Mirando el mar-Priv-

Gill la miró un momento y resopló volviéndose a tumbar.

-Qué vida más agradable la de los ángeles...-comentó con burla y sarcasmo mientras le devolvía la vista a las estrellas-. Soy tu y me suicidaría ahora mismo. Le diría a ese imponente demonio que me arrancase las alas rápido y me empujase de verdad por el acntilado, porque los suicidas van al infierno ¿sabes? Mejor que parezca un vil asesinato...

El demonio dejó de hablar, tomando aire profundamente. Cerró los ojos y lo retuvo en los pulmones un instante antes de soltarlo con suavidad. No sabía qué era peor, no sentir absolutamente nada o sentir y no tener el permiso de que fuera por alguien deseado por uno mismo.

Gill se tumbo y quedo mirando hacia arriba mientras yo pensaba en sus palabras

-Los ángeles nos reencarnamos una y otra vez Gill, es probable que en diferentes batallas hallas matado a diferentes cuerpos muy parecidos que contenían la misma alma-mire al cielo-aun que me arrancaras las alas.. si me tiraras por el acantilado no moriría, el agua no lo permitiría, incluso aun que yo quisiera morir, ella no me dejaría-una sonrisa amarga se dibujo en mi rostro.

Rodee mi cuerpo con las alas intentando evitar un poco el frió que comenzaba a congelar mi cuerpo, aun que aquellas finas plumas no eran un gran abrigo.

-Los infernales tenéis una vida mas fácil, podéis hacer lo que queráis......eso tiene que ser muy divertido-sonreí soñadora-pero no esta a mi alcance, además yo ya hago practica-mente lo que me da la gana-reí traviesa

-Si ya lo veo....-comentó alzando las cejas sin mirarla, ladeando un poco el rostro y rascándose el cuello-. Te mueres por besarme y no puedes hacerlo, ¿y por qué? Un beso no tiene que significar nada, pero en tu caso... Te has sonrojado con sólo pensar en una posibilidad de vivir conmigo. Qué vas a poder hacer lo que te de la gana...-comentó con tono de burla escondiendo una media sonrisa mientras volvía a meter las manos bajo la cabeza con la vista perdida en una de las constelaciones.

Si lo pensaba bien realmente su vida era todo un lujo. Había unas normas claras y reglas, trabajos que cumplir, como en cualquier otro sitio, pero podía irse con quien quisiera, matar a quien le apeteciese, presentar ante él o ante sus condenados aquello que más deseaban con sólo chasquear los dedos, viajar al fin del mundo, estar en mil sitios diferentes al mismo tiempo... incluso todo aquel caos, muerte y destrucción, sólo sangre, que le rodeaba continuamente le resultaba muy agradable. Le gustaba su vida. Pero precisamente por ello se planteaba que hubiese una trampa en alguna parte.

Me encogí de hombros y sonreí, me daba igual que pensara que memoria de ganas de besarle, un beso no es algo importante en si, pero seria mi primer beso y ese quería guardarlo para alguien especial, alguien que se lo hubiera ganada aun que solo fuera un amigo y no mi verdadero amor.

-Lo siento si te molesta-dije tumbándome junto a el-pero estoy helada y tu estas calentito-me acurruque junto a el como un gatito y sonreí inocente.

-Prefiero que te apartes-le dijo con suavidad sin moverse, con las manos aún debajo de la cabeza y mirando al cielo-. No me gusta tener cosas a mi alrededor, además... no voy a quedarme a dormir aquí precisamente...-comentó mirándola de forma acusadora, como si lo que estaba haciendo la chica fuera un total contrasentido. ¿En un acantilado?

Tan sólo de pensarlo hizo que Gill se incorporase de nuevo, sentándose y saliendo de aquel estupor agradable y tranquilo en el que se había dejado caer y ahora salía de golpe.

Lo había intentado, eso no me lo podía negar nadie, el e había molestado e incorporado, rodé un poco por el césped para ponerme boca a abajo e incorporarme de rodillas

-No tengo intención de quedarme a dormir, solo pensaba que seria agradable estar tumbada a tu lado y mirar las estrellas-le mire de arriba a abajo-pero visto que te a molestado no lo intentare otra vez-los pocos segundos que estube junto a el su aroma llego a mi trayendome un extraño recuerdo, como si en algún momento ya hubiera estado junto a el en esa posición, pero desterré la idea, era absurdo...

Me incorpore totalmente del suelo y me estire, necesitaba estira las piernas así que comencé a caminar alrededor de el mirando el mar y el cielo oscuro

Gill se mantuvo un instante sentado desperezándose antes de levantarse, volviendo a ser más alto de nuevo. Se giró hacia la chica y la miró unos instantes.

-Odio los paseos por medio del bosque con una conversación trascendental-le dijo mirándola directamente, no sabiendo si capataría el mensaje-. ¿Quieres ir directamente a alguna parte o prefieres separarte de este horrible horrible demonio con el remordimiento de no haberte atrevido a ser tu la que le pidió un beso...?

