Las sombras que me aman - Privado Azrael -

La cabeza habia comenzado a dolerme de una manera insoportable, no podia pensaren nada que no fueran las palabras de Gill diciendome que me amaba.

Saque un pañuelo de mi escote con un gesto rápido y seque mi rostro suspirando amargamente para volver a mirar a Gill con una sonrisa dulce e inocente.

-Ahora no puedo pensar con claridad-dije sin perder mi sonrisa-pero ya se me ocurrirá algo, eso espero al menos-le guiñe un ojo y continué con mi café mientras no le perdía de vista, era muy curiosos verle en aquel estado, realmente no debía encontrarse muy cómodo con aquellos sentimientos, al menos antes negaba que pudiera llegar a tenerlos.

-Gill quiero dormir contigo-dije sin apartar mis ojos de los suyos, con una mirada decidida-quiero que me demuestres que es verdad que me amas, realmente lo deseo con toda mi alma.

El demonio alzó un momento la vista hacia la chica, mirándola un instante sin parpadear.

-Dormir...-repitió no del todo seguro del significado que había tomado aquella palabra, al menos en aquellos momentos tan tensos-. ¿Se... puede hacer eso?-le preguntó arrugando la frente, no por la irregularidad de que algo que andaba persiguiendo hacía tiempo, al menos hasta cierto momento, le fuese permitido ahora, si no porque realmente tuviese el valor de llevarlo a cabo.

Gillthanas notó como algo se arremolinaba en el interior de su estómago, una extraña sensación de desasosiego y nerviosismo, una extraña mezcla de sensaciones que quizás fueran agradables al mismo tiempo que alarmantes, pero que para él seguían siendoe extrañas e incomprensibles. Después de saber que era medio humano y realmente podía tener todo aquello que envidiaba de los humanos, su vida había dado un violento giro de 360 grados. Movió un momento la mano por la mesa, jugando con algunas gotas de café en la madera, y después se atrevió a alargarla por encima de la tabla hasta la mano de la chica, cubriéndola levemente.

-¿Crees que si realmente te amase... dejaría que corrieses ese riesgo? ¿Qué pasará, Azrael?-le preguntó con la frente arrugada aún, mirándola a los ojos.

No tenia muy claro por que había dicho aquello, por que de repente una frase que podía ser tremendamente atrevida había salido de mis labios con tal convicción, puede que en el fondo fuera lo que siempre desee.

Su cálida mano se poso sobre la mía y un escalofrío recorrió mi espina dorsal al escuchar aquellas preguntas.

-No lo se Gill, no se que puede pasar-dije en un susurro-pero no quiero pensar en ello, los que gobiernan sobre mi se cabrearan, pero soy demasiado valiosa para que me ejecuten,al menos por ahora-sonreí amargamente-es un punto a mi favor al fin y al cabo y aun que me castiguen de alguna manera, prefiero no pensar en ello.

El demonio entreabrió la boca pero la cerró de nuevo sin decir nada. Se silenció para no seguir machacando en el asunto, porque si ella no quería saber nada del tema de momento él no metería baza en el asunto. No es que le importase, de hecho los asuntos celestiales le daban realmente igual, aunque ahora tenía otra preocupación.

-Está bien. Porque si te soy sincero... dejaste de interesarme como un simple ángel al que corromper hace bastante tiempo. Bastante antes de que nos fuéramos cada uno por nuestro lado. Aunque nunca te dije nada...-el demonio la miró un momento y depués le soltó la mano, no estando seguro de lo que hacía y decía-. ¿Nos vamos?

Aquel comentario lleno mi corazón de calidez, me sentía mas liviana mas segura de mi misma y eso me hacia feliz, el me hacia feliz como hacia tanto tiempo.

Todas las dudas, los quebraderos de cabeza, los secretos, con el todo se disipaba en una niebla de paz y tranquilidad.

Me incorpore de la mesa y me acerqué a el para al llegar a su altura y abrazarle antes de que se levantara de la silla pudiendo desde esta posición besar aquellos labios que tanto había anhelado este tiempo, notando su textura, su sabor , suavidad y temperatura para grabarlos de nuevo en mi recuerdo

-¿A donde iremos Gill?-pregunte si soltar mi abrazo-¿A donde me llevarás esta vez?

