Kill Yourself -Priv.

Era de noche y la luna iluminaba tenuamente una figura delgada, sentada cómodamente mientras se relamía los dedos y los labios con un cuerpo entre brazos, arrojándolo luego a un lado.
La piel del ser era pálida como la nieve y, al mismo tiempo, rojiza. Todo él estaba empapado de sangre. Pero fuera de lo que parecía la primera impresión aquel líquido carmesí no era suyo.
Quizá habían más de 100 hombres debajo de él. Mäs de 100 cadáveres recien muertos y él estaba sentado encima.
Sus pupilas eran largas, afiladas, felinas y poseía un par de minúsculos colmillos que iban clavándose en la carne de todos los muertos para absorver su sangre.

Había dejado en un pasado el mundo humano y ahora su propia esfera como Diablo. Miró la luna y sonrió, poniéndose de pie y olfateando al sentir una presencia.
No era un muerto. Tampoco un vivo. Quizá la definición que mejor se le podía dar era una repentina transformación en un Ghoul, seres poderosos que se alimentaban de sangre pero sin temer a la luz del día como los vampiros y con cambios de personalidad repentinas, haciéndolos dóciles y violentos por momentos.


[¿Así?]

Atraídos de forma inconsciente por el fuerte olor de la sangre los demonios sin rumbo fijo dirifían sus pasos a través de las arboledas en aquella dirección. Eran quizás una docena de ellos, quizás alguno más, y todos muy parecidos. Muy altos y corpulentos, de piel cenicienta como los cabellos y los ojos, los cuales, en medio de la oscuridad, brillaban levemente sin parpadear.

Gillthanas era uno de ellos. Había liderado aquel grupo de demonios sin pretenderlo por medio del bosque, mientras se hacían unos a otros bromas crueles y reían, espantando a los pequeños animales que por allí vivían, y deteniendo el aire que circulaba al rededor, haciendo que ni una sola rama se moviese.

Poco a poco sus sentidos se iban agudizando, poniéndose a lerta al notar de verdad la presencia de aquellos atrayentes olores, y cuando sin querer llegaron a la linde de aquel bosque, se detuvieron aún a amparo de los árboles con la vista fija en el claro plagado de lápidas, dejando que sus redondos ojos blancos y brillantes fueran lo único perceptible en medio de la negrura.

Griffith tenía la boca que parecía un río de sangre. A penas hacía un par de días que había olvidado su anterior vida y aquello hacía que desde entonces se dedicara a destrozar todo ser humano viviente que encontrara. Se relamió los labios ante un cadáver que sólo utilizó para machacarlo y destriparlo y luego oyó un pequeñó ruido entre los bosques.
Se fijó en aquella dirección y vio los ojos blancos entre la oscuridad.

-....

Sus colmillos seguían largos y juguetones, como pequeño cachorro que era en aquello.

-Ugh... -se sentó mejor, tomando a un humano y jugueteando con su mano hasta arrancarla y arrojarla por detrás de él, haciendo una carniciería.

Lejos de conocer alguna criatura al margen de los demonios que comiese carne humana Gillthanas no lograba comprender quién o qué era aquel individuo. Marcó un márgen a sus compañeros demonios en la linde de aquel bosque, y los ojos de Gill dejaron de brillar, ocultándose con mayor facilidad en la oscuridad.

Olfateó el aire sin comprender aquel aroma a diablo que se mezclaba con la sangre y salió al claro, rondando las lápidas del cementerio sin acercarse demasiado, mirándole desde lejos y sin saber quién era.

[Perdon que no postee mucho, ando ocupadilla, a partir del mano estaré totalmente free]

Miró entonces a su alrededor. Sentía la presencia extraña de un ser infernal y se puso casi a cuatro patas como si fuera un animal. Frunció la nariz, olfateando y luego pareció crisparse toda su piel. El cabello blanco teñido de rojo por la sangre caía sobre su rostro y los colmillos se remarcaban con insistencia ante un posible ataque a aquel que suponía una amenaza.

Gruñió a penas y luego sacó las garras, aplastando uno de los cráneos de debajo de su cuerpo y apretando la mandíbula.
Siguió con su mirada a Gillthanas en cada movimiento, sus sentidos habían agudizado mucho más.
Se puso de pie, mostrando su figura delgada y unas garras potentes.
Ante el menor indicio de ataque no dudaría en lanzarse.

