Kill Yourself -Priv.

Griffith le observó unos instantes y se dejó caer desde la roca, cayendo a cuatro patas y luego yendo hacia Gillthanas para observarle unos instantes y trepar por su cuerpo para ponerse en pie, con el cuerpo y cabello aún con tonos rojizos.
-Nyu... -miró su propio cuerpo desnudo y volvió a levantar los ojos como pensando, andando un poco y deteniéndose de nuevo al ver más o menos ciertas intenciones del demonio.

No es que no confiara con él , sino que, en esos momentos, ir al infierno no era lo mejor para ninguno de los dos.


-....

Gillthanas le dio la espalda de nuevo al ver que se había acercado a él, quizás con el ánimo de seguirle, y siguió caminando a través de los árboles. No se veían otros demonios al rededor custodiando entradas al infierno, ni tampoco podía sentir la presencia de nunguna de aquellas puertas excepcionales por lo que dejó de buscar y se detuvo, volviéndose de nuevo hacia el diablo.

Fuera como fuera, el demonio había llevado todo aquel tiempo evitando a los que parecían ir a por él con muy buenos resultados, hasta había podido pasar desapercivido sin demasiado esfuerzo, yendo a lugares que había estudiado previamente para no ser cazado aunque no tuvieran ninguna prueva contra él. De aquello sí se acordaba.

Al rededor de él, a sus pies, un círculo de fueg azul comenzó a arder tenuemente, susurrante y maldito mientras Gillthanas miraba a aquella criatura empapada en sangre y alargaba una mano hacia ella ofreciéndosela.

Griffith permanecía sentado en un rincón observando cada movimiento, oyendo la brisa de la noche pegada a su oído, temblando levemente ante aquello y saltando cual felino al ver aquella mano con olor a sangre, mordiéndola con fuerza y clavando los colmillos, como su instinto indicaba, haciendo crujir los huesos para luego soltarse al ver qué acto estaba cometiendo, fijándose en el árduo fuego que empeza a darle demasiado calor.

Se asustó, por así decirlo y retrocedió hasta topar con una sombra desconocida, erizándose y maullando amenazante.


-Grrr...

El demonio se miró la mano que sangraba, hasta el flujo se cortó y la herida cicatrizó rápidiamente, no quedando marca alguna de los dientes de aquella criatura rajándole la piel. Su cuerpo compenzó a desintegrarse poco a poco, como adquiriendo una translucidez al otro lado de la suave cortina de fuego azul que bailaba a sus órdenes.

-Yo me voy...-anunció con voz encandilante mientras le miraba-. ¿No vas a venir?

Se acercó lentamente tras ver que con aquello que había chocado era una piedra y fue hasta donde Gillthanas, mirándole fijamente sin saber que hacer y luego acurrucándose a su lado como un pequeño perro, mirándose desde el suelo apretado contra su pierna con afición, maullando desde la garganta y mirando a su alrededor, sintiéndose completamente extraño.

El fuego les envolvió y les hizo desaparecer. El aire se volvió diferente y la oscuridad se hizo con el cielo, clausurándolo y haciendo que ambos apareciesen en una de las cavernas que circulaban en el interior de la tierra. A lo lejos se oían los murmullos y llamadas de socorro sin ser escuchadas de las almas atrapadas en el fuego eterno, y Gillthanas se encontró solo allí tan sólo acompañado de aquella criatura.

Le miró un instante y después, moviendo una mano sobre una de las paredes de piedra, hizo aparecer una puerta que daba acceso a una fantasiosa habitación que antes no estaba allí.

Griffith se quedó quieto unos instantes mirando a su alrededor. Al tener todos los sentidos mucho más desarrollados aquellos gritos parecían perforarle la mente, razón por la cual no parecía tener un rostro muy amigable mientras intentaba cersionarse de donde estaba.
Se levantó del suelo donde yacía y luego observó los ojos de Gillthanas, viendo la aparición de una nueva habitación donde no dudo ir corriendo, desnudo como iba, adentrándose en ella y jugueteando con una pequeña bola de hierro que había en el suelo y en la cual intentaba hincar el diente fuera como fuese.

-Uuuuuh

Gill le sigió con el ceño fruncido. Cerró la puerta tras él y permaneció en silencio, observándole.

-Tu no eras así-comentó pensando en voz alta mientras daba un par de pasos a un lado sin quitarle el ojo de encima-. Puedo saber que no eras así. ¿Qué utilidad tiene que estés en estas condiciones?-preguntó señalándole con una mano como si estuviese hablando con un ente invisible a su lado. Se giró hacia la puerta y pasando una mano por delante hizo que por fuera no se viese nada.

Se acurrucó lentamente en el suelo jugueteando con la bola y luego se levantó, poniéndose en pie y mirando su propio cuerpo desnudo y luego a Gillthanas vestido, abrazándole y besándole lentamene los labios como momentos anteriores.

-Nyutanas? -musitó soonriendo y colgándose en sus brazos, no sabiendo qué le estaba diciendo- Nyu-ta-nas -dijo más alegre dando saltitos, mordiendo un trozo de madera salido de la pared y sonriendo- Uuuuuhh!!!