El demonio la miró un instante sin levantarse, después del beso, tomándole de ambas manos inconscientemente mientras titubeaba.

-Pues... Mi piso no está lejos... si esque quieres ir allí. ¿Puedes ir verdad?-Gillthanas se levantó y sonrió, pasándose una mano por la cara, sonriendo sin poder quitarse las palabras de la chica de la cabeza-. Lo siento, me has descolocado un poco ¿sabes? No soy un depravado mental-mintió aunque la evidencia era más que clara. No hacía más que hablar por no estarse callado-. Pero quiero estar contigo ahora... bueno... Mira la culpa es tuya. No se lo que digo...

El demonio resopló extremadamente estresado y dejó unas monedas encima de la mesa, notando como el calor le azotaba la cara y se llevó a la chica fuera de la cafetería.

Empezó a hablar sin sentido haciendo que una pequeña risa escapara de mis labios, se había puesto nervioso y de alguna manera verle pasarlo tan mal en ese momento me gustaba.

-¿Mi culpa?-dije señalándome infantilmente con el dedo-¿por que tengo yo la culpa?.

Acompañe a Gill al exterior intrigada y expectante, se veía algo vulnerable comportandose de esa manera y a mi me hacia sentirle algo mas cerca de mi.

El demonio se giró hacia ella, mirándola un instante y después se quitó la chaqueta, echándosela por encima de los hombros a Azrael. Le quedaba enorme, pero al menos así se aseguraba de cubrirla completamente.

-Olvídalo. Tengo que relajarme un poco...-murmuró cogiendo la chaqueta por las solapas, colocándosela y tapándola bien, tirando suavemente de ella para acercarse a la chica y dejarla sobre su pecho, rodeándola con ambos brazos-. Pero... me has oído ¿no?-dijo bajando la voz un poco, algo trémula, sobre sus cabellos y cercano a su oído-. No tenía un nombre para llamar a lo que me pasaba, ni si quiera lo comprendía, pero supongo que es eso mismo. Nunca me negé a sentirlo, lo que me parecía era imposible, pero... no lo fue-la apretó un poco más, estrechándola con fuerza, gravándose aquel abrazo a fuego en su mente-. Es cierto lo que dicen que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. Yo lo sentí así, ¿sabes? Te estaba amando mientras me alejaba caminando de tu torre... y seguí amandote después. Ahora mismo... Te adoro. Por favor no me hagas soltarme de ti. Te amo.

El frió dejo de molestarme ya que Gill me coloco su chaqueta, que aun que me quedaba enorme guardaba su calor para mi.

Aquellas palabras mientras me encontraba apoyada en su pecho eran como un hechizo, como una gruesa cadena que me ataba cada vez mas a el que me convertia poco a poco en propiedad de aquel infernal.

Rodee a Gill con mis brazos y bese su pecho con cariño.

-No quiero que te sueltes de mi, quiero estar atada a ti por siempre-le bese de nuevo-solo tengo que encontrar la forma de poder amarte libremente y de poder continuar con mi cometido aun que ello me traiga problemas y castigos, si es por ti soportare todo.

El demonio permaneció abrazado a ella, un instante en silencio, mirando sin mirar a la acera y pensando sin ser capaz de ordenar todo aquello que revoloteaba por su cabeza.

-¿Lo he hecho mal?-preguntó sin moverse, guardando aquella íntima distancia-. Tengo entendido que es mejor hacer las cosas poco a poco para guardar el misterio y todo eso... Le he hecho todo de golpe y el mismo día que te veo después de todos estos años...-el demonio suspiró sobre sus cabellos y cerró los ojos-. Vamos a mi casa....-le dijo pensando en aquel momento-... bueno si quieres... ¿quieres?

En estos momentos a mis ojos Gillthanas se veía como un niño pequeño confundido, me resultaba tremendamente tierno.

Acaricie sus cabellos con mi mano intentando tranquilizar su espíritu, intentando transmitirle una paz que ni yo tenia

-No te preocupes, todo esta bien-bese su frente-lo prefiero así, que lo hayas soltado todo de golpe, que todo allá ocurrido de esta manera-le mire de manera comprensiva-por que si no tal vez sincerarte te habría costado mas y yo no se si tenia el tiempo para que las cosas fueran de manera lenta.

