Mirando el mar-Priv-

Deje caer mi cabeza en un gesto cansado. La madre que me parió (perdón Elisael) en que líos me meto yo sola-pensé

Por mas que me gustara la idea, no estaba segura de querer que mi primer beso fuera así, aun que no tendría muchas oportunidades de poder dar un beso a alguien que me gustara, pero no quería tener que pedirlo, me parecía algo denigrante y desesperado...

-Bueno pues ya has saciado mi curiosidad-dije incorporando la cabeza y sonriendo-ahora me voy-extendí las alas un momento mas que nada para estirarlas y las recogí de nuevo-nos vemos.

Comencé a caminar muy lentamente, con pasitos cortos, como si me costara alejarme de el, y pensando en cuanto me habría gustado darle ese beso, aun que tal vez habría preferido que me lo diera el

Gillthanas la siguió con la mirada sin moverse en absoluto y cuando ya estuvo unos cuantos metros lejos de él se incorporó con una suave sonrisa y siguió allí, en pie, mirándola mientras se alejaba.

-Te rindes muy rápido, ¿sabes Azrael?-le dijo desde allí e un tono tranquilo lo suficientemente alto para que le oyese-. Adiós niña-le dijo para finalizar agitando con suavidad una mano a pesar de que ella estaba de espaldas y no podía verle.

Escuche su voz tras de mi, con aquel tono tranquilo que me gustaba tanto y gire la cabeza para mirarle viéndole agitar la mano en forma de despedida

-No me rindo-dije con una sonrisa traviesa-te lo daré algún día, pero o me lo pedirás tu o me lo acabaras robando-una pequeña risa se escurrió de mis labios-tu mismo-le guiñe un ojo.

Me gire de nuevo y camine otros pocos paso, pensando en lo complicado que era ser quien era y a la vez comoportarme como yo misma

-Adiós "pequeño"-hice un gesto con la mano de despedida

Necesitaba paz así que caminaría hasta el cementerio y allí pasearía entre las tumbas de los niños, tal vez hiciera llover para que estas se limpiaran, pero antes de eso debía cambiarme de ropa y pensar muchas cosas

-Te quiero-susurre para que solo mis oídos pudieran escucharlo

Gillthanas tomó aquello como un reto personal. Quizás los humanos fueran frágiles títeres a los que atormentar y cegar, pero para ángeles y demonios las cosas eran mucho más completas, más eternas. De una forma u otra eran más fuertes y a orgullo de hombre y sobre todo de demonio Gillthanas era una cruel máquina inagotable.

La miró a lo lejos y desenredó los brazos de encima de su pecho. Si quería retos lo tenía muy difícil con él. Negó con la cabeza con suavidad, marcándose el fácil propósito de no ser él ni quien se lo pidiese ni robase, jamás, y ya lejos de poder decírselo para que le quedara claro dejó que se fuera con aquella idea ya hecha. La perdió de vista separándose del árbol a penas un poco y se fundió de nuevo con las sombras para irse de allí.