Kill Yourself -Priv.

Se encogió de hombros y luego se lo quedó mirando fijamente, acurrucándose más entre sus brazos y cerrando los ojos mientras besaba de vez en cuando su cuello.

-COmo quieras, yo sólo quiero un poco de calor hasta que la noche termine, es todo lo que necesito... ´-pasó una mano por uno de sus muslos y luego sonrió- Justamente así me abrazabas antes...
[Voy a ver ouran+

Gill sonrió y después alzó las cejas.

-Bueno perder la memoria no me priva de seguir siendo yo mismo...-comentó empujándole hacia atrás para separarse del tronco y mirar a su alrededor, a la lejanía. Alzó un momento la vista, mirando una de las copas de los árboles y sin saber por qué sonrió un momento antes de dirigirse a él otra vez.

-Será mejor buscar una de esas posadas para ejércitos esparcidas por la ladera de la montaña. Yo también estoy cansado.

Miró hacia arriba para observar la copa del árbol y frunció el ceño, sonriendo después.

-¿Te acuerdo de la vez que te hice subir encima de uno como éste y empecé a hablarte sobre la vida y el destino? -se separó enseguida y escaló hasta lo altó con facilidad, apoyándose en unas ramas para mirar desde allí toda aquella vista que abría paso al piasaje- Es fabuloso... -comentó con una sonrisa- La cima del mundo, un lugar pequeño y a la vez grande.

Gill miró hacia arriba y se subió también, sujetándose a una de las ramas y dejándose caer sobre otra de ellas con suavidad, sentándose frente al diablo.

-Me acuerdo de los árboles-dijo sonriendo y negando con la cabeza-. De nada más. Pero no me parece un lugar indicado para pasar la noche...-dijo mirándo hacia las ramas-. Yo no quiero dormir aquí, terminarán por venirse a abajo...

Se giró unos instantes y se subió encima de su cuerpo, mirándole fijamente y luego besándole el cuello con lentitud.

-No creo, eso también lo comprobamos -dijo acomodándose mejor con aquel enorme jersey que le iba casi como un vestido- Durante bastante tiempo además -le besó la mejilla con lentitud y tras ello pasó los dedos por su mejilla, besando su pecho con cuidado y deslizando la yema de sus manos por allí- Sexy.

Gill le miró de soslayo mientras el vaivén del aire y sus labios le hacían temblar ligeramente. Pero abrió los ojos mirándole y le cogió las manos con las suyas, haciendo que se detuviese.

-Déjalo-mustió en voz baja mientras dejaba resvalar la frente por la sien del diablo-. No me parece que sea una buena idea, Griffith... Páralo ahora-le pidió con suavidad aún cogiéndole de las manos y apartándose un poco para poder verle.

Le miró unos instantes y arqueó una ceja, incrédulo, tras ello se cruzó de brazos y se levantó sin ningún esfuerzo ni complicación. La suave brisa movía el jersey, pegándolo a su cuerpo delgado.

-Vale, vale, lo he entendido -dijo mirándole desde arriba y andando hacia un extremo del árbol- Ya he parado -comentó sentándose sobre otra rama y balanceando los pies sobre la gran distancia con el suelo- No es para tanto... -se encogió de hombros y luego sonrió- Baka

Gillthanas le miró mientras se alejaba.

-No te ofendas-le dijo ladeando un poco el rostro-. Eres... muy atractivo, pero de pronto... no se, tengo reparos-comentó pasándose una mano por la frente. Chasqueó la lengua y largando un suave suspiro dejó caer la cabeza sobre las ramas, quedándose mirando hacia arriba.

-Para ti no existen los términos medios, ¿verdad? O no te separas de alguien para mantener una relación sexual completamente animal o te alejas todo lo posible del mundo.

Le observó detenidamente a los ojos y luego suspiró, fijándose en él unos momentos antes de tomar aire y pensar sobre qué contestarle a todo aquello.

-¿Atractivo? ... ¿Me has llamado... atractivo? No me lo puedo creer -dijo algo incrédulo frotándose la nuca- Supongo que tienes razón en el sentido de la compañóa -musitó balanceando sus piernas observando el cielo con los ojos soñadores- El sexo, para mí, no es importante... No me importa practicarlo o no, sólo me da un placer momentáneo que luego se me olvida -susurró observando las estrellas ocultas- Por eso, fuera de ese acto, prefiero mantenerme lejos de los demás, seguro que será mejor para todos, incluso para mí... No me gusta relacionarme con los demás... -se colgó de la rama y luego volvió a subir, jugueteando con las hojas- Oye, parece hacer menos frío.

