Paseando a escondidas Privado con Gillthanas

-Me gusta la lluvia. Lo que no me gusta son los ataques sin avisar-contestó apoyando el costado del cuerpo en la pared de piedra mientras miraba a la chica.

-Supongo que vale para hacer tiempo. Iba a irme en cuanto saliera el sol... porque yo si que no lo soporto, ni de cerca ni de lejos-aclaró hablando con suavidad mientras devolvía la vista al agua.

Sonreí divertida, era bueno saber que si quería que se fuera solo tenia que hacer salir el sol.
La lluvia aumento y los truenos se mezclaron con mis risas, me encontraba empapada, seguramente me acabaria resfriando pero me daba igual.

Di un paso hacia el interior de la cueba solo para guarecerme, sin entrar en la temida oscuridad.

-Ale pues te quedaras conmigo un buen rato, por que no voy a dejar que deje de llover mínimo en un par de horas-le guiñe un ojo y me senté en el suelo, aun que el se encontraba lejos, notaba su presencia muy cerca-¿te parece bien?

-¿Crees que no puedo desaparecer en cuanto lo crea conveniente?-le preguntó mirándola mientras se sentaba. Al parecer temía a la oscuridad, y eso era una baza a su favor que sin duda llegaría a usar.

-Pero estoy algo cansado. Quizás me eche una siesta-comentó tumbándose boca arriba y entrelazando las manos bajo la cabeza mientras se estiraba cómodamente en el lecho de arena.

Yo también me encontraba cansada, pero no creía conveniente quedarme dormida junto al enemigo, comencé a tener frió, al fin y al cabo no había sido una buena idea empaparme, me cubri con mis alas y con la capa, pero comencé a tiritar.

- No creo que tenga el poder de retenerte-dije sinceramente-tampoco tengo la intención, puedes irte cuando quieras, al fin y al cabo la que te ha seguido he sido yo.

Me frotaba los ojos por el cansancio, no quería dormirme, pero me vencía el sueño, finalmente mi cabeza callo sobre mis rodillas y quede dormida, como todos los niños me pasaba de repente y sin remedio, ahora estaba vulnerable a cualquier cosa

Gill esperó un buen rato mientras dormía. Había notado que el sueyo le venció y esperó un instante para que profundizara en él. Después, moviéndose suavemente por el suelo se acercó a su cuerpo tibio dormido para mirarla con curiosidad, y tan sólo alzó una mano hacia ella pasándola por su cuerpo sin tocarlo, hasta que finalmente se topó con las suaves plumas de sus alas.

Las acarició con la palma de la mano, con suavidad, antes de coger una de ellas. Siempre había tenido la tentación de arrancarle de cuajo las alas a un ángel, porque para él era como un infantil y cruel juego de niños de arrancarle las alas a una mosca para ver lo que hacía, pero en aquella ocasión no hizo nada. Después de tantear sus alas, miró su rostro dormido y se volvió a separar de ella.

Mientras dormía note una cálida sensacion en las alas, como si alguien las acariciara muy suavemente, me estremeci con aquella sensacion sin llegar a despertar.
Soñé, soñé con algo terrible de mi infancia y llore por ello, escuchaba el llanto de un bebe y había sangre por todas partes, una mujer que gritaba y una voz infantil que hablaba en un lenguaje extraño.

Desperté de golpe y mire al demonio teniendo la sensacion de que estaba mas cerca y dormía, el miedo no me venia en este estado de ensoñación, pero la cabeza tampoco me funcionaba muy bien, gatee hasta el sin despertarme del todo y me acurruque como un gatito a su lado quedando de nuevo dormida en pocos minutos, sin ser consciente de lo que acababa de hacer

-Buenos días...-comentó el demonio desde su posición, entreabriendo los ojos un momento notando que se removía sobre sí misma saliendo del sueño. Por alguna razón no se había movido de allí, a pesar de poder haberse zafado de la lluvia sin problemas.

Todavía seguía lloviendo, y ya era casi medio día, pero como siempre el tiempo jamás pasaba realmente para Gill. Tan sólo el sol iluminaba desde distintas posiciones.

Desperté al escuchar su voz y me percate de que me encontraba en una parte oscura de la cueva a su lado y me había quedado dormida
Me levante de inmediato, mareándome en el proceso y cayendo de rodillas al suelo, me tape los ojos, aterrorizada por la oscuridad, era algo que me había pasado desde niña y nunca le encontré una explicacion. Apretaba los ojos muy fuerte mientras me tapaba con las alas todo lo que podía como si me protegiera de algo

-Buenos....días-susurre desde mi caparazón temblando de miedo, pero intentando sobre ponerme- tenia tanto pánico que no se me ocurrió hacer dejar de llover para que saliera el sol, aun que sus rallo de todas formas no habrían penetrado tan adentro.

-¿Como e llegado aquí?-pregunte mientras reprimía un sollozo que pugnaba por salir de mi garganta y mis ojos.

El demonio se levantó y caminó hasta la entrada de la cueva, parándose un instante antes de darse la vuelta para mirar a la chica.

-Vamos-le dijo frunciendo el ceño un momento-. No va a salir nadie de la oscuridad para acuchillarte.

Gill se volvió de nuevo hacia fuera, mientras su fría piel de mármol era iluminada y caldeada por el sol del mediodía. No era nada agradable aquella sensación. El uno calor sofocante y luz que le gustaban eran las de fuego de su hogar.

Escuche sus palabras pero aquello no tenia sentido para mi, sabia que no pasaba nada, pero el miedo es irracional, me incorpore y camine a ciegas hasta la pared, notando un leve reguero de agua al que ordene que me llevara hasta la entrada de la cueva, camine con una mano apoyada en las rocas o con los ojos cerrados, solo los abrí al notar al sol caldear mi piel.

El demonio estaba a mi lado y sonreí como si no hubiera pasado nada, había mostrado uno de mis puntos debiles y aquello era un error, pero aria como que no tenia importancia

-Oscuridad y niños-dije guiñandole un ojo-mala combinacion

mire su rostro parecía disgustado por el sol, suspire

-si te molesta puedo hacer que se nuble, dije señalando al cielo-para mi eso no es un problema

-No, no importa-contestó acomodándose las ropas para dar unos pasos más al exterior, metiéndose entre los árboles para pararse de nuevo y observar su alrededor, tratando de adivinar de donde provenían aquellos gritos de lanzas y guerra que sólo podía oír él.

-Tengo que irme de todos modos. Yo trabajo, ¿sabes?-comentó mirando las copas de los árboles moviéndose, adivinando pistas en ellas para volver a mirar a la chica.

Le vi alejarse hacia los arboles y observarlos de una manera que me pareció curiosa, entonces me dijo que se tenia que ir , que el trabajaba.

Me despedi con la mano y extendí las alas comenzando a alzar el vuelo adivinando mas o menos la hora que era y sabiendo que me iba a caer una buena bronca, pero me daba igual

-Adiós entonces-dije suspendida a escasos centímetros del suelo-que disfrutes de tu trabajo, se que lo harás, pero no ses demasiado cruel-sonreí por ultima vez y me alce hacia el cielo, dejando caer barias plumas bicolor por el camino

"Descuida..." pensó para sí mientras se internaba en el bosque y se resguardaba del desagradable sol en su piel. Esbozó una tenue sonrisa maliciosa sin volverse, y tan fácilmente como había aparecido se le perdió la vista.

[salgo]