Paseando a escondidas Privado con Gillthanas

Enarque una ceja con cara de pocos amigos

-Demonio bonito, que soy buena pro no tonta-rei por lo bajo-que no te voy a decir como matar a los de mi especie, mas que nada por que a esas batallas también tengo que ir yo,asi que por propia seguridad lo siento mucho pero de eso no te diré nada-que interesada que he sonado, pensé para mi.

Mantenía la mano del demonio cogida, sin ningún interés en soltarla, estaba cómoda aun que para cualquiera que les viera era una extraña estampa aquel hombre inmenso con una cosa pequeñita cogida de la mano

-Si quieres dar un laaargo paseo no tengo ningún problema-dije sonriendole-puedes llévame donde gustes de estos lugares

La miró de reojo y después de un instante sin decir nad le soltó suavemente la mano para guardarse la suya en el bolsillo del pantalón.

-No querrías saber a qué sitios te podría llevar...-comentó sin darle mucha importanta-. Pero prefiero no meterme en líos, hoy no llevo mis armas conmigo-apuntó dándose cuenta que sus amadas gemelas habían quedado incrustadas en una roca.

Me soltó la mano y metió las suyas en sus bolsillos tranquilamente para decirme que no estaba armado y no quería meterse en líos.
Me encogí de hombros con un gesto infantil, dándole a entender que yo tampoco estaba armada
-También dijiste que hecharia a correr al ver tu forma real, y aquí sigo-dije acercándome a el y clabando mi mirada en sus ojos-¿Que te hace pensar que no quiero saber a donde me podrías llevar?-era curiosa en extremo, a esas cosa y a los retos no podia resistirme nunca.
Pase mi mano por su brazo en una suave caricia y le guiñe un ojo
-Como diría mi hermano, no hay ángel mas peligroso que uno curioso-dije entre risas

-Porque todos los que acaban en mi cama terminan en mi lecho, o en el infierno, omuertos-le dijo sin mirarla, hablando como si aquello realmente no tuviera mucha importancia. Él al menos lo veía normal.

-Pero fuera de eso... Soy un demonio. No pueden depararte planes benévolos conmigo... ángel.

Suspire pensativa, tal vez el tenia razón, en algunas ocasiones olvidaba mi naturaleza, habría sido divertido hacer maldades con el, pero tarde o temprano me habría arrepentido, y se me habría castigado duramente por ello.

-Tienes razón, al fin y al cabo soy un ángel-susurre con una media sonrisa- aun que una parte de mi alega que seria divertido mandar todas las normas a la mierda.

Coloque la capucha de mi túnica sobre mi cabeza y me separe unos pasos de el sentándome en el suelo haciendo que pareciera aun mas inmenso en comparacion conmigo

-Me caes bien, aun que seas un demonio-suspire-¿eso no es bueno verdad?

-No es una buena señal-apuntó mientras continuaba con el tranquilo paseo-. Porque somos seres traicioneros y embusteros, y no dudaremos en tentarte a caer a ti también. Por eso os prohiben lidiar con demonios, porque aunque sólo seais amigos, puede ir a más y al final siempre caeis en la perdición.

Eran buenas razones para no confiar en ellos, pero yo no confiaba simplemente sentía algo agradable estando con el, no era amor, pero tampoco se podía llamar amistad o confianza era mas parecido a un aprecio libre e incondicional

-Tienes razón-dije mientras pensaba-no esta bien ser amigos o confiar el uno en el otro, pero yo no confió en ti ni soy tu amiga ¿verdad?, simplemente me caes bien sin importarme lo malo y traicionero que puedas ser-me encogí de hombros-soy un poco rara

-No eres rara-le contestó con simpleza-. Eres precavida. Eso es muy valioso a día de hoy, ¿sabes? Es admirable encontrar a alguien así, porque cada vez que me encuentro con alguien termina en mis brazos. ¿No acabarás tu también así, verdad?-preguntó mirándola de reojo, acercándole una mano al rostro y perfilando con la yema de los dedos su fina barbilla y sus mejillas.

Deje que acariciara mi rostro con aquella mano de piel tan distinta a la de su anterior forma y sonreí inocente ruborizandome un poco mas por lo extraño de aquel contacto que por otra cosa

-No tengo intención de acabar en tu cama-dije sinceramente-bastantes problemas tengo estando enamorada de una persona como para jugar así con un demonio-reí divertida-supongo que sabrás que en mi mundo el amor es un gran delito,ya que solo debemos amar a dios

Gill la miró, retirando la mano suavemente mientras cientos de cosas nuevas comenzaban a correr por su cabeza, dándole mil ideas descabelladas que habían surgido de pronto.