[No se que forma física tiene Griffith]

Después de haberse pasado tanto tiempo fuera del alcance de criaturas que no salían de ser demonios o mortales, Gillthanas había caído en un extraño círculo cerrado de desorientación del que en realidad no se daba cuenta. A penas reconocí a simple vista a personas que no hubiese visto en un margen de tiempo muy corto y sgió sin describir a la criatura que se alimentaba de carne pero que no era un demonio.

Después de ver sus gestos amenazantes apartó la vista de él, llevándola al suelo, donde podía notar los regeros de sangre esparciéndose por la tierra, empapándola y pasando bajo sus pies. A penas alzó lentamente la vista de nuevo para mirar atrás, despacio, sin encontrar allí a sus compañeros demonios.

Miró el cielo y luego fue bjando de aquella pila de más de cien cadáveres, lanzándose de pie y clavando las botas en el suelo mientras seguía degustando sus propios dedos manchados con la esencia de la sangre.
Sus ojos verdes y afilados viajaron por todo el cuerpo de su acompañante y al sentir que no era ni un ángel ni tampoco un humano se atrevió a acercarse, escondiendo sus garras y ladeando un poco el rostro al reconocer minimamente aquel olor peculiar en Gillthanas, quien no recordaba.
Se quedó a escasos metros de él aún con el gesto algo doblado, intentando asimilar aquello con alguien.

-... -apartó el cabello de su peli blanco con tintes rojizos y luego sonrió, mostrando involuntariamente sus colmillos.

Gill frunció levemente el ceño. Le vino la inspiración por unos segundos a penas aunque no le parecía realmente posible.

-Griffith-dijo más como afirmación que como lanzando aquel nombre al aire, por si resultaba ser cierto. Apartó un poco la cara mirándole de reojo de arriba a abajo, dando un paso atrás tan sólo par poder verle bien a pesar de la oscuridad.

Resultaba complicado relacionar a aquel diablo que había conocido por medio de infortunios con aquella criatura sanguinaria, más que nada porque no recordaba gran cosa de su pasado incluso más reciente. Como todos los demonios cada cierto tiempo sufrían un lavado de memoria, renovándola, olvidando las cosas más puntuales para dedicarse a otros menesteres que requerían más atenciones que cualquier tema personal.

Griffith se acercó a él, a pesar de todo, no reconocía ni su propio nombre cuando era llamado. Se plantó delante de él y frunció el ceño, agudizando el sentido de su olor. Pasó el rostro por el lado del cuerpo del demonio y rastreó sobre él, entrecerrando los ojos de pupila de gato afilados y en cierta forma, sensuales, pero agresivos.

-... -levantó la mirada desde aquel punto más bajo de Gillthanas debido a la diferencia de alturas y volvió a sonreír. No le reconocía pero podía sentir algo en él.

Se apartó de nuevo por su propio pie, colocándose de nuevo un dedo en la boca y mordiéndolo para que sangrara, lamiendo el líquido de éste y luego sentándose en el suelo para sentir un conejo pasar por detrás de él y atraparlo con las zarpas para triturar todos sus huesos, ofreciendo luego el pequeño cadáver a Gillthanas como 'regalo'

Había algo que no le cuadraba en absoluto, pero ni si quiera podía asegurar qué era aquello que le desorientaba. No terminaba de recordar una cara específica, ni era capaz de hilar dos minutos seguidos de aquel demonio pero aquel no le parecía el mismo.

Le miró con el ceño levemente fruncido y alargó lam ano levemente hacia aquella presa, tocándola con la yema de los dedos el pelaje. Al agarrar el animal se quedó un momento con el brazo aún estirado y volvió a mirarle a los ojos, como si perciviese en aquel contacto alguna cosa importante.

-¿Qué te pasa que no hablas?-le preguntó sin saber muy bien si le entendía o no. Era complicado recuperar los recuerdos de una vida pasada si aquella vida había sido prácticamente borrada.

Griffith sonrió y frotó su propio ojo, poniéndose de rodillas y mirando el suelo unos instantes para volver la mirada a Gillthanas, volviendo a mover el conejo como ofreciéndoselo al no tomarlo en brazos, llevándolo antes a su boca para morder su yugular y darselo de nuevo.
Frunció el ceño, no se había relacionado nunca con nadie desde que era un ghoul y por ello todo ser vivo con el que se encontraba, le mantaba sin preguntar ni hablar.