Gill sonrió y le miró de reojo.

-Claro, es un placer momentáneo que se te olvida y por eso lo haces continuamente, para hacerlo permanente...-comentó ampliando un poco su sonrisa, incorporándose un poco y cruzando los brazos sobre el pecho.

-¿Piensas pasar toda la noche aquí arriba? En ese caso prefiero que te pegues a mí y me des un poco de charla, en voz baja. hay cosas que no tengo demasiado claras.

Le miró a los ojos unos instantes y luego suspiró, levantándose y andando nuevamente hacia él para recostarse encima de él, acurrucándose y tomando él mismo su brazos para que le rodeara, escondiendo el rostro en su pecho.

-No sé, quizá tengas reparos también que te hable -susurró haciendo que el cabello le cubriera completamente el rostro- Ahora que puedo hablar creo que me siento mejor -bromeó haciendo circulos con uno de sus dedos en el pecho de aquel hombre- Recuerdo aquella noche que te fuiste... Prácticamente me echaste de tu casa... incluso desnudo -murmuró acariciando el propio pelo blanco y largo- Me sentía perdido y a penas podía hablar a parte de maullar, por mucho que quería... y cuando estuve en el bosque parece ser que la sangre que emanaba mi cuerpo llamó a varios animales... tras ello no recuerdo nada más... me torturaron durante días enteros para que hablara, urgaron en mi mente y en mis recuerdos... -sonrió a penas y luego se acomodó mejor- ... Supongo que ahora ya no puedo decir que nadie me conoce...¿no?

-Yo sigo sin conocerte-le dijo con suavidad mirando al cielo-. Si te eché de allí seguramente fue porque me desorientaba tu forma de actuar. Todo el tiempo en un tira y afloja que jamás me quedaba claro lo que querías, porque cambiabas completamente de un día para otro y, créeme, eso obceca a cualquiera...

Gillthanas se pasó la mano por la frente de nuevo, frotándola, notando un leve dolor en el interior que había estado latiendo allí durante varias horas.

-Creo que nunca llegué a conocerte verdaderamente.

Griffith abrió los ojos a penas, viendo su cabello cayendo por en frente de ellos y observando el paisaje.

-Nadie... Nadie podrá conocerme nunca... -comentó acurrucándose más sobre él y oprimiendo sus brazos contra el cuerpo.

Relajó todos sus músculos y empezó a tranquilizarse, sintiendo el calor que el cuerpo ajeno emanaba, notando cada uno de sus músculos bajo él.

-Estoy destinado a estar solo, pero no me importa... Siempre ha sido así

-Ponte de acuerdo, Griffith... ¿Estás destinado a estar sólo o estás destinado a estar conmigo?-le preguntó con una ligera sonrisa mientras inconscientemente había comenzado a acariciar sus cabellos. Cerró los ojos un momento, pensando ya en sus propias teorías sobre aquel absurdo al que llamaban destino, pero no las nombró de nuevo.

-El hecho de que te cierres en banda a...-hizo una pausa rectificando-.. a los demás, no es nada alentadora, ¿sabes? Intento recordar por qué me pareces importante y por qué te permito sacrificarte por mí y me dices eso...

Griffith se apoyó en su pecho y luego le miró a los ojos fijamente, suspirando.

-Eso no iba en serio... Como diablo que soy, o era... o no sé, la mezcla de ahora... Sé que nunca querré a nadie, como tú como demonio porque estamos destinado a no sentir nada más que sensaciones como el orgullo, el rencor a veces... o semejante -volvió a recostarse sobre él- Te dije que no soy nadie, sólo un guerrero entre muchos que pasa desapercibido, tú y yo nunca hemos tenido ningún tipo de lazo especial -susurró observándole de nuevo con los ojos azules- Por coincidencias, nuestros caminos se cruzan... Pero seguro que un día nos separaran completamente... Nadie es para siempre -cerró los ojos unos instantes y suspiró- Tú también te cierras en bandas, como todos los demás... Así que no importa, sólo preocupate de darme suficiente calor.

-Ese es el problema actual, Griffith, que no me cierro en banda...-comentó ensimismado mirando al cielo, comprendiendo de golpe muchas cosas que enfriaron su piel y la volvieron pálida, dejándole en silencio durante un largo rato.