Cogí su mano y la estreche colocándola sobre mi pecho en la zona de mi corazón que se encontraba acelerado

-Esto lo provocas tu, por que este corazón a sido tuyo desde hace años y ha esperado paciente a que regresaras a el-acaricie su rostro con mi mano libre-ya se han demorado mucho las cosas-sonreí-quiero ir a tu casa, aun que en el ultimo momento no pasara nada especial, estar contigo, abrazada a ti es lo mas especial y maravilloso que conozco

El demonio la miró a los ojos un instante, los ojos azules de ambos quedaron un momento así congelados unos sobre los otros, o eso le pareció a Gillthanas. Después de notar su corazón latiendo bajo sus dedos sonrió levemente y sujetó con firmeza aquella mano que la había llevado hasta allí, separándose entonces de ella y asintiendo con la cabeza.

-No soy lo que era-le dijo con suavidad tirando un poco de ella-. Supongo que si llegan a verme mis compañeros me acuarían de hereje...-dijo sonriendo amargamente-. No. No ocurre nada. Estoy bien aunque confundido y esas cosas. Traté de ser un macho fuerte e imparable pero cuando irrumpe un ángel en tu vida suele resultar complicado mantener la compostura...

El demonio miró a su alrededor un momento y después se la llevó de camino a su piso, por la acera.

-Dios... Hazme callar...-dijo riendo levemente y pasándose la otra mano por la cara.

Me encantaba la sensacion que me producía cuando nuestros ojos se quedaban fijos en los del otro como si el tiempo no pasara, era algo mágico.

Gill tiro de mi cogiendo mi mano, para que camináramos hacia su casa y yo le seguí con gesto alegre, mientras escuchaba todas aquellas palabras curiosas y divertidas que salían de sus labios, romiendo a reír cuando dijo "Traté de ser un macho fuerte e imparable pero cuando irrumpe un ángel en tu vida suele resultar complicado mantener la compostura...".

-Gill, recuerda que yo no soy un ángel cualquiera-dije entre risas-soy el ángel mas raro salido de las normas estrictas de mi mundo, así que no digas:"cuando un ángel", seria mas correcto decir : "cuando Azrael se cruza en mi vida"-dije dandome importancia y guiñandole un ojo.

Suspire tranquilamente, feliz por todo aquello y le mire con una mueca divertida

-No quiero que calles, no tengo intención de hacer que quedes en silencio-dije con la mirada perdida en el infinito-prefiero seguir escuchando todos esos comentarios que me hacen feliz.

Llegaron a uno de los portales cruzando la calle y Gill se paró en frente.

-Es aquí-anunció sin soltar a la chica, rebuscando en el bolsillo del pantalón el llavero para mirarlo después a la luz y escoger la llave.

Después de tomar el ascensor para llegar a la séptima planta el demonio le abrió la puerta de su casa y prendió la luz. El interior era completamente normal, cómodo y equipado con todo lo necesario, como un piso cualquiera de la ciudad.

-Sé que no es lo habitual... pero aquí hay un casero que hace inspecciones sorpresa una vez al mes, y como comprenderás es más conveniente que no se encuentre con pilas de sangre y altares de rituales satánicos...-le miró un instante y negó con la cabeza-. Echo de menos mi armadura pero de momento es lo que hay. ¿Quieres tomar algo?-le dijo por el camino mientras desaparecía por el pasillo derecho a la cocina.

Realmente aquella casa no era como las guaridas a las que había ido con Gillthanas hacia tanto tiempo, era un piso normal y corriente, perfectamente equipado para un humano normal y corriente.

-Es bonito-dije con una sonrisa-mi torre de mármol es mas bonita pero bueno-dije con tono travieso-la verdad es que tendría gracia que l casero se encontrara alguna al venir a hacerte la inspección-reí por lo bajo.

Mire a Gill alejarse por el pasillo justo después de ofrecerme algo y de que yo le dijera que me tragera algo de beber, lo que quisiera.