-¿Enamorada? ¿De otro ángel?-preguntó con suavidad mirándola de reojo mientras encaraba una suave media sonrisa-. ¿A qué te refieres con jugar así con un demonio?-dijo pensando en voz alta-. Jugarías con la otra persona, la engañarías y te engañarías a tí misma. Nadie juega conmigo, yo soy el demonio.

Suspire recordando a la persona a la que amaba y un brillo extraño mezcla de dolor y resinación se dibujo en mis ojos
-Si-asentí con la cabeza-estoy enamorada de otro ángel, aun que el no me hace el menor casi....-hice una pausa-es mejor así
Después cabile sus palabras las cuelas denotaban que me había expresado mal anteriormente
-No me refería a eso-dije con un suspiro molesto-simplemente quiere decir que no me arriesgaria a sentir o hacer nada parecido con un demonio, como has dicho tu antes no sois dignos de confianza-sonreí- no pretendo engañar y dañar a nadie, no estaria bien para nadie

La miró de reojo alzando una ceja.

-Engañarte a tí misma, querrás decir...-comentó volviendo la vista al frente, deteniéndose entonces en medio de un camino de tierra que no era más que otra ruta comercial a través del bosque. No mencionó nada más sobre aquel tema. Tendría tiempo, tal vez no, de aprovecharse de él, y seguramente sacaría muchas cosas divertidas sin el menor esfuerzo, pero sería en otra ocasión.

Se la quedó mirando largo rato, a los ojos, importándole poco si debajo de sus ropas el cuerpo era femenino y completamente extraño.

-Siempre quise arrancarle las alas a un ángel...-comentó de forma soñadora, haciendo que aquel comentario sonase como un ideal surrealista, pero que en realidad era literalmente lo que decía.

Suspire molesta con el comentario, viniendo de un demonio aquello no podía tomarse ni como una broma o un comentario surrealista

-Pues estas-dije señalando mis alas bicolor-ni tocarlas, que eso duele mucho y es poco sano.

Aun que no me gustaban demasiado mis las, sabia lo que les pasaba a los ángeles a los que les eran amputadas, pasaba demasiado tiempo con Asariel como para no haberlo oído 300 o 400 veces, los ángeles que sobrevivian a aquel insufrible e infernal dolor se volvían locos

-Nunca lo he hecho-corrigió con voz tranquila y pasuando en cada palabra mientras miraba a la chica con suavidad-. Sólo he matado a humanos, a alún que otro demonio... pero no he tocado nunca a un ángel.

Habló con la solemnidad de un ribal terrible, indomable. El adversario del bando cruel y despiadado que tintaba siempre su bandera de negro y sangre, pero a la vez, siempre en su voz había un deje de solemnidad, y un código de honor para la batalla irrompible.

-Me los reservo para cuando haya alguna guerra infranqueable...-comentó esbozando entonces una media sonrisa.

Moví la cabeza con gesto de resinación ,aquel demonio era incorregible y yo no iba a intentar domar ese espíritu, me gustaba mas así.

-No quiero ni pensar en las guerras entre nuestros dos bandos-dije haciendo un gesto con la mano-no me gusta luchar y menos aun matar, en eso somos muy diferentes-le guiñe en ojo-además no quería encontrarme con tu yo perrito en una guerra, seguro que salgo mal parada-reí inocente recordando cuanto me había gustado aquella apariencia tan extraña y peligrosa de el.

-Preferiría que el bago de nuestro líder hiciera una tregua con vosotros-me encogí de hombros- pero se que no es posible

Gill desvió despues de que hablara la vista a otra parte mientras pensaba. Era un guerra cantada, inevitable, y ya antes de que ambos lados se encontrasen y se declarasen un desafío interminable estaba así escrito.

-No es un perro-aclaró entonces recordando que tal vez ella le hubiese visto. Nunca se acordaba de nada entre conversiones, pero tal vez fuera así-. Eso es sólo un monstruo de oscuridad, pero... ya que lo mencionas, me dieron la posibilidad de convertirme en un animal para infiltrarme con más facilidad entre los vivos, aunque realmente nunca me hizo falta. Y soy un perro.

me sorprendí ante aquella confesión y desee verle en aquella forma también, pero decidí no decir nada.