-Yo no soy un demonio...-masculló pensando en voz alta-. Los demonios no podemos tener hijos... y ninguna otra especie puede dar lugar a una diferente. Mi padre es humano...

En todo aquel tiempo Gillthanas no había apoyado la otra mano en el cuerpo del diablo, hubiéndose detenido en sus cabellos para apartarla.

-Por eso ahora no sé qué hacer ni pensar. ¿De verdad no puedo llegar a apreciar a nadie? Prefiero no pensar en ello...-apoyó las manos en sus hombros y lo empujó con suavidad hacia u n lado, levantándose para quedar sentado en las ramas-. Tengo que irme. Ahora tengo que encontrarle.

Se quedó a su lado con el pelo cubriéndole el rostro, para que no se viera ni una expresión de su rostro. Estiró su brazo para atraparle con fuerza y luego apretó aún más.

-Y si... no quiero... ¿que te vayas?... -cuestionó sin mirarle un segundo- Si... te prohibo que vayas... ¿entonces qué?... -se auto abrazó por las piernas aún con una mano en el brazo ajeno- Sea como sea... ahora que no podrán controlarme... te buscarán... para interrogarte y matarte -susurró cubriéndose el rostro- No te vayas... ... ... p... por ... por favor... ...

Gillthanas le miró a los ojos un instante en silencio.

-Llevo más de tres mil años escapando de demonios que tratan de matarme... Cómo va a terminar mi buena suerte ahora...-le dijo con suavidad, mirándole, alargando una mano a su rostro para acariciarle.

-Dime, ¿crees que tengo buena suerte?-le preguntó buscando algo en los ojos ajenos que sabía no encontraría, pero si debía resignarse a ser medio humano, cosa que todavía no concevía y no lo haría aún llegando a conocer a aquel hombre que era su padre, tendría las esperanzas absurdas de los absurdos humanos.

Griffith le miró a los ojos y luego apartó la mirada, dejando la mano ajena sobre su piel

-No lo sé -dijo simplemente mientras se sentaba, volviendo a levantarse- ¿A mí que me preguntas? Yo no sé nada... -se apoyó a una rama y subió un poco más, sentándose en ella- Igual harás lo que te apetezca, qué importa mi opinión? -se recostó de lado, nuevamente con el pelo en frente del rostro- Si crees... que lo que debes hacer... es irte en busca de lo que quieres... entonces ve, ya buscaré algún lugar... para quedarme... y pertenecer un tiempo...

Gill alzó la mirada para verle y después la apartó de nuevo, frunciendo el ceño.

-Comprendo. Ese es tu juego...-comentó sin mirarle, sujetándose a una de las ramas para quedarse en pie-. Pero no me interesa, estás dándome unas largas inútiles que no entiendo y no entenderé jamás-le dijo para bajarse del árbol de un salto, cayendo de pie a tierra firme. Le quedaba claro que sus propias motivaciones no le interesaban ni a él mismo, y trataba de enfrentarse a unos fantasmas que nunca se le habían aparecido.

-Adiós Griffith...-dijo con la frente arrugada, notando como el dolor de cabeza aumentaba considerablemente y echaba a andar apartándose de aquel lugar.

Griffith le miró unos instantes y siguió balanceando las piernas.

-Somo tan diferentes... ¿verdad? -sonrió a penas y luego se quedó por segundos en el mismo tiempo- Suerte con tu búsqueda... -bajó del árbol lentamente, sintiendo el frío en sus piernas y siguiéndole desde metros atrás hasta cruzar un río donde se quedó sentado encima de una roca ante el dolor de estómago que le reprendió de pronto, empezando a maullar como anteriormente había hecho, frotándose una oreja y comiéndose un pez crudo mientras empezaba a correr de árbol en árbol al costado de Gillthanas, jugueteando con hojas y pájaros, destrozando casi todo a su paso- Miiiiiau~~~

El demonio se apartó del mundo en que vivía en una muerte perpetua e inquebrantable para dejar que su mente muriese y se quedase en blanco. No había entendido nada desde un principio, y aquella desorientación que había tratado de disimular le cegó a última hora haciendo que perdiese el conocimiento.

Su cuerpo quedó envuelto en el fuego azul que solía invocar para sus oraciones y desapareció de aquel lugar, buscando una oscuridad absoluta en la que enterrarse y perecer.