Me senté en una silla a esperar a que regresara Gill abrazando aquella chaqueta que me cubría y respirando el aroma que emanaba, olia a demonio como diría mi hermano, pero era el olor de MI demonio

Después de debatirse delante de la nevera sobre qué llevarle fue de nuevo hasta donde había dejado a la chica con una lata y un par de vasos.

-¿Qué haces aquí?-le preguntó haciendo que se levantase, llevándola a los sofás de la salita y haciendo que se levantase-. Creo que estoy falto de recursos. No me gustan estas cosas humanas pero aunque pase mucho tiempo fuera a veces tengo que invitar a ciertas personas aquí, para que no sospechen y eso...-le dijo sirviéndole y dejando el vaso en la mesa de café para sentarse después a su lado, respirando con algo más de tranquilidad-. ¿Estás bien así?

Al verme sentada en la silla me hizo levantar e ir al salón para acomodarme en el sofá, estando junto a le cuando se sentó.

Apoyé mi cuerpo en el suyo, quedando algo recostada sobre el con el baso recién servido en la mano mirando el liquido que centelleaba con la luz de las lámparas

-¿Que es Gill?-pregunte curiosa sin dejar de observar el baso atentamente
Después mire al infernal y sonreí

-Claro que estoy bien Gill, estando contigo siempre estoy bien-quede callada unos segundos-bueno casi siempre-rei recordando aquella batalla junto a el-exceptuando cuando tengo que defenderte de infernales malos y asquerosos.

-Te helado, o algo por el estilo-le dijo mirándola un instante y pasándole el brazo por encima, apoyándose él también contra el cuerpo de la chica, casi inclinándose sobre él de forma protectora. Casi había olvidado lo que se sentía al hacerlo, al abrazarla a ella. Era de cuerpo tan fino y pequeño, pero a la vez tan brillante que era como abrazar un gigantesco amnojo de luz, y pese a disgustarle todo lo celestial aquello le agradaba. Siempre le había agradado.

-Es demasiado tiempo. No sé cómo comportarme...-mustió pensando en voz alta, apoyando la barbilla en sus cabellos dorados y cerrando los ojos, suspirando después mientras deslizaba una mano por su espalda y la mantenía contra su cuerpo-. ¿Para cuánto tiempo te quedarás?

Después de identificar la bebida y asegurarme de que Gill no quería emborracharme-cosa que no le hacia falta, pero no me gustaban la mayoría de las bebidas alcohólicas-tome un largo trago, esta frio y tenia un sabor muy agradable.

Gill me abrazo y apoyo su barbilla sobre mi cabeza, haciendome enarcar una ceja algo molesta, pero su proximidad, su calor...me relajaban mucho como para enfadarme por una tontería así.

-Comportate como lo has hecho siempre-dije sin darle importancia-aun que haya pasado tanto tiempo seguirás recordando como me tratabas, por que si dices que no me enfadare-dije con tono y gestos de falsa ofensa.

Notar aquellas caricias me hacia revivir momentos felices y era lo que necesitaba.

-En principio baje solo al concierto-dije fríamente-pero teniendo en cuenta que tengo gran parte de mi asqueroso trabajo terminado por una muy larga temporada-agache la cabeza pensando en todos los inocentes condenados por mi culpa y suspire-podre quedarme mas tiempo-suspire algo cansada-¿cuanto tiempo me vas a secuestrar?-aquel comentario había sonado mucho menos bromista de lo deseado y demasiado implorante, pero ya estaba hecho

-No lo sé. No tenía nada de esto previsto-le dijo sin mirarla, aún con el susto en el cuerpo. Chasqueó la lengua. Todo lo que había estado planenando se había ido al traste, nada concordaba ni coincidía como debía ni como había tenido la intención de que lo hiciese, y no comprendía lo que realmente ocurría.

-Después de irme... intenté contactar contigo-le dijo soltándola un momento y posando la espalda atrás en el sofá, quedando con la vista perdida en la ventana de enfrente-. Pero resultó ser bastante más complicado de lo que creía, quizás porque realmente no quería volver a verte-dijo mirándola un instante-. Me enfadé. Aunque ya no tiene importancia-terminó de decir largando un suspiro de agotamiento y resignación.

Que Gill no hubiera querido volver a verme entraba dentro de mis planes, pero lo de que hubiera intentado contactar conmigo, creo que le tenia que haber explicado algunas cosas hacia tiempo, pero se me pasaron sin decir como muchas otras cosas.

