Esperando

¿Como había llegado aquí? y con que fin, paseaba al borde de aquella caída libre con el aire en mi contra queriendome hacer caer al vació, si no fuera por mis alas ya habría perdido el equilibrio.

-Me siento sola-susurre al viento-no es justo-había discutido con mi hermana, y eso me hundí siempre en la mas absoluta miseria.

Me quede allí mirando la lejanía, perdiendo la consciencia del tiempo e ignorando los sonidos a mi alrededor, en ese estado, como tantas otras veces pensé en el y susurre su nombre para que el viento lo alejara de mi.

-Gillthanas-paladee cada silaba de aquel nombre y sonreí, solo pronunciarlo me animaba-si me quedara aquí siempre, puede que un día le viera pasar-dije mirando aquel cielo

Pero Gill no andaba tan lejos. Aquel sentido extra con el que se les dotaba a los demonios que recolectaban almas le había llevado hasta aquel precipicio, y acercándose a lo que parecía ser un ángel se paró tras Azrael a escasos metros a su espalda.

Gill afiló la vista sobre aquella niña que ya conocía y arrugó suavemente el ceño mientras parte de su cuerpo parecía estar aún en sombras y niebla.

-Los suicidas van al infierno...-comentó desde allí atrás ladeando un poco el rostro mientras la veía y miraba sus alas.

Tanta era mi ensoñación, que me pareció escuchar su voz tras de mi, tan clara y real que las lágrimas comenzaros a humedecer mis ojos, me gire para marcharme de aquel lugar pero una ráfaga de viento me golpeo en ese preciso instante haciendo me perder el equilibrio finalmente, me balancee en aquel borde del precipicio durante unos instantes que me parecieron eternos mientras le observaba con una expresión de terror y sorpresa entremezclada.

-Me..me caigoo-grite al tiempo que perdía pie y comenzaba a precipitarme hacia el vació con un grito.

No pensé en mis alas, no podía pensar mas que en el, le había visto y ahora me caía al vació, donde mis huesos reventarían contra el suelo y moriría.

Al menos no había sido un suicidio, no iría al infierno como decía el

Gillthanas no dio ni un paso. Alzó tan sólo una mano y creando una ilusión de falsa realidad el tiempo retrocedió de forma lenta y suave. Era como un visto y no visto en el que de pronto veías el puñal viniendo hacia ti y de pronto todavía estaba muy lejos. Sabías así lo que ocurriría pero como si jamás lo hubieras vivido, ni saber como, vivías una nueva realidad.

Cuando regresó a la chica al borde del acantilado acercó una mano a ella y la sujetó con suavidad pero firmemente, tirando de ella hacia el interior.

-No lo hagas-le dijo como un mal sueño, como un fantasma translúcido venido de una vida anterior para retirarla de la muerte y hablarle como si fuera la primera vez que la veía.

Tan pronto me encontraba cayendo por aquel precipicio, sin poder pensar en hacer nada para salvar mi vida, como me encontraba de nuevo arriba con Gill sujetando mi mano y tirando de ella hacia si mientras me decía que no lo hiciera....

Su piel era cálida y agradable al tacto, le mire sin creer que estaba allí y no pude evitar abrazarle y comenzar a llorar como una niña pequeña y asustada, no lloraba por el miedo de haber estado a punto de matarme, si no por que estaba feliz de haberle visto de nuevo y por que me sentía sola, muy sola después de todo.

-Te extrañe-dije en un sollozo contra su pecho-te extrañe mucho durante este tiempo-me daba igual mostrarme débil, quería ser sincera conmigo misma y de paso con el, aun que nunca podría contarle todas las cosas que me atormentaban-Gill-su nombre completo la frase entre lágrimas y mis brazos le rodearon con mas fuerza no queriendo separarse de el.

Gillthanas bajó un momento la mirada para verla, manteniéndose firme y duro sobre sus piernas sin moverse lo más mínimo para ladear un poco el rostro. Sus movimients lentos y precisos, calmados, trataban de contagiar una tranquilidad por una situación que pudiera ser crispante pero en la que el demonio seguía con la mente fría y serena.

-Ya, ya está...-le dijo pausadamente dándole unos golpecitos en la cabeza, con suavidad, para después dejar resbalar los dedos por sus cabellos rubios-. ¿Qué hacias aquí, Azrael?-le preguntó tratando de verle la cara-. Ah pasado algo, ¿verdad?

Aquella caricia acompañada de esas palabras tranquilas fue como un sedante para mi, poco a poco deje de llorar y restregue mis ojos con la manga de mi tunica para secarlos, pero no le mire, seguí allí, con la frente apoyada sobre el.