Gill se dirigió a él y le sujetó por el brazo, obligándole a estarse quieto para que le prestase atención.

-Gillthanas-corrigió él con voz clara y alta-. Sabes hablar, estás hablando. Dilo bien...-le dijo a pesar de notarse hablando solo. No tenía problemas de perder el tiempo si eso era lo que significaba tratar de que un intento de vampiro hablase si no conocía nada de aquello, pero al menos había dado un paso importante.

Le observó fijamente y no entiendo nada más que su nombre así que abrió la boca y le besó de nuevo, sonriendo, mirando cómo le tomaba del brazo.

-Yiutanas -sususrró divertido, tomándole de la mano y luego tirando levemente de ella- Yiutanas! Yiutanas! -susurró mordiendo su labio inferior y abrazándole- Yiltanas! -dijo perfectamente para luego correr hacia la cama y tirarse, enredándose con las mantas hasta tal punto que no podía deshacerse de ellas- Grooooa

Gill le siguió con la mirada y arrugó levemente la frente.

-Sabes decirlo. Si no lo supueras no te acercarías tanto a él...-murmuró acercándose un par de pasos a la cama pero deteniéndose. Le miró de reojo, estudiándole atentamente mientras escuchaba voces y sonidos de pasos por el pasillo, yendo y viniendo y pasando de largo. Se acercó a una de las columnas ignorando los ruidos y se apoyó contra ella, mirándole aún.

-Dilo bien. Seguro que te viene algo a la cabeza si lo haces...-comentó pensando en voz alta, pasándose una mano por la barbilla mientras trataba de buscar el origen de aquellos pensamientos repentinos.

Oía el ir y venir de distintos seres fuera de aquella habitación y eso le iba inquietando por momentos. Se mordió el labio inferior ante un escalofrío de mal presentimiento y luego suspiró.

-U... -se puso a cuatro patas y luego fue poco a poco hacia él, mirándole a los ojos fijamente- Gillthanas... -dijo de pronto profundamente con sus ojos como un diablo cualquiera- Giltha... -sintió un dolor punzante en su abdomen y cayó al suelo, volviendo a maullar y a clavar las garras en el suelo como si todo su interior ardiera- ¡¡¡!!!

Al demonio le sorprendió más su reacción que escuchar su nombre. Acercó una mano hacia él pero antes de llegar a tocarle vaciló un momento, mirándole con recelo. Echó una ojeada a la puerta sellada y después se arrodió ante él, mirándole.

-Qué te pasa...-le preguntó atreviéndose a posarle la mano en el homóplato y palparle a penas-. Griffith...-pronunció mordiéndose el labio con rabia, notando como imagenes nítidas y frases enteras venían de golpe pero se iban igual de rápido cuando trataba de aferrarse a ellas.

A Griffith le surfieron aquellos colmillos enormes y los ojos inyectados en sangre con la pupila afilada. Se aferró al estómago y luego maullo de dolor, mirando a Gillthanas fijamente y gimiendo, no udiendo evitar sollozar hasta el punto de llorar.
Se aferró a su amigo y le miró, acurrucándose en él, clavando parte de las garras sin querer.

-Uuuugh... -le miró fijamente y luego se mordió el mismo para no dañar a Gillthanas, sintiendo un horrible malestar en todo su cuerpo- Me encuentro mal... -dijo por primera vez completamente claro, golpeando el suelo-Uuuuh...

Gillthanas abrió mucho los ojos y entreabrió los labios para decir algo pero se cayó. Extrañado consigo mismo posó aquella misma mano en la nuca del diablo y comenzó a pasarle la otra con suavidad por el rostro y los cabellos, acariciándole y tratando de resultar reconfortante de alguna manera.

-Tu siempre te encuentras mal...-comentó sin pensar en sus palabras, soltándolas tal cual le habían venido a la cabeza, esforzándose por aferrar aquellos nuevos conceptos antes de que se le escapasen-. Siempre te duele algo, y siempre estás herido... Eres una calamidad...

Griffith le miró fijamente y luego se acercó lentamente para aferrarse a él, buscando la calma. Como más intentaba recordar más le dolía todo así que se rindió, con algunas lágrimas en sus ojos y tras ello sollozó como un niño, acurrucándose a su lado y suspirando, intentando no decaer del todo y soportando el dolor más árduo.

-GIllthanas... -cuando volvió a pronunciar su nombre sus ojos se cerraron con fuerza y gritó nuevamente de dolor, aferrándose a su cuerpo y llorando con más fuerza, besando los labios del mayor- Uuuguh

El demonio le tomó el rostro con ambas manos y le obligó a separarse un poco de él, con suavidad.

-Está bien, no lo digas más...-le pidió aún desorientado, pareciéndole que estaba más cerca pero deteniéndose para no perder lo que posiblemente ya tenía. Se dejó caer al suelo, sentándose, y se separó del diablo echándose hacia atrás, mirándole mientras su respiración se agitaba un poco. También recordaba que nunca tenía remedio para lo que le ocurría a Griffith, y solía desesperarse con frecuencia por no ser capaz de solucionárselo. Aquella vez, por supuesto, no era una excepción.

