Evil dead -priv-

Gill se recostó a su lado, rodeándole con un brazo cubiertos ambos con las mantas. El demonio aún respiraba con algo de celeridad aunque después de aquello se sentía mucho más aliviado de un dolor que no había tenido en realidad.

-Los hombres de verdad no preguntan si ha estado bien. ¿No confias en ti mismo que tienes que preguntármelo?-le cuestionó con voz suave sobre los cabellos, sonriendo a penas y cerrando los ojos. Con cuidado de no dañarle le pasó la mano por la espalda y lo apretó contra sí, no dejando que aquel calor que se había revuelto entre ambos se escapase.

-Me siento mucho mejor ahora-susurró sobre su frente besándole allí con cuidado para bajar un poco más-. No te conviene tanto ajereo, Griff... Si mañana estás curado o te encuentras sin peligro de que se te abran las heridas de nuevo te sacaré de paseo a la calle-le dijo sonriendo maliciosamente rozándole la mejilla con la nariz.



[Me voy al sobre. Buenas noches]

Le acarició los cabellos lentamente y luego suspiró profundamente, complacido por aquellas palabras, caricias y tratos.

-Sacarme de paseo, como a los perros -musitó mirándole a los ojos y apretando el cuerpo de Gillthanas lentamente para sentirle bien cerca de él- De momento no quiero que te separes ni un segundo de mí, tienes el cuerpo muy caliente -se relamió los labios y le abrazó por la cintura- No es que no confie en mi mismo, eres tú quien llevaba las riendas, no sé si has quedado satisfecho o no -musitó entrecerrando la mirada y estirando el cuerpo- Ah... qué bien me siento, Gillthanas -le acarició la mejilla y le besó profundamente-Miau... Lo haría mil veces más contigo y todas seguidas, hasta que mi cuerpo cayera por si mismo -susurró restregándose por encima de él- Podrías dejarme que vuelva a entrar en ti....

-Si, podría, pero creo que me gusta más de la otra manera...-comentó con la cabeza hundida en la almohada y los ojos cerrados mientras le acariciaba con una mano la espalda, siguiéndola de arriba a abajo-. Además, darte tanto poder creo que te ciega un poco, y tengo que mantenerte bajo control al menos durante el rato que estés cerca de mi.

Sonrió a penas acercando los labios a los del diablo, quedándose a escasos centímetros de él para quedarse allí respirando sobre su fina piel.

Le observó unos momentos y sonrió a penas, acercándose a sus labios sin besarlos y acomodándose en la cama un poco mejor, con el cuerpo aún un tanto sudado y relajado.

-Mmmmm... En fin, ya está bien de descansar -musitó levantándose un poco- ¿Tienes papel y algo para escribir? Necesito empezar a trazar planes y sacar conclusiones -dijo apretándose la sien- Debo ponerlo todo en orden. Como más tardemos más se va a liar y no pienso pasarme 3 siglos escondido aquí dentro, no es mi sueño el enfrontarme contra el infierno.

Se levantó con cuidado, apoyándose en la pared.

-Voy a la ducha, preparamelo todo, Gill.

-No tengo nada de eso. ¿Necesitas escribirlo?-le preguntó incorporándose para quedarse sentado en el colchón y después apartó las mantas de un golpe-. No creo que sea tan difícil. No les doy ni un par de meses...-alegó mirándole de reojo y después levantándose del colchón.

No tenía idea ninguna de lo que se podría hacer en aquella situación, pero tampoco le parecía una situación crítica. Si había salido airoso de todas aquellas situaciones y atelcados en los que sí había tomado un papel de culpable, más fácil a su parecer tenía que ser una situación en la que ninguno de ellos tenían nada que ver. Claro que todavía no se fiaba del diablo. Seguía alerta, como siempre.

Le miró unos instantes y luego fue a la ducha, mojándose todo el cuerpo y limpiándolo y luego saliendo con una pequeña toalla en su cintura, sentándose en la mesa del centro y luego mirando alrededor para suspirar, algo cansado, pasando la mano por sus heridas que dolía a tiempos.

-Vamos a ver -intentó aclarar su mente y luego se acomodó mejor en aquel duro asiento, no dejando de apretar la herida del pecho- Piensa Griffith, piensa..

Sintió su mano trémula y la escondió bajo su trasero.