-Discutí con mi hermana-dije de manera vacía-me dijo cosa muy feas y me pego un tortazo cuando intente defenderme de sus acusaciones-la voz me tembló y mi mano fue instintivamente a la mejilla en cuestión-asi que me escape otra vez.

Me sentía bien junto a el, me proporcionaban una calma extraña su calor y aroma, mientras que el tacto de sus manos sobre mi cabello me hacia sentir como una niña entre los brazos de su padre.

-Vine aquí a pasear-suspire-necesitaba estar sola...bueno realmente no-mi voz se quebró de nuevo-bastante sola estoy ya normalmente, solo....necesitaba desahogarme y pensar-pensar en ti dijo mi subconsciente-para calmarme un poco.

Gillthanas la miró un instante y después echó una ojeada a aquella caída libre, volviendo a tomarla de la mano para alejarla más del acantilado, acercándola a los árboles.

-¿Puedes contarme por qué discutisteis?-le preguntó sentándose sobre una roca sin soltarla, invitándola a sentarse también para que se fuera sosegando poco a poco. Le habría preguntado de qué la había acusado, pero no lo hizo. Los años le habían afianzado en que las preguntas directas sobre detalles muy puntuales causaban una reacción arbitraria y reacia en las personas, de modo que tan sólo formuló una pregunta trascendental para demostrarle un interés que podría ser falso, aunque no dio muestras de ello, por una situación evidentemente crítica para la muchacha.

Deje que me alejara de aquel precipicio cogida de la mano y acepte su ofrecimiento de sentarme junto a el en aquella roca.

Pensé largo rato como había comenzado aquella pelea y ahora me parecía mas absurda incluso que antes.

-Todo comenzó cuando regrese de mi semana de estudio, hice los examenes a lo que había faltado y casi no tenia contacto con mis hermanos-agache la cabeza-aun que eso ya era habitual, entonces un día entro en mi cuarto furiosa y comenzo a acusarme de tener tratos "especiales" con Siel-suspire apenada-me llamo pecadora y dijo que ya estaría condenada si mi hermano mayor no fuera el juez y Siel me permitiera todos mis caprichos-sacudí la cabeza en un gesto negativo, dando a entender que aquello no era cierto-esto se repitió muchos días pero hoy, llego borracha-mis ojos se humedecieron-nunca la había visto así, estaba irascible y violenta y esta vez me acuso de ser una traidora, dijo que le habían llegado informes en los que se hablaba de mi teniendo tratos amistosos con el enemigo, dijo que era imperdonable, que ella tenia que entrenar al ejercito para luchar contra los infernales y que nunca consentiría que su hermana se hiciera amiga del enemigo-algunas lágrimas corrieron por mis mejillas-cuando quise defenderme, no me dejo hablar simplemente me dio una bofetada y se marcho.

Quede en silencio unos minutos mirando al suelo y suspire amargamente

-Sabia que ella tenia razón, que estaba haciendo algo malo-mire a Gill entre las lágrimas-y lo peor es que no me importa, al menos tu me escuchas, aun que no me des la razón o me hagas reproches o me digas palabras que me hieran, tu te mantienes en silencio y me dejas hablar y explicarme-suspire retomando fuerzas-es curioso que en tan poco tiempo un infernal me haya brindado mas atención que mis 3 hermanos juntos durante toda mi vida-lleve la mano a mi mejilla-es la primera vez que me pega, pro creo que no sera la ultima

Gillthanas la escuchó con comprensión y en silencio, sin variar en absoluto su expresión, como si se mantuviese jovial durante todo lo que le había contado para terminar del mismo modo. La miró a los ojos unos momentos más en silencio, contemplando sus lágrimas y luego a ella de nuevo.

-No puedo decirte que no es tan grave aunque me lo parezca, porque no estoy en tu situación. Si no has vivido nada así anteriormente, y es lo primero importante que te sucede, es normal que lo veas tan grave y te derrumbres. Pero no es para tanto-le dijo esbozando una suave sonrisa, dedicándosela unos instantes para volver la vista afuera, hacia el acantilado. No hizo ninguna pregunta más. No hacía falta. Si Azrael quería seguir hablando no tenía más que hacerlo, y tampoco la obligaría a contar cosas que quizás no quisiera desvelar, de modo que lo dejó ahí-. ¿Te encuentras mejor ahora?