Se puso de pie, no sabía estar quieto. Volvió a acercarse a él y fue por su espalda cogiendo su cabello y luego soltándolo. Sacó la lengua y automáticamente se puso a lamer su nuca, su músculo bucal era algo rasposo como el de un gato.

-........

El demonio se inclinó hacia delante, separándose de aquella lengua para girarse hacia él y sujetarle al mismo tiempo, en un gesto rápido y preciso pero despacio, mirándole fijamente a los ojos.

No podía asegurarlo porque era aferrarse a una idea vaga demasiado fervientemente sin tenerlo claro, pero podía asegurar que aquella criatura ya la había conocido antes, en muy diferentes circunstancias.

-Griffith-prenunció su nombre una vez más, mirándole a los ojos. Él al menos mantenía perdidos retazos del pasado pero aunque no estaba seguro parecía hablarle a alguien conocido. Apretó la mano suavemente al rededor de su brazo, como llamándole a que volviera a la realidad aunque fuera imposible.

Griffith le observó de nuevo. Cada palabra le sonaba a un sonido que su cerebro no reconocía de ninguna forma. Aún así, aquel apretón en el brazo, aunque fuera amistoso y sin intención de dañarle le puso en alerta. Sus colmillos crecieron como símbolo de estar algo molesto y luego, al observarle los ojos, se volvió a calmar.

-... -se apartó un poco sólo y maulló, un sonido producido de su garganta. Se acercó a su pecho, apoyando una mano y sonriendo a penas para fruncir la nariz- ... ughan... -volvió a meter su dedo en la boca lamiéndolo y tiñiéndolo de rojo por su encías- ... -parpadeó un par de veces, acercándose de nuevo a su cuello para lamerlo.

Gill arrugó la frente encogiéndose un poco sobre sí mismo y volviendo a apoyar ambas manos en las clavículas del diablo, queriendo empujarle un poco hacia atrás. algo parecía desconcertarle pero dado que ni él mismo sabía qué era dejó caer las manos sobre el regazo y suspiró pesadamente, apartando la cara un poco y entrecerrando los ojos sobre aquellos charcos negros de sangre.

-Yo tampoco me acuerdo de ti...-declaró con voz aislada, dejando que rodasen las palabras por la tierra húmeda.

El muchacho siguió lamiendo el cuello lentamente con aquella lengua y luego le miró a los ojos de nuevo, pegando un poco el cuerpo con el ajeno y luego pasando a lamer sus labios por la temperatura que éstos desprendían, sintiendo que allí la temperatura era mucho más agradable, cerrando los ojos y luego sonriendo.

-ugha... -apoyó la mano en su pecho y luego suspiró, acariciando su cabello- Ugh... -sonri´, abrazándole

El demonio miró a su alrededor, buscando a sus compañeros que quizás pudieran ayudarle pero ya no estaban allí. A partir de que la oscuridad se cernía sobre ellos desaparecían dispersándose en el aire, y Gill debía seguirles.

-Tengo que irme, Griffith-le habló como si realmente pudiese entenderle. En realidad se sentía mucho más cómodo de aquel modo, hablando con él con normalidad aunque estuviese hablando sólo. Se separó un poco de él y miró a los árboles, devolviendo después la pila de cadáveres y mirandole a él después-. Pero aún tengo que acordarme de algunas cosas...-murmuró mirándole mientras afilaba la vista sobre él y después tendía una mano ofreciéndosela-. Creo que te conozco pero no se de qué. Eso me revienta.

Griffith le miró unos instantes y luego suspiró, separándose un poco como si le hubiera entendido y sentándose en la firme tierra, estirando su brazo para atrpar una pierna de aquel ser como reteniéndole y luego sin levantar la mirada jugueteando con una piedra hinchó los mofletes.

-Ughu... -le estiró un poco el pantalón y luego entrecerró la mirada- ... -se quedó en silencio unos instantes y luego volvió a maullas aferrándose más fuerte.

Gill le miró un instante y después frunció el ceño, cogiéndole del hombro y haciendo que se pusiera en pie.

-Vamos, sé que tu no actuas así...-mustió soltándole y mirándose la mano, humedecida en sangre fría y desconocida-. No me acuerdo de esto...-la sangre resvalaba lentamente por el interior de su muñeca y después le miró un momnto, dando un paso a un lado, alejándose y después volviéndose de nuevo hacia Griffith para invitarle a ir. Quizás estuviese cometiendo un error, pero el demonio no era de los que se rendían con facilidad y se conformaban con una vaga sospecha. Lo quería todo.

