Kill Yourself -Priv.

El demonio se puso en pie y con el su compañero. Ambos miraron al diablo en el suelo y después Gill se dirigió al otro, casi mirándole de forma suplicante.

-Entonces no hay nada que hacer ¿Es eso lo que me quieres decir?-le preguntó separándose de ellos un par de metros para tratar de pensar en ello.

-Olvida que le has conocido anteriormente y conócelo de nuevo. Yo es lo que hago, olvidarme de lo que viví con anterioridad para hacerlo de nuevo. En serio, no tiene remedio...-comentó el otro pasando la vista un instante por el diablo-. ¿Pero sabes? Me parece que está bajo los eflubios de algún conjuro o mala arte...-comentó mirándole de forma observadora un instante-. Es un diablo, pero...

Les miró sin decir nada, completamente en silencio, acurrucado en el suelo hasta que decidió moverse un poco y andar hacia donde Gillthanas, pegándose a su cuerpo nuevamente, donde se sentía seguro.
Era difícil pensar que aquel mismo ser era aquel quien horas antes estaba encima de un castillo de 100 cadáveres lleno de sangre. Sonrió nuevamente y subió por su cuerpo, enganchándose como un koala.

-Nyutanas -musitó de nuevo jugueteando con su pelo y mirando a su amigo fijamente, escuchando una voz de repente en su cabeza que le hizo caer al suelo de golpe, estremeciéndole- Uh? -miró a ambos seres, esos dolores nuevamente le atacaban al intentar pensar y se hacía más fuerte, pero intentaba aguantar, luchando contra ellos por segunda vez, intentando liberarse- Malditos... Malditos... -dijo con su voz de siempre, clavando las garras en el suelo- Dejadme... aj...

El demonio amigo de Gillthanas observó el comportamiento de Griffith y después miró hacia la puerta.

-No te lo has currado demasiado-le dijo señalándole la puerta. Desde fuera se ve que hay algo tapando. Resulta tan raro que hasta a mi me picó la curiosidad.

Gill se volvió hacia Griffith y extendió una mano hacia él, cogiéndole una para tirar con suavidad de él.

-Está bien, Griff. Los que nos buscan están aquí, en el infierno, pero es un buen escondite-comentó sonriéndole con suavidad-. ¿Cómo pensar que la presa vuelve a donde más expuesto está ante el peligro? No nos buscarán aquí abajo.

Le observó fijamente a los ojos y luego apretó los labios. No quería estar en ese estado, no quería seguir de aquella forma tan decadente. Se aferró a los brazos ajenos con fuerza, sacando las garras para autoclavarselas sin decir nada, sólo oprimiendo sus músculos en aquella carne.

-He dicho que no... -comentó sudando y con las venas remarcadas contra su cuerpo- OS ODIO... maldita sea! -echó a llorar pero esta vez era diferente, sus lágrimas eran sangre espesa que se diluía por su rostro. Se quedó sin respiración unos momentos y luego suspiró, abriendo sus ojos azules como el cielo y mirando a su alrededor, sintiendo que no tenía los mismos instintos pero conservaba las garras y los colmillos- Ah... Ah... -respiraba agitado y movió un poco el cuerpo, mirando a Gillthanas fijamente y acariciando su mejilla, sonriendo- Creo... que... al final... estaremos predestinados... -musitó agachando la cabeza intentando tener una respiración normal- Ah... Ah...

Gillthanas le miró fijamente a los ojos como si buscase algo y le cogió aquella mano, con tranquilidad, como si quisiera traspasarle un poco de cordura y sosiego.

-El destino no existe...-comentó despacio para esbozar lentamente una media sonrisa y mirar al otro demonio-. Llévatelo. Si no quiere estar aquí... es mejor no aguantarle cuando se pone histérico..-comentó acecándose a él y llevándose a Griffith consigo, intercambiando una mirada con él-. Yo no puedo moverme con tanta libertad, pero tu puedes guiarlo hacia una salida segura. Cometí un error al bajarle.

Grifith se soltó de aquellos brazos con un empujón, sin dañarle con las garras y luego le miró a los ojos.