Escuche sus palabras mientras me calmaba poco a poco y asentí finalmente, me encontraba mejor, mucho mejor, pro no tenia claro si era por habérselo contado o por tenerle cerca. Aquella sonrisa momentanea me hizo ruborizar un poco, pues si rostro de volvió mas bello todavía si cabe.

-Deberías sonreír mas a menudo-dije mirándole a los ojos-te sienta muy bien-comencé a jugar con uno de mis mechones dorados sin dejar de mirarle-¿Que tal te ha ido durante este tiempo?-ladee la cabeza expectante, quería seguir escuchándole y poco a poco una sonrisa inocente e infantil, de curiosidad se dibujo en mis labios-¿me extrañastes tu también? seguro que no-dije con un tono mas alegre y parecido al mio de siempre

Gill se volvió a ella al escuchar aquella última pregunta.

-¿Por qué iba a extrañarte? Quizás lo hiciera si supiera que no volvería a verte... Pero somos inmortales ¿recuerdas? Si tengo ganas de encontrarme contigo de nuevo no tengo más que buscarte, da igual lo que tarde, ¿no te parece?-le perguntó con total naturalidad mientras la miraba de nuevo y ladeaba la cabeza de forma inocente. Era uno de sus achaques como buen actor, pues los pocos que le conocían superficialmente sabían que no era mejor actor porque no era esa su profesión.

Se pasó la mano por los cabellos y encogió los hombros.

-Nunca hago nada especial. Matar y meterse con otros demonios en las batallas de los humanos para recolectar almas no suele ser un tema de agrado para las criaturas como tu a tratar...

Arrugue la nariz con gesto de falso enfado, ya sabia que eramos inmortales y que podríamos encontrarnos de nuevo, pero eso no quería decir que no pudiéramos extrañarnos...

-Tienes razón-dije guiñandole un ojo-no es un tema muy bueno para tratar con un ángel-suspire pensativa, de vez en cuando me perdía en los recuerdos que rondaban por mi mente y en posibles tareas que tendría que hacer, pero ahora estaba con -Gill y todo eso tenia que quedar en un segundo plano-yo si te extrañe-me puse colorada-por que no sabia cuando tararira en volver a verte o si nuestro próximo encuentro seria en una u otras circunstancias-si hubiera tenido orejas de gato ahora la tendría gachas por la vergüenza de haber dicho aquello, aun que el rubor en mis mejillas ya lo indicaba-ya te dije una vez que me exaspero enseguida cuando me quedo sola-me encogí de hombros sin mirarle.

Sacudí mis alas en un gesto inquieto esperando sus palabras y muchas plumas bicolor fueron arrastradas por el viento, como se notaba que estaba en época de muda-pensé al verlas alejarse con el rabillo del ojo

Gillthanas observó la trayectoria de las plumas, sin inmutarse si quiera por las continuas reacciones del ángel, y azló una mano tocando aquellas plumas que se alejaban en el vento, rozándolas y dejando que se fueran.

-Pues no estés sola-le contestó encogiendo un hombro. Él siempre lo veía todo muy fácil, más que nada porque no tenía preocupaciones, todo tenía una solución viable. Se volvió hacia ella y la miró alzando suavemente ambas cejas-. Quédate conmigo...-le dijo como si aquella fuera una posible solcución a aquella fobia.

Me pareció casi evocadora la imagen de aquel infernal acariciando las plumas que surcaban el aire y me hizo sonreír.

Parecía muy fácil según el mi problema aun que yo no le encontraba una solución tan sencilla, entonces dijo aquello

-Quédate conmigo...-repetí mentalmente mientras mis mejillas se tornaban rojo fuego en un instante y seguramente si no hubiera estado sentada me habría caído al suelo, pues notaba como mi cuerpo comenzaba a temblar. ¿Habría dicho aquello enserio? y si era así con que intención había sido, no emprendía nada, mi cuerpo reaccionaba a cosas que yo no llegaba a entender y me pedía que hiciera algo al respecto.

Le mire a los ojos y sin darme cuanta me encontraba abrazada a el con mis labios pegados a los suyos, aquel había sido mi primer beso y se lo había dado a un infernal...

-Lo...lo siento-dije separándome de el y colocando mi mano sobre mis labios confundida-no se por que lo he hecho yo....-clave mi mirada en el suelo- me siento tan estúpida ahora mismo-solo había regresado a mi posición inicial, no me habia alejado lo suficiente como para no notar su cercanía casi rozandome y eso me confundia mas pues queria notarle mas cerca aun

Gillthanas a penas reaccionó ante aquello, no moviéndose del sitio a penas, aunque sí le sorprendió. La miró unos instantes cuando se separó de él, sin haberle dado tiempo a reccionar.