-Ahora no, maldita sea.. -entrecerró la mirada, mordiéndose la mano y luego apretándola

-¿Te ocurre algo?-le preguntó entrando en el cuarto vestido con un pantalón negro, algo ceñido al cuerpo, y una camisa del mismo color en la mano. Se acercó a él caminando con suavidad y se paró a apenas un metro, mirándole y después mirándole la mano.

-Te siguen doliendo ¿verdad?-le preguntó dejando escapar el aire en un suspiro tranquilo, tomándole de la mano sin a penas fijarse en ella, tomándola entre los dedos y mirándole después, notando que ya estaba haciendo un esfuerzo mental.

Retiró la mano de inmediato y miró a Gillthanas, como escondiéndola bajo su pelo blanco y apoyando el codo en la mesa, bostezando y sonriendo.

-No es nada, se me pasará -apoyó la otra mano en su frente, divagando entre pensamientos y luego murmurando un par de cosas de forma que intentaba ordenar aquello de alguna forma- Estoy pensando que quizá todo es mucho más sencillo de lo que parece. Posiblemente haya alguien cercano a ambos en tu esfera, quizá en la mía, que nos tenga un tanto de odio mútuo y tengo por seguro, o, al menos, eso creo, que no es León.

Se acomodó mejor y guardó la mano dentro de la toalla, sintiéndola caliente y un tanto dolorida.

-Vamos a ver... piensa, quién conoces de mi mundo y el tuyo? Quien más relación tengs con él, algún compañero de trabajo?

-Yo no conozco a nadie más. No tengo por costumbre tomar amistad con los de mi especie mucho menos con los de la tuya.

Gillthanas encogió un hombro y pasó los dedos por el borde de la mesa y después se apoyó sobre ella también, quedando con la vista perdida a la puerta.

-Algún que otro como él... pero yo solo cumplo órdenes de quien me las de, no me viene a nadie en especial a la cabeza que pudiera querer tendernos a los dos o a uno de nosotros una trampa... Por mi parte creo que no tengo enemigos ¿tu tienes a lguien?-le preguntó volviendo la vista hacia él.

Sonrió a penas y se frotó la nuca, con gesto algo inocente mientras seguía con la otra mano bajo su traseroy haciendo fuerza contra ella.

-En realidad creo que con todos mis dedos no cuento ni una décima parte de ellos -musitó suspirando y luego poniéndose de pie con un horrible calor - Se que esto que te voy a decir es raro pero... verás... -le miró a los ojos y luego musitó un par de cosas incoherentes- Cuando estoy en este periodo de los tres meses, a veces, digamos que... cambio un poco, estoy más susceptible y mi parte demoníaca incrementa, por lo que... No controlo mucho el grando de violencia aplicada -susurró sacando la mano de debajo de él que parecía medi temblar sola- Tendrías que atarme con cadenas o como puedas, no me gustaría hacerte daño... -le miró a los ojos, pensativo- Pero no te preocupes, trazaré los planes mientras pueda, sólo tendrás que aguantarme un par de horas en ese estado -comentó con una pequeña sonrisa- Soy raro.

Gill volvió a tomarle la mano y la sujetó con firmeza asegurándose de que no se la recobraba de nuevo.

-Si, lo eres-le contestó sin mirarle, observando un instante aquella herida-. Pero no dudes que si te revuelves contra mi me defenderé. No voy a atarte para asegurar mi vida, no tengo derecho a hacer eso-le miró un momento a los ojos y después encogió un hombro, pensativo.

-¿Por qué buscar a alguien que te tenga en su punto de mira? Está claro que es imposible. Podemos hacer otra cosa...-comentó frunciendo levemente el ceño-. Podemos esperar a que te recuperes del todo y vuelvas a tus cabales... y buscar al traidor. Será más fácil, ¿no crees?

Griffith le observó unos instantes fijamente a los ojos y luego intentó soltarse de la mano y bajó la mirada, acariciándose la nuca sin saber qué decir o hacer.

-Entonces será mejor que me marche un par de días -musitó con levantándose de la mesa y poniéndose de pie- No me gustaría pelearme contigo sin razones y que uno terminara peor que el otro -susurró pasando su otra mano por la mejilla del demonio y besándole los labios- Oye, dime qeu cuidarás de nuestro hijo -susurró con una sonrisa estirándose- ¿Vale? -le palpó el trasero y luego le mordió el lóbulo de la oreja- Será mejor que me largue por la naturaleza.