-No lo entiendes, Gillthanas. Tenemos un problema -murmuró aún con el aliento entrecortado- Te buscan a ti... A ti... porque creen que tu padre... es un traidor... -musitó mirándole a los ojos- Y que tú sabes donde está y estás de su parte. Me cogieron a mí porque estaba débil... aquella noche.. -tosió un momento- Porque vieron que estábamos juntos... -se acercó al hombre, mirándole a los ojos- No puedes quedarte aquí... no quiero, no te dejo.

Gill le miró un momento sin parpadear, impávido. No podía contestar a aquello porque no le encontraba el sentido por ninguna parte.

-¿Padre?-le preguntó incrédulo como si aquello fuese un completo absurdo, aunque él mismo creyese en aquella posible existencia. Arrugó la frente y miró a su amigo pero este negó con la cabeza y lo empujó hacia Griffith. Por lo poco que pudo oír de aquella conversación le valió para saber que no se estaba enterando de nada, no sabía nada del tema y por tanto ni se planteaba estar de parte de nadie por lo que abandonó de inmediato el cuarto.

-Largaos de una vez-les dijo antes de salir-. No quiero problemas.

Gill le miró un momento para volverse después hacia el diablo. A penas le tocó un poco para hacer que ambos desapareciesen de allí y aterrizasen en una colina bastante lejana.

Griffith le miró fijamente a los ojos. Sus orbes seguían gatunas y poseía las garras y los colmillos, algo que indicaba que no podía controlar cuándo podía estar consciente o no.

-Escucha, Gil... -musitó mirando lo alto del cielo- Te parecerá una locura, pero es así... Yo no se nada de ti pero hurgaron en mi mente todo lo que pudieron y al no dejarles entrar me hicieron olvidar casi todo y convertirme en un ghoul -comentó acercándose a él- Pero tu mirada, tu calor... Me hicieron reaccionar a tiempo -le miró a los ojos, apartando entonces aquel seguimiento- Pero eso no viene a cuento.. La cosa es que quieren matarte a ti y también a tu padre.

Miró su propio cuerpo desnudo y suspiró.

-¿Tienes algo de ropa?...

Gillthanas le escuchó pacientemente, aún sin comprender demasiado. Quizás Griffith si pudiera recordarle, y eso no hacía más que aumentar su desesperación pues ahora estaba en lo cierto de que había algo de lo que acordarse.

No comentó nada sobre su padre. Tanto tiempo buscando a un desconocido al final resultaba que si existía, pero lejos de parecer inoportuno por preguntarle por él antes de por lo que le habían hecho prefirió no abrir la boca. Si tendrían que hablar lo harían con calma, largo y tendido.
Observó su cuerpo desnudo un momento y después se miró a sí mismo. No tenía demasiado que ofrecerle, salvo su camisa azul marino, holgada y suave, sin botones, que se quitó por la cabeza y se la puso él mismo. Era lo suficiente larga como para cubrirle lo justo y necesario, incluso le quedaba enorme.

Se apartó un poco, rascándose el estómago ahora desnudo y le miró frunciendo el ceño levemente. Se había sentido extraño hablando con una criatura que no conocía el habla y ahora él era la criatura, sin poder recordarle de forma nítida.

-Los pantanlones no te los doy-aclaró negando con la cabeza.

Le miró fijamente durante largos minutos y luego se acercó a él.

-¿No te preocupa? -frunció el ceño ante un dolor punzante en su cabeza y luego miró su propia ropa- Esto parece que me esté taladrando la mente... -apretó los labios y luego, cunado sintió que el dolor disminuía contempló a Gillthanas en todo su esplendor- Eres extraño, no has cambiado... Pero recuerdo la pasada noche de sexo... obseso, te aprovechas de un pequeño ser indefenso -dijo frunciendo el ceño- No estaría mal que como castigo te quedaras sin pantalones -miró entonces la ropa que llevaba él mismo y suspiró- De todas formas, gracias por esto.


Se sentó en una roca, contemplando a su acompañante.

-Por cierto... ¿Qué haremos ahora?

-Empezaste tu-alegó en su defensa recordando aquella noche. Arrugó un moemnto la frente, apartando la mirada y apoyándose en la roca también-. Tu te acuerdas de todo, pero yo no. Sólo te salva que te note tan cercano...

Nunca se había esforzado en recordar nada de lo que le habían borrado, porque no le parecía importante. A él, que se preocupaba únicamente de vivir lo que tenía en momento entre manos.