-¿Perdón por qué?-le preguntó acercándose un poco más a ella, hablándole desde cerca mientras trataba de verle la cara-. ¿Esque eso ha sido un no?-cuestionó esbozando una media sonrisa-. A mi me da igual, eres tu la que está enamorada...-comentó alargando una mano hasta su rostro. Ahora que había sido ella la que había dado aquel primer paso, tan importante seguramente para el ángel, crítico quizás, se sentía mucho más libre y victorioso, aunque siguió controlándose en todo momento.

Le tomó con suavidad del rostro para hacer que le mirase frente a frente.

-¿Perdón tal vez porque tu primer beso haya sido tan improvisado? Se puede mejorar...-le dijo mirándole a los ojos con los suyos más azules que de costumbre por la escaseza de luz.

No quería mirarle, me daba tanta vergüenza haber actuado de esa manera tan impulsiva, y me entristecía que mi primer beso hubiera sido así, improvisado y robado a la persona que me gustaba.

Note su mano cogiendo mi rostro y obligandome a mirarle a los ojos, el rubor de mis mejillas se intensifico al encontrarme con su mirada y me perdí en ella durante lo que me pareció una eternidad, sus palabras provocaron en mi un estado de excitacion al que no estaba acostumbrada y mi cuerpo y respiracion agitada clamaban por que se callara y me besara.

-Gill-susurre en un largo suspiro-¿Que quieres decir con eso?-me refería a su ultima frase a lo de que aquel beso podía mejorarse-quiero saberlo-me deba igual que el no me quisiera había perdido finalmente la batalla contra mi misma y ahora estaba totalmente rendida a el

Gill la miró a los ojos un instante mientras se acercaba a ella un poco más, sentándose más cerca de ella. Con la mano aún sujetándole el rostro a la altura de la mandíbula alcanzó los labios de la chica con el pulgar, pasándolo muy tenuemente por el labio inferior, notándolo caliente por el rubor de su rostro, y algo húmedo. Sonrió casi de forma imperceptible y entreabriendo sus propios labios se acercó a los ajenos, lentamente, sin llegar a tocarlos para dejar su aliento tibio sobre la boca del ángel.

La rozó suavemente con los labios, hasta que finalmente los dejó caer sobre los suyos, en un suave y casto beso, fresco, como un pequeño roce que en realidad quemaba y se profundizaba a cada segundo que transcurría.

¿Que me estaba pasando?¿Por que me había dejado vencer de aquella manera?-estas son las preguntas que mi mente debía formular y callaba.

Me encontraba aterrorizada por mis propios sentimientos y reacciones, no pudiendo comprender mi forma de actuar, sabia que aquello estaba mal y lo deseaba con toda mi alma.

Mi cuerpo se estremeció con el roce de su dedo pulgar sobre mi labio inferior en una caricia que me hacia sentir extraña y mis ojos eran incapaces de apartarse de los suyos incluso cuando lo tuve tan cerca que notaba su aliento sobre mis labios.

Nunca habría estado preparada para aquel roce suave que precedió al beso final, cada vez mas profundo e intenso, mis ojos se cerraron instintivamente y mis brazos rodearon su cuello mientras mis manos traviesas acariciaban sus cabellos, aquello me gustaba, nunca imaginé que algo que veía hacer a los humanos tan a menudo podía probocar tantas sensaciones placenteras en mi menudo cuerpo.

Después de unos instantes eternos, lentos y suaves, Gill apretó con suavidad la mano que había mantenido todo el rato sobre su rostro, apartándola lentamente para despegar sus laios de los del ángel y entreabrir los ojos para poder verla.

La contempló unos instantes sin obligarla a desenroscar las manos de su cuello y después sonrió suavemente de medio lado.

-¿Mejor así?-le preguntó con tranquilidad para dejar caer la mano a su propio regazo, afilando la vista sobre ella y volviendo a la calma en el aire que les rodeaba y circulaba entre ambos.

Todo me había parecido tan dulce y tranquilo que perdí la noción del tiempo en aquel beso convirtiéndose en un momento eterno para mi, el cual guardarla en mi memoria para siempre como un tesoro que nadie debía conocer, Gill para mi era eso, un precioso tesoro que nadie debía descubrir....