Gill sabía que no era más que una broma, y que no era otra cosa que uno de los gags que formaban parte de la naturaleza del diablo, que ya venían así de serie, pero aún a pesar de pensar en ello unos momentos no lo entendió.

-¿Qué hijo?-preguntó pasándose la lengua por los labios. Le tomó por la cintura y le apartó con suavidad para poder separarse él también de la mesa-. A ver lo que haces... No me gustaría encontrarte muerto después de un tiempo para pedirte explicaciones a ese magnífico plan que trazarás.

Sonrió unos instantes y le miró a los ojos.

-NUestro hijo secreto ... -sintió un dolor punzante y luego frunció el ceño- En fin, no te preocupes, sobreviviré -comentó con una pequeña sonrisa yendo a la cama para ponerse su ropa, dejando la armadura- Dejo esto aquí así tendré que volver sí o sí, guardamela, es lo más preciado para mi- Espero que cuando vengas me des una buena bienvenida -musitó andando hacia la puerta- Nos vemos.

Tras aquello salió y hasta 5 días el mucihacho no volvió a aparecer. Cuando lo hizo se quedó en la entrada, su cuerpo estaba peor que deteriorado y su respiración entrecortada, con algo de piel de su abdomen arrancada.

-Ngh..

A la caída de la tarde Gillthanas regresó de las rutas comerciales después de encargarse de unos cuantos asuntos, entre los que estaba por supuesto alimentarse de los mercaderes. De camino a su cueva escondida a penas se acercó a las rocas cubiertas por los árboles cuando vio a alguien allí. Se paró un instante alertado por la posible presencia de enemigos pero se serenó igual de rápido.

-¿Griffith?-preguntó desde aún una distancia prudente, volviendo a caminar hacia él.

Griffith sonrió y levantó la mirada, sus cabellos estaban levemente teñidos del color rojizo de la sangre. Se reincorporó intentando aparecer más fuerte de lo que estaba y luego echó a reír, levantando la mano.

-¡Hola! -exclamó feliz como si realmente estubiera contento de verle- Cuanto tiempo. ¿Te has aburrido sin mí? -cubrió su abdomen con un brazo y luego andó hacia él, parándose en frente, escupiendo algo de sangre al lado- He tenido un par de entretenimientos por el camino, espero que me hayas perdonado por los días de espere -musitó tocando su nariz con el dedo- Te he echado incluso de menos, demonio de mala muerte

Gill afiló la vista en él y no se movió del sitio.

-Se supone que te fuiste unos días para tratar de recuperarte, no para volver peor de lo que te fuiste...-comentó mirándole el estómago y tocándole las ropas sin ganas, apartándolas para ver la herida y después soltarle de nuevo.

Le miró a los ojos alzando un poco la barbilla y ni se inmutó por sus preguntas.

-¿Has conseguido averiguar algo o sólo te has dedicado a pelearte con los demás?-le cuestionó inmáginándose mil situaciones diferentes.

Le observó unos instantes y sonrió, apartándole un poco de encima de él.

-No me toques, me duelen demasiado -musitó mientras miraba el cielo de forma despreocupada- He sabido un par de cosas. Entré en tu esfera ayer mismo accediendo directamente por la habitación de León y pude hablar con él. Sin embargo, en sus ojos, no le vi. Intenté que reaccionara pero no me escuchaba, sólo cuando le coloqué una mano encima reaccionó clavándome las garras en el pecho y desgarrando la piel. Intenté no hacerle nada pero la rabia me dominó como era de esperar y terminamos enfrentándonos. No recuerdo qué paso. Creo que fue a avisar a los guardias que vinieron a buscarme y tuve que lluchar con otros demonios pero no sé ni cómo llegué aquí de nuevo.

Miró hacia otra parte.

-No entiendo nada.

El demonio le miró y se apartó un poco para verle mejor.

-¿Y qué quieres decir con eso? ¿Qué has descubierto?-le preguntó sin comprender todavía la situación-. Si me lo cuentas así sólo se me ocurre pensar que te has metido en líos de verdad, y esta vez no te han confuncido con nadie...