Se levantó unos instantes y luego suspiró, empezando a andar detrás de él tomándole del jersey con una mano como un niño, aún con los ojos afilados como ung ato se puso a lamerse la mano manchada de sangre, limpiándola.
Tras ello continuó andando hasta donde el demonio le quiso llevar, maullando de vez en cuando con la garganta y esperando a llegar a algún lugar en concreto para detenerse.

-Uuuh... -le miró a los ojos, acercándose más a él.

El demonio se detuvo entre árboles, en una zona especialemente estratégica, rodeada de neblina azulada desde donde podía controlar casi todo el alrededor e incluso el ya lejano cementerio y permanecer oculto al amparo de la vegetación y las rocas. Se arrimó a una de ellas, descansando, y se dedicó a mirarle largo rato, contemplándole para quedarse con todos los detalles de su cuerpo y no ser capaz de reconocer ninguno. Si alguna vez lo había conocido a él o a alguien semejante desde luego no se le parecía demasiado.

-Qué te han hecho-preguntó pensando en voz alta mientras se paraba en sus manos, en su boca y sus ojos y estudiaba cada uno de aquellos rasgos nuevos para él.

Le miró a los ojos unos instantes y luego sonrió al observar que se fijaba en él. Se acomodó en el suelo mejor, acurrucándose un poco en el suelo y meciéndose como un niño pequeño, maullando de vez en cuando.
Si alguna característica no había perdido es que al ser de noche y no tener un cuerpo cerca del suyo, empezaba a helarse y tiritaba un poco de frío.

Se levantó entonces para mirar el árbol y luego fue corriendo hacia Gillthanas para ponerse entre sus brazos, lamiendo su mano con ternura imentras cerraba los ojos con tranquilidad.

-Ugu

Por la mente de Gillthanas circulaban alguna que otra imagen, secuencias repetidas y salteadas que en realidad le valían de bien poco porque no estaban demasiado claras. Sin embargo los roces que le proporcionaba aquella criatura le hacían pensar en ello de neuvo, sin tenerlo claro.

Le tomó de la barbilla con suavidad, obligándole a mirarle a los ojos, y después de contemplarle unos momentos se atrevió sin más a besarle pausadamente, con suavidad. Las leves sacudidas de que cosas así ya las había vivido le habían estado azotando desde que vio aquella pila de cadáveres en medio del cementerio, y por alguna razón iba notándolo una y otra vez como si tuviera la esperanza de recuperar con seguridad alguna cosa que le sirviese de ayuda.

Ante uno de los besos sacó la lengua para lamerle los labios y luego se acercó un poco más a él, buscando más que nada el calor de su cuerpo y aún meciéndose un poco mientras iba tanteando su espalda con las manos que habían ocultado las garras, suspirando y entrecerrando los ojos.

-Uh.. -se frotó lentamente sobre sus caderas, sintiendo muy a gusto contra él, tanto física como mentalmente, siguió frotándose suavemente, sintiendo algo más de calor a transcurso de los segundos, juntándose bien con aquel cuerpo caliente que cada vez le estaba incitando más

Si algo no había perdido con el paso del tiempo era su gusto por un cuerpo, cualquiera que fuera. Se separó un poco de él, mirándole a los ojos mientras le rodeaba la cintura con ambas manos, manteniéndole pegado a él con firmeza. Se mordió un momento el labio y mirando disimuladamente a su alrededor, con las ideas ya no tan claras usurpadas por otras diferentes, se acercó de nuevo a él besándole la comisura de los labios y mordiéndole después la barbilla con suavidad.

-Eres una calamidad, igual que antes-mustió apretando una mano en la parte baja de su espalda, donde la columna se curvaba-. Mira que dejarme hablando solo...

Le observó unos instantes sin entender y cuando le mordió la barbilla se apartó un poco y luego le besó también los labios, pasando la lengua por sus labios y sintiendo una mano en su cintura.

-Uh... -frunció el ceño y se siguió restregando contra su cuerpo, sintiéndose complacido tanto como al matar con los demás. Su cuerpo aún estaba lleno de sangre, al igual que el olor.

-Nyuu... -fue mirándole a los ojos- Uhu.. -le metió la mano en el abdomen rasgando. Empezó a respirar un tanto agitado y alterado, suspirando