Note la presión de su mano sobre mi rostro y poco a poco fuimos separando nuestros labios, mis mejillas estaba adornadas con un intenso rubor, mi corazón latía desbocado y tenia la respiracion agitada por la excitacion del momento, abrí los ojos sin retirar mis manos de su cuello y le meire profundamente, mientras una pequeña sonrisa compañera de la suya se dibujaba en mis labios, desenrede mis dedos y solté aquel agarre inconsciente llevando mis manos a mi regazo y dejándolas allí como si no sirvieran para nada.

-Si....-conteste vacilante a su pregunta-me ha gustado pero...- cada momento que pasaba emprendía menos a este infernal, lleve mis dedos a mis labios y los acaricie mientras bajaba mi mirada al suelo-¿por que lo has hecho?-pregunte desconcertada.

El demonio la miró incorporándose un poco, y ladeó la cabeza hacia un lado sin dejar de mirarla.

-Porque tú querías que lo hiciese-le contestó con suavidad encogiendo un hombro. Giró el cuerpo de nuevo hacia fuera quedando con la vista perdida en el borde de aquel acantilado. El demonio sonrió a penas de medio lado, mientras lo contemplaba.

-No merece la pena. No hay nada al otro lado-le dijo mirándola de reojo un instante afilando la vista en la chica-. Los que no creen en el más allá no encontrarán absolutamente nada, ni sosiego ni tranquilidad, y para los que si creen, les espera el infierno, doloroso y eterno-tomó aire con traquilidad y volvió a mirarla, sin ninguna expresión en particular en su fino rostro, dulcificado pero cruel al mismo tiempo-. No vuelvas si quiera a pensarlo más-le dijo con algo de severidad.

Savia que no podía esperar de el ningún tipo de sentimiento como los que tenia yo y me dolía, pero prefería guardármelo para mi sola, sus rasgos eran dulces y crueles, la brisa del lugar removía sus cabellos mientras miraba fijamente el acantilado y me decía que no había nada en el otro lado, solo si creías un infierno doloroso....

-No vuelvas si quiera a pensarlo más-aquella frase me saco de mi ensoñación y mire hacia el acantilado, después le mire a el y negué con la cabeza.

-No iba a suicidarme-dije clavando mi mirada en la suya-no soy tan débil como para huir de mis problemas de una forma tan cobarde-estaba combencida de mis palabras, siempre me pareció cobarde y egoísta el suicidio, yo no lo cometería nunca-de todas formas...los ángeles al morir no tenemos el mismo final que tu me acabas de decir, creo que ya te lo dije una vez-suspire pensativa, intentando recordar-nosotros nos reencarnamos una y otra vez con las mismas habilidades con las que nacimos, solo cuando el juez o el ángel de las puertas lo dictamina, nuestra alma es extinguida y ya nunca jamás volveremos a existir, solo desapareceremos....-era un pensamiento triste, muy triste.

Gill la miró un momento y después encogió un hombro.

-Entonces pareces estar atrapada de por vida. Al menos los humanos pueden llegar a convertirse en demonios si quieren...-comentó estirando los brazos un momento, desperezándose para levantarse después.

No se volvió de nuevo hacia la chica. Simplemente se alejó de ella caminando con suavidad, metiéndose entre los árboles despacio para detenerse y seguir andando paseando por allí. Él no podía quejarse. Amaba su vida y el modo que tenía de llevarla, y por su puesto no entendía de ningún modo la de los demás.

Gill tenia razón, estaba atrapada de por vida, pero.... si conociera la verdad sabría que estaba también mucho mas atrapada que los demás, era un sentimiento axfixiante y aterrador que nunca comprenderia, quería seguir siendo yo siempre, pero sabia que eso era imposible...

El demonio se alejo hacia los arboles y paseo entre ellos, en algunos momentos le veía a traves de los arboles, otros solo notaba su presencia oscura, tan presente e imponente como siempre.

-Los Ángeles también se pueden convertir en demonios-dije al aire sabiendo que me escucharía-los 7 satanes que habitan en tu mundo, conocidos en la tierra como pecados capitales fueron al igual que Lucifer habitantes de mi mundo, aun que Lucifer no es como nosotros, es igual que El-dije refiriéndome a Dios con una sonrisa inocente y tranquila.

La brisa movia mis cabellos, de pronto aquel lugar en el que había sentido tanta pena, se había vuelto dulce y tranquilo, ahora me gustaba estar allí y sabia que era por que Gill estaba conmigo.

-Incluso yo-dije en un susurro privado-incluso teóricamente yo podría convertirme en un demonio, o mejor dicho en un Satán del Infierno-sacudí mi cabeza eliminando aquel pensamiento-seria incapaz de traicionarles así....