-Tu dirás que es una criatura de la oscuridad-dije moviendo la cabeza en gesto crédulo-pero yo solo se que cuando la vi me dieron ganas de ponerte una correa al cuello y pasearte jejejeje-reí traviesa.

Me acerque a el y le dedique una cándida sonrisa, esperando que no se molestara por aquella broma, aun que era verdad que me había parecido algo así como un perro

Gill afiló la vista sobre ella ante aquel comentario y a medida que se acercaba iba frunciendo más el ceño al tiempo que inevitablemente iba bajando más la mirada para poder verla.

-Ya-contestó cortante antes de volver a emprender la marcha a través de aquel bosque. No se había dado cuenta que ya de madrugada el cielo comenzaba a vivir sus últimos momentos en aquel profundo azul marino, y las estrellas en poco tiempo dejarían de verse.

Se había enfadado y se le notaba, rei por lo bajo ante su reacción en cuanto se dio la vuelta y comenzo a caminar.

Ande tras de el, siguiéndole tranquilamente mientras observaba como la noche llegaba a su fin. Pronto el sol aria su entrada en estas tierras iluminando y despertando a todos los durmientes, en el cielo mis hermanos se lebantarian y no notarían mi ausencia, nadie me hecharia de menos, lo sabia y aquello me hizo sentir mal, pues sabia que me querían, pero estaban demasiado ocupados como para prestarme atención.

Caminaba en silencio, sobre la sombra de aquel inmenso cuerpo y decidí que no quería ver el sol, invoque a la lluvia, una lluvia pesada y abundante que oscureciera el cielo y labra el mundo, tronaron los cielos y se vieron relámpagos, esta vez me había pasado con la tormenta pero me daba igual

["Ande"..... anduve!!]


En cuestión de segundos, cuando estaba el cielo totalmente despejado, comenzó a caerle un chaparrón encima que no le hizo demasiada gracia. Miró al cielo un segundo y después empapado se giró hacia la muchacha.

-¿Has sido tu?-preguntó sin intención de esperar una respuesta, era más bien una acusación. Por lo general los temporales le gustaban, aunque no de repente. Odiaba ser pillado por sorpresa.

(Andé y anduve están aceptadas aquí, vamos creo)

El demonio se giro y me acuso correctamente de la lluvia a lo que conteste con cara enfadada

-Si he sido yo-dije enfurecida, aun que no sabia bien por que-¿Algún problema?-alce la voz

Entonces me di cuenta de que todo aquello era absurdo, el no tenia culpa de que me sintiera sola y ahora estaba empapado, poco a poco la lluvia ceso y yo agache la cabeza sintiéndome culpable por aquello

-Lo....Lo siento-dije arrepentida- tenia que haberte avisado, no tenia que haber hecho llover de esa manera-me voz comenzo a quebrarse y agache la cabeza, ya no se sabia si era el agua que caía de mi cabello por mi rostro o lágrimas-lo lamento

[Está mal dicho]

Gillthanas no le prestó atención a su arrepentimiento. Chasqueó la lengua y cambió de rumbo, sabiéndose aquel bosque de memoria. Detrás de unos matorrales había una pequeña cueva labrada en la piedra, y no dudó en meterse allí, sentándose en el fondo de tierra.

Le seguí sin levantar la vista del suelo, entonces note que la luz descendía y al alzar la cabeza me encontré el la entrada de una cueva, pare en seco, sin entrar viéndole ir hacia el fondo y sentarse en mitad de las tinieblas en el suelo.

No tenia la mas mínima intención de entrar allí, le continué mirando desde la entrada y me apoye en una roca que salia de la pared mirándole con los ojos entre cerrados intentando distinguirle bien de la oscuridad que le rodeaba

El demonio no se movió de allí mientras miraba como la fuerte lluvia rebotaba contra el suelo. No le pediría que la hiciese parar.

-No te gusta el sol, ¿verdad?-comentó un poco más sosegado mientras alzaba un poco la vista hacia las nubes grises que de pronto habían hecho que el próximo amanecer naciese encharcado.

Negué con la cabeza dejando que el agua empapara todo mi ser y sintiéndome agusto con aquella humedad

-Si me gusta, pero de lejos-mi piel blanca denotaba que no era de tostarme al sol- lo único es que prefiero los días grises y lluviosos, son mas para mi-mi elemento era el agua era normal que prefiriera ese clima-a ti parece que no te gusta la lluvia

Continuaba a la entrada de la cueva, tenia miedo a la oscuridad así que no quería entrar aun que sabia que estaría mas cómoda allí dentro que apoyada en esa piedra