Gillthanas se pasó una mano por la frente. Había conseguido desconectarse de todo aquello durante los últimos días, ni si quiera lo recordaba ni le había sucedido nada extraño.

Se apoyó en la corteza del árbol y luego suspiró.

-No lo sé. Es como si me esperaran -irguió su espalda mirando el cielo con sus ojos azules casi translúcidos y la mirada un tanto cansada por todo lo de aquellos días y el deterioro de su propio cuerpo ante una batalla con más de 100 demonios aunque no lo recordara- Cuando me pongo en estado 'berserk' luego no recuerdo nada. Mi cuerpo olvida mis propios límites y no siente dolor ni tampoco cansancio por perder sangre. Pueden romperse todos mis huesos que no sentiría ni una pizca de dolor, aunque cuando vuelves a tu estado, puede provocar la muerte de forma fácil si has excedido demasiado..


`[Berserk es eso]

El demonio le siguió con la mirada.

-No me has contestado...-murmuró mirándole fijamente y acercándose a él para pararse frente al diablo y afilar la vista en él-. Sigo sin entender lo que ocurre, pero ya te he dicho que tarde o temprano el culpable de todo esto se descubrirá. Seguro que es tan estúpido que se descubrirá a sí mismo. ¿Por qué te metes en tantos problemas entonces?

Se encogió de hombros y luego suspiró.

-Sólo he venido a recoger mi armadura -murmuró mirando hacia otra parte- La necesito. Me aisla en todos mis combates y hace que el dolor se reduzca a una cuarta parte, sin ella no aguantaré demasiado -miró al hombre que tenía en frente, de su ojo resbaló una lágrima de sangre y la secó con un dedo, estaba lleno de heridas- No tengo respuestas para nada. Debo seguir buscando y si puedo obligar a los demonios a que me cuenten algo. Cualquiera que venga a atacarme sabré que está de parte del traidor así que podré sacar información, al menos, de quien le da las órdenes.

Se puso de pie sin apoyarse y respiró profundamente.

-Déjame darme una ducha y me marcharé, sólo falta un mes y medio para recuperar mi fuerza así que no me es difícil luchar cada vez más fácil

[A dormir que hay que madrugar]

Gill le miró un momento y después asintió levemente con la cabeza, indicándole que pasara.

-Ya conoces el camino-le dijo retomando las cosas que había dejado en el suelo al llegar cuando le vio allí delante. Era un bulto de ropa, aunque parecía pesar y llevar algo envuelto en las telas. Sin decir nada más, dirigiéndole una última mirada de reojo, se metió en la cueva oculta por la arboleda para desaparecer en la oscuridad. El sonido hueco y lejando de la pesada puerta de madera abriéndose resonó por todo el interior, llegando el eco hasta fuera.

Griffith entró en aquella guarida entre los caminos y cuando se encontró dentro cerró la puerta, mirando a su alrededor y yendo directamente a la ducha.
Se bañó con tranquilidad, limpiando todas sus heridas y sobretodo el abdomen que seguía desgarrado, sin piel alguna para proteger la carne.

Entrecerró los ojos con el agua caliente y se relajó, habían sido unos días demasiado duros para su cuerpo y ni tan siquiera recordaba el haber luchado contra 100 demonios. Ahora tendrían una razón más para matarle.

-Mmmmm... -el agua estaba levemente teñida de un color rosáceo a causa de la sangre pero parecía no importarle- ¿Podrías traerme algo para comer? No importa qué, no se cuánto hace que no pruebo nada -musitó cerrando los ojos y dejando reposar su cuerpo- Siento morir...

Una ristra de uvas negras, grandes y dulces se descolgó de la mano de Gillthanas, situado detrás del diablo a la cabeza de la bañera.

-Ten-le dijo dejándoselas y observando después un momento el agua teñida con la sangre de Griffith-. Supongo que tendrás donde quedarte-comentó sin moverse de donde estaba, mirándole un instante-. Voy a cerrar esto durante un tiempo, ahora tengo asuntos importantes de los que ocuparme...

Gillthanas tomó aire en profundidad, llenando los pulmones y soltándolo pesadamente mientras se dirigía de nuevo a la puerta del cuarto de baño y salía a la habitación, acercándose a los armarios para rebuscar en ellos.