-Claro que me preocupa-dijo soltando el aire en un suspiro-. Pero yo no soy estratega, ni si quiera me preocupo por seguir un plan de supervivencia. Tu estás exponiéndote a un peligro que no te corresponde-le dijo mirándole de reojo un momento-. No tienes que ayudarme.

Sonrió a penas y luego le guiñó a veces.

-No sé. Supongo que en ocasiones actuamos de forma irracional, incluso los demonios... -apretó su abdomen ante el dolor que resurgía y luego frunció el ceño- Creo que mi cuerpo pide sangre.. -se estiró un poco, mirando la luna y olfateando a ver si sentía algúna presencia de un ser vivo, aunque no tardó demasiado en comerse uno de los conejos que correteaban por allí- Um... Con esto puedo estar tranquilo unas horas -susurró volviendo a contemplar a Gillthanas- Como decía... Yo tampoco sé por qué te ayudo.

GIll alzó la vista hacia él y la bajó unos momentos a sus manos, contemplándolas mientras pensaba en todo aquello.

-Será que tienes mucho tiempo libre que perder-contestó volviendo a mirarle a los ojos, cruzado de brazos apoyado en aquella roca-. Pero también recuerdo que nua vez dijiste que me querías. ¿Fue verdad o ya estoy desvariando y mezclando cosas que no debo?-le preguntó con suavidad mientras el aire le refrescaba la cara.

Sonrió tras mirarle a los ojos y se encogió de hombros.

-No lo sé, de eso no me acuerdo yo -comentó sentándose mejor en una roca y luego smirando hacia el cielo fijamente- El pasado, pasado está ¿no? Tú ahora a penas recuerdas nada, no creo que eso deba importar demasiado -balanceó sus piernas en aquel lugar y echó a cantar, jugueteando con su propio pelo, dejando la brisa que moviera las hojas de los árboles.

Gill se volvió hacia él un momento, sin variar su expresión, y después volvió la vista al frente.

-Ya-masculló separándose de la roca no del todo convencido, saliendo de la arboleda a pocos metros y quedándose mirando al vacío negro y nocturno que se extendía ante él. No quedaba nada allá lejos, ni una luz amenazante si quiera, pero ahora que veía más cercana la posibilidad de tener un padre a ciencia cierta se veía debilitado- ¿Recuerdas tan sólo lo que te conviene?-comentó desde allí de espaldas a él mirando hacia los valles emergidos en la oscuridad de la noche-. Yo lo recuerdo de forma nítida, tu quizás no porque no lo decías en serio-comentó esbozando una sonrisa.

Griffith apartó la mirada y luego suspiró.

-Sólo recuerdo lo que es lo mejor para ambos -comentó dirigiendo sus ojos con la pupila de gato de arriba a abajo- Como tú, lo que te interesa ¿no? Aunque me planteo por qué te interesa tanto algo así... -se acercó a él, quedando pecho contra pecho- ¿Te intereso? -cuestionó con una pequeña sonrisa- Mmmmm... Qué divertido eres -le tomó de la cintura y luego apoyó la cabeza en su hombro- Deja ese tema ya...

-Yo quiero recordarlo todo-le dijo mirándole a los ojos-. Porque creo que eras importante pero ahora no me lo parece, y quería recuperar eso. ¿Te molesta que lo haga?-le preguntó arrugando la grente amargamente separándose un poco, volviendo de nuevo la mirada hacia la lejanía-. No puedo recordarlo, así que si, lo dejo.

El demonio resopló agotado por todo aquel esfuerzo mental y se pasó una mano por la frente, frotándosela y dejando caerse de costado sobre el tronco de un árbol. Que quisieran matarle no le preocupaba, tenía cosas más importantes en la cabeza.

-¿Le conoces?-masculló en voz baja refiriéndose a aquel hombre que decían era su padre.

Negó con la cabeza y luego observó a Gillthanas.

-Ni tan siquiera sé cómo es de físico... -suspiró nuevamente y tomó una piedra para tirarla lo máximo de lejos posible, repitiendo el proceso 4 veces más y se recostó encima de Gillthanas sin pedir permiso- Antes, a veces, aunque te pasabas al principio la mayoría del tiempo insultándome, a medida que pasó el tiempo te volviste un tanto más blando conmigo... -dijo de pronto- No era algo exagerado pero digamos que... no estaba mal ... -se encogió de hombros y sonrió- Me gustaba despertarme y verte a mi lado o cuando tenía frío por las noches me dieras tu calor...