-Para contactar conmigo la cosa es difícil para cualquiera-susurre-sobre todo cuando me encierran en el despacho a trabajar-le mire apoyado en el respaldo del sofá y sonreí-pero realmente tu lo tenias mas complicado por ser un infernal, aun que me habría gustado saber como intentaste contactar conmigo.

Agache la cabeza, pensando en como me sentí cuando nos separamos y un suspiro amargo salio de mis labios.

-Yo...-me sentía culpable-no lo intente, pensé que me odiabas casi tanto como me odiaba yo cada día-le mire de reojo-que no querías saber nada de mi, soy una estúpida, incluso llegue a pensar que tirarías el colgante que te regale y me olvidarías completamente, como si nunca hubiera existido....

El demonio la miró un momento y después se llevó una mano al pecho, palpándolo por debajo del jersey para tocarse después el cuello, buscando la cadena de la cual tiró con suavidad, sacándola y dejando ver aquel colgante de las alas, dejándolo fuera de la ropa.

-Cómo iba a hacer tal cosa-le dijo sin mirarla, pasándole al metal la yema de los dedos como tantas veces había hecho ya-. No me enfadé contigo, me enfadé conmigo mismo, con la situación. Te lo dije una vez y lo seguiré manteniendo, escogiste bien, aunque quizás ahora crea que hubiera preferido que lo hubieras hecho al revés.

Allí estaba aquel regalo que le hice hace ya tanto tiempo, nada mas verlo mi cara se ilumino con una sonrisa radiante, ya no es que no lo hubiera tirado si no que lo llevaba puesto y eso me hacia realmente feliz.

Me incorpore en el sofá poniéndome de rodillas y acercandome a Gill acariciando el colgante con los dedos para alzarlo suavemente en mi mano y besarlo con cariño.

-Me hace muy feliz que sigas llevándolo-dije suavemente reincorporándome para mirarle a los ojos

Poco a poco mis brazos rodearon los hombros del infernal y me atreví a pasar una pierna sobre el, quedando sentada a horcajadas sobre el demonio, haciendo el proceso desaparecer mi vestido y entre plumas y que apareciera una fina y corta túnica color celeste.

Le mire a los ojos y acerque mi rostro al suyo besándole de manera suave los labios, para después besar su barbilla, su mejilla y finalmente su cuello dejando una pequeña marquita en el, después apoyé mi cabeza en su hombro y le estreche contra mi

Gill no se había anticipado a aquel nuevo movimiento en su contra y le cogió de imprevisto. Cuando quiso darse cuenta los labios de la chica estaban recorriéndole el cuello y él estaba totalmente descolocado.

El demonio posó las manos en los hombros de la muchacha, tratando de normalizar s respiración y después abrió los ojos, mirándola un instante en silencio mientras deslizaba una mano entre ambos para apoyarla en el vientre de Azrael, notando la piel bajo el fino camisión tan suave y cálida.

-¿Estás segura?-le preguntó. Ya ni se preocupó en preguntarle si realmente podía, si no había un riesgo seguro o si correría ningún peligro, si no que le importó más que Azrael quisiera seguir con aquello por ella misma.

Gill coloco sus manos sobre mis hombros intentando normalizar su espiración que ahora estaba un poco agitada y me dio la sensacion de que me había pasado, entonces su mano se interpuso entre nosotros colocándose sobre mi vientre y pude notar el calor que esta emanaba.

"¿Estas segura?"-aquella pregunta me dejo algo descolocada e hizo que me ruborizara, no sabia como contestar correctamente a aquello, pero tampoco quería dar un paso en falso, me empece¡ce a poner cada vez mas nerviosa y baje mi mirada clabando mis ojos en el pecho de Gill durante lo que me parecieron horas

-Si.....-fue lo único que conteste, por lo demás tenia los puños cerrados con fuerza colocados sobre mis piernas, los ojos perdidos en una mirada gacha y me mordía de manera nervios el labio inferior al vorde de hacerlo sangrar en cualquier momento, preguntándome ¿Que pasaría ahora? ¿Si seria doloroso o incluso desagradable?