuenta de que eran tuyas, no hacia falta aclararlo. No te preocupes, no pensaba tocarlas. No me arriesgaría a que me decapites por poner un dedo sobre ellas.
Aquel infernal era sumamente grosero, aun tratandose de un ser demoniaco.

Gillthanas afiló su vista sobre ella un momento, sentándose de nuevo sobre la roca de frente a ella mientras cavilaba.

-A menos que me dieses verdaderos motivos de peso, no te atacaría-aclaró frunciendo levemente el ceño en un gesto que, como un tic, le acompañaba siempre-. Si fueras humana tal vez, pero no siendo un demonio.

Lo miré. Advertí un ligero cambio de postura en su forma de hablar.
- Y yo jamas daría motivos a nadie para que me atacara. Ademas salta a la vista que eres mucho mas fuerte que yo, y no soy tan estupida como para provocar mi muerte de esa manera.
ademas que muestres tanto cariño por tus armas, simplemente me causo una honda impresion de que las aprecias, tal vez, mas que a cualquier cosa. Y por ese mismo motivo no las tocaria. Seria una descortesia. Como si tu te comportaras de manera poco decorosa conmigo, no se si me explico.

-Te explicas muy bien, tranquila....-comentó alzando un poco la barbilla, rascándose el cuello mientras la miraba y pensaba en ello-. Supongo que lo dirás con algún tipo de segundas. No soy un tipo agradable de tratar, después de todo. Te ofrezco mis dusculpas...-comentó esbozando una leve sonrisa mediada mientras la miraba y se inclinaba levemente.

- Disculpas aceptadas- dije mientras hacia una reverencia- y no te preocupes, yo tampoco soy facil de tratar. Pero tengo que admitir que si uno se lleva cuando menos, tolerantemente con los demas, se ahorra muchos quebraderos de cabeza.
Observé el imponente paisaje que se extendia delante de mis ojos. - ¿Es bonito, no crees? Este es un buen lugar para esconderse un rato y relajarse. ¿A ti que te trajo hasta este lugar? Si es que puede contarse- murmuré.

Gill volvió la vista al lago, un momento mientras pensaba. Él no podía apreciar la belleza de nada, no poseía aquella capacidad. Podía tener ante él la mayor hermosura angelical que no lo comprendería. Sin embargo no hizo ningún comentario sobre ello.

-Hay varias rutas comerciales cerca-explicó mirando atrás, hacia los caminos-. No me resulta difícil encontrar humanos corruptos a los que ajusticiar entre los mercaderes...-la miró de nuevo encogiendo un hombro-. Por eso siempre estoy aquí. Para descasar después.

Noté que no le interesaba en lo mas minimo el paisaje. Pero no a todos les interesaban esas minucias como a mi. De hecho, el que a un infernal le interesara era raro.
-Ah, asi que vienes por eso. Yo en ocasiones vengo a alimentarme de esa escoria, pero la mayoria de las veces vengo para alejarme de todo...
Realmente, me habia quedado sin nada para decir, hasta que me di cuenta de algo: no nos habiamos presentado. No tenia ni idea de con quien estaba hablando.
- Por cierto, soy Miyuki.

-Si yo también cazo a veces para comer. Sólo en el bosque-le dijo para volverse a ella. La miró a los ojos con los suyos azules, tan claros y brillantes, tan irreales. Sonrió a penas un momento para volver todo su enorme cuerpo hacie ella.

-Llámame Gill-dijo mucho más sosegado, ahora que ya n se vería abordado por sorpresa, tendiéndole una mano a la chica, ofreciéndosela para estrechársela.

Estreché su mano amistosamente, aunque por la diferencia de altura fue un tanto complicado para mi.
- Sabes Gill, tienes unos ojos muy extraños en verdad. Son muy penetrantes. Pareciera como si pudieras atravesar lo que sea de una mirada.
Me quedé viendolo un momento. Su porte era tan elegante y majestuoso.
- ¿Por que no me hablas de ti? Solo si no te molesta, claro.

-Nh... qué voy a decirte de mí...-comentó pasándose los dedos por los cabellos ondulados y canosos para retirarlos hacia atrás-. Mi vida es bastante aburrida. Me limito a cazar, llevar almas al infierno, contemplar batallas... comer...-alzó la vista hacia ella de nuevo, dando un paso hacia un lado para emprender una suave caminata, pues odiaba estar parado en un sitio demasiado rato.

-Háblame tú. Es la primera vez que veo tu cara. No te pasas mucho por el infierno, ¿verdad?

- Pues no, me la paso mas en el mundo humano. En el infierno me aburro. No hay tipos galantes como tu, que charlen con las señoritas aburridas- dije sonriendo mientras caminaba a su lado-
Me la paso comiendo, teniendo agradables conversaciones con humanos y angeles, en fin. Hago algo...

-Comprendo...-comentó frunciendo el ceño y tratando de ceñirse a la descripción de galante, cosa que no consiguió. Se pasó la mano por la barbilla, ignorando el repentino olor a diablo que pareció percivir de un momento a otro, e irremediablemente la miraba a ella creyéndola como el origen de aquel olor, aunque lo deshechó.

-¿Tienes hambre?-se le ocurrió preguntar de pronto, dándose una excusa para haberla mirado de aquel modo.

- Ahora que lo dices, hace bastante que no como algo delicioso...
La forma en la que me habia mirado era algo extraña, pero me dije que quizas era solo mi imaginacion.
- Será interesante, nunca habia salido a comer con nadie.

-Ni yo. Pero me acaba de entrar el hambre de golpe...-comentó mirando a lo lejos-. ¿Oyes un carro?-le preguntó creyendo oír unas pesadas ruedas de madera por el camino de tierra no muy lejos de allí. Quizás tuviera suerte y en él viajaran algunos pecadores sin retorno de los que tmar su pútrida carne y arrastrar su alma bajo tierra, donde permanecería por siempre aplacada.

Entorné los ojos, mi mirada dejaba traslucir mis ganas de comer.
-Pues si, creo que algo se acerca. Dejame hacer mas facil la cacería.
Utilicé mis poderes para que una niebla fria y penetrante invadiera el lugar.
- Asi será mas dificil que te vean- dije mirandolo- como eres tan alto podrias delatarnos, y seria una pena que se nos escape la cena...

Gill la miró de reojo y tomó un atajo entre los árboles, anticipándose a la llegada del carromato a su altura.

-Te gustará saber entonces que en los más de tres mil años que tengo de vida jamás se me ha escapado una presa-aseguró parándose despacio mirando a lo lejos hacia un lado-. Y suelo hacer bastante ruido...

- Tienes una gran habilidad entonces. Dejemos las precauciones de lado- Hice que la niebla desapareciera lentamente. Me paré a su lado- Hagamos esto a tu estilo esta vez, luego te mostraré mis tecnicas.- dije sonriendo. Todo esto me resultaba fascinante, en tan poco tiempo mi vida habia cambiado radicalmente.