Pensar en ello y verse a sí mismo en aquel papel le parecía lo más absurdo y descabellado que pudiera pasársele por la cabeza, pero sin embargo no era imposible de inmaginar. Podía verse a sí mismo de aquel modo y aunque fuera extraño no le parecía imposible completamente. Le miró de reojo un momento, entreabriendo los labios y dejando escapar un poco de aire.

-De eso no me acuerdo yo-comentó apoyando la cabeza en el tronco del árbol, sonriendo un poco-. ¿Te dije yo a ti alguna vez que te quería?-le preguntó, notándose extraño por preguntarle cosas así a un completo desconocido que era de lo que se trataba en aquellos momentos.

Se encogió de hombros y luego miró el cielo.

-Realmente... no me acuerdo, siempre hablabas con tonos bastante irónicos así que si lo dijiste lo pasé por alto, pero, conociéndote, seguro que no fue así -sonrió a penas y luego miró fijamente el cielo oscuro que reinaba en aquel lugar- Es divertido verte así, sin recordar nada... pero como he dicho mi paso por tu vida no tiene importancia, en serio... Estar o no, no cambiaría nada, soy uno más-

Gill se separó un poco de él para tan sólo apoyar la espalda en el tronco y poder verle de frente, un instante en silencio.

-Tu crees en el destino. ¿Si realmente solo estuvieras de paso como otro cualquiera, en serio crees que estarías aquí ahora, sintiendo yo la adversión que siento incluso por el resto de demonios aún más por diablos?-le preguntó-. ¿Me volvería loco tratando de recuperar unos recuerdos que jamás volveré a tener porque creo que eran importantes? Me parece que no.

Se pasó una mano por la nuca, apartándose el pelo y frotando la piel caliente y algo dolorida.

-De acuerdo, voy a creerte-le dijo finalmente mirándole de reojo para alzar la vista a él y mirarle con fijeza-. ¿Dónde estás entonces situado?

Se encogió de hombros y le miró, como dijo una vez Gillthanas eran un demonio y un diablo que nunca sentirían nada más allá de un apego temporal que se terminaría diluyendo con el tiempo.
Le contempló de reojo ante la pregunta y frunció el ceño.

-¿Dónde estoy situado?... ¿Te refieres donde he estado este tiempo? ... -dijo sin terminar de entender- Si es eso, pues.. vagando alimentándome de seres vivos, sin más, nunca he tenido un lugar donde dormir, realmente.

Gill rio un momento agachando la cabeza y después le miró.

-No. Dónde te situa la vida en la mia. Si no ha habido nada anteriormente de lo que deba tener constancia quiero saber lo que eres ahora. Por qué me ayudas. No es por perder el tiempo... ¿verdad?-le preguntó ladeando un poco la cabeza.

Chasqueó con suavidad la lengua y volvió a mirar a lo lejos, al suelo.

-En fin, no importa. Supongo que hablo de ello por culpa... por culpa de ese padre que tengo...

Sonrió a penas y luego le acarició la mejilla, acurrucándose como una bola encima de él pues al ser de noche e ir casi sin ropa su cuerpo se iba helando por momentos ahora que noe staban en el infierno.

-Mmmm... debo de hacerlo porque soy masoca... -fue hasta sus labios y los besó lentamente, apoyando frente contra frente- O algo así -le tocó la nariz con un dedo y escondió el rostro entre su cuello y hombro, cerrando los ojos- O quizá porque me gusta dormir encima tuyo, eres bastante cómodo y cálido...

-¿En serio?-comentó alzando las manos y apoyándolas en los hombros del diablo, dejando resvalar los dedos por sus brazos cubierto con la camisa para después pasarle las manos por la espalda y estrecharle contra él. Aquello sí le resultaba familiar.

-No se me ocurre nada para decir ahora...-comentó apoyando la sien en sus cabellos y oliéndolos un momento-. Es lo malo de no recordar nada, no se que temas de conversación tenía contigo. ¿Nos vamos al amparo de alguna pared?