Griffith respiraba de forma entrecortada, entre medios jadeos de dolor, gateando por el suelo para subir encima del cuerpo de Gillthanas y abrazarle fuerte, pegando sus labios en el oido del pequeño.

-Aquí... aquí... aquí... -repitió varias veces, aguantando el dolor ensu mente- Aquí no estás seguro... -susurró a penas- Te buscan... a ti... a... ngh... -escondió el rostro en su cuello, volviendo a respirar profundo- Escucha... tienes que irte... separarte ... de mí... -le miró a los ojos y le acarició la mejilla- Vamos... imbécil... si te quedas... aquí... te van a coger... -cerró los ojos tragando saliva y luego se encogió sobre si mismo- Miau....

Gill parpadeó un instante, mirándole y tocándole la garganta con la yema de los dedos.

-Lo se...-comentó como si fuera algo relevante-. Pero lo tengo controlado... ¿por qué te duele ahora?-le preguntó notando que podría intercambiar alguna palabra con él, algo aprovechable que quizás le sirviera. De todos modos, dijese lo que le dijese, le seguía pareciendo un completo desconocido que acababa de conocer a penas hacía una hora.

Miró hacia la puerta y esta se abrió, dejando ver a un demonio que se detuvo en el umbral, observándoles a ambos. Aunque por suerte era un demonio que poca constancia tenía sobre los escabrosos asuntos del infierno. Frunció el ceño y después de mirar a Gillthanas se detuvo en aquella curiosa criatura.

-¿Qué es eso?-le preguntó sin moverse de su posición.

Gillthanas alzó una mano hacia él sin parpadear, aún confundido por todo aquello.

-Cierra la puerta-le pidió moviendo la mano hacia él.

Griffith acalló toda su voz al ver a aquel demonio y se puso a sollozar como un gato encima de aquel cuerpo, escondiéndose en su regazoo mientras se dedicaba a lamer la propia herida que se había causado en el brazo, buscando el confor de aquel enorme cuerpo que era casi el doble que el suyo, restregándose lentamente para buscar el calor.

Levantó sus ojos ante el desconocido y posiblemente Gillthanas notó como las uñas de Griffith se afilaban como cuchillas y sus colmillos tomaban dimensiones grandes y fuertes.

-Ngh... -se fue a levantar para atacar, rabioso.

Gill le miró quejándose en silencio, tomándole por las muñecas para separar las manos del diablo de su cuerpo y después volvió a mirar al recién llegado. Este cerró la puerta a su paso, despacio, aún con el ceño fruncido y después de pensárselo un momento se acercó a ellos.

-¿Te has encontrado un animalillo desvalido en el bosque y has decidido traértelo?-preguntó mirando a Griffith, alargando una mano hacia él para tomarle de la mandíbula y hacer que volviese la cara, contemplándole de forma escrupulosa-. No sabes cuidar de tí mismo, cómo vas a cuidar a una mascota...

Griffith se lo quedó mirando y ante aquel toque, al no poder mover las manos, clavó los colmillos con fuerza en su mano, casi perforándola y luego apartándose, mirándole no muy contento por ello, como si fuera una amenaza. Se deshizo del agarre de Gillthanas y luego frunció el ceño, a punto de tirarse a su cuello con las garras afiladas como cuchillas.


-Grrr.... -bajó del cuerpo del demonio y le miró fijamente, a cuatro patas con decisión de ponerse en pie y saltar encima- ...

Gill miró al diablo un instante y alargó una mano a su hombro, tocándole con la yema de los dedos y después subiendo a su mejilla, sonriendo.

-Me lo encontré, si. Pero me parece que ya le conocí ante. ¿Tu no puedes arreglar algo del borrado de memoria de los demonios?-le preguntó volviéndose hacia él.

El otro demonio arrugó la frente y negó con la caebeza.

-Es irreversible-contestó encogiéndose de hombros sin quitarle el ojo de encima a aquella criatura-. ¿Acaso te acuerdas de todas las cosas que te borraron en los tres mil años que tienes?-le preguntó echándose suavemente hacia atrás-. Apesta a diablo.

Miró a Gillthanas y luego al muchacho, intentando tranquilizarse al sentir aquella mano sobre él. Suavemente se volvió a recostar en su regazo, respirando cerca de su cuello intentando dormir, como si momentos antes no hubiera dicho nada, o, al menos, no parecía recordarlo.
Todo aquel dolor iba desapareciendo al instante que iba también olvidando.
Sonrió con el pelo esparcido por su rostro y abrazó a Gillthanas en busca del calor que tanto quería, arrugando antes la nariz y poniendo cara de asco ante un olor provinente del exterior.

-Ñus! -estornudó entonces, frotándose la nariz con la mano y sentándose sobre el vientre del demonio, mirando a su alrededor en busca de algo.