El demonio alargó una tentadora mano hacia ella, ofreciéndole la piel suave y blanquecina para que la tomase, invitándola así a uno de sus innumerables juegos macabros.

Me hice la despistada ante aquel comentario, ¿conversaciones transcendentales yo? que va que va-pensé para mi.

Acepte su mano con un gesto divertido, para mi la descripción de horrible horrible demonio no tenia nada que ver con el

-¿Yo pedirte un beso?-dije mirándole a los ojos-todavía no eres alguien tan especial para mi, no te puedo considerar ni siquiera un amigo así que no hay beso que valga-no le daba un beso o se lo pedía solo por que seria el primero quería guardarlo un poco mas aun que tal vez no llegara hasta la mañana siguiente en mantenerlo atesorado.

-Tengo hambre, fue la única contestación que le di a donde deberiamos ir-después sonreí-quiero dulce....

Gill mantuvo la mano quieta y afiló la vista sobre la chica un momento en silencio para finalmente chasquear la lengua, tomando aire saliendo de aquel silencio.

-Está bien. En ese caso conozco el lugar idóneo.... para comer dulces...-mustió alzando una ceja. Le rodeó la mano con la suya con firmeza tirando de ella. Cuando aterrizó suavemente en su estómago la rodeó con el otro brazo acompañado de su capa y cubriéndolos a ambos. Como un mago ilusionista los dos desaparecieron al instante para reaparecer envueltos en una nube negra, arremolinándose al rededor de ambos,, cerca de algunos árboles. Allí mismo, a escasos metros, se alzaba un pequeño edificio de madera, amorosamente abrazado por los árboles, con olores tibios y agradables que llegaban del luminoso interior. Era una taberna poco conocida, pero concurrida por los mismos extraños personajes que iban a ella noche tras noche.

No me esperaba que tirara de mi para que me acercara tanto a el, durante nas milésimas de segundo tuve miedo cuando me tapo con su capa, pero todo fue demasiado rápido, para cuando quise cerrar los ojos por el miedo ya estábamos en otro lugar y el aroma a comida llego a mi nariz

-Huele bien-dije soltando mi agarre de sus ropas pero sin soltar su mano, observe el lugar con todos esos arboles, y no lo reconocí, incluso dudaba continuar en la ínsula, pues toda su geografía era conocida por los ángeles, le mire-¿Donde estamos?

-En uno de los agujeros de un bosque que no termina nunca-le contestó echando a andar con aquella muchacha de la mano. Era como llevar una dulce criatura blanca de paseo al lado de todo lo contrario a ella. Siempre era para los que lo veían desde fuera un ataque a la vista extraño.

-Hay muchos lugares escondidos entre los árboles, en lugares inhóspitos, que no conocéis-le dijo subiendo con ella un par de escaleras para empujar con una mano la pesada puerta hacia dentro, dejando que el olor a humo y comida, el calor de las chimeneas, les azotase el cuerpo.

Camine junto a el, nuestra diferencia de altura me hacía parecer mas niña todavía, cuando abrió la puerta aquellos aromas me embriagaron de una manera extraña, dejando-me algo atontada y el calor que hacia unos pocos momentos había deseado me resultaba incluso desagradable.

-¿Tu comerás conmigo?-pregunte al demonio de manera inocente-me gustaría que me acompañaras-le sonreí.

La gente que había allí comiendo y charlando animadamente les dedicó una simple mirada para saber quienes eran los recién llegados al oír la puerta abriéndose, pero perdieron interés en ellos rápidamente.

-Te acompañaré, pero no voy a comer-le contestó llevándosela hasta una de las mesas vacías del fondo, a salvo de cualquier punto de mira indeseable-. No puedo comer vuestra comida, además, no tengo hambre...-le dijo mirándola un momento. Apartó una de las sillas ofreciéndole asiento. Sería poco caballeroso si tomase asiento él primero.

La gente nos miro sin demasiado interés y después caminamos hacia una mesa alejada de la entrada .

-Que desea-el camarero se acerco a nuestra mesa.

-¿tienes algo dulce?-pregunte esperanzada mientras notaba que Gill me miraba.

El camarero me miro raro y suspiro

-¿Pastel de chocolate?-me pregunto algo confundido, yo asentí contenta y después mire a mi acompañante con una sonrisa.

-cuenta-me algo de ti Gill, casi no te conozco y me pica la curiosidad

Gilltahas había perdido de la mente la realidad cuando fue devuelto de nuevo a ella al sentirse cuestionado por la chica.

-¿De mi? No hay mucho que contar de mi...-comentó arqueando una ceja y escurriéndose en su silla, apoyándose en el respaldo cómodamente y cruzando las manos sobre el estómago-. Qué podría contar que no te hayas inmaginado ya y sea cierto... ¿que estoy buscando a... lo que supongo será mi padre, quizás?-preguntó encogiendo un hombro. Era quizás lo maás llamativo de su vida en la actualidad, y ni si quiera eso le sacaba de la monotonía.

La idea de que Gill tuviera un padre e parecía tierna y extraña a la vez, aun que la curiosidad también acudía a mi ante aquella idea

-¿sera?....¿no lo conoces?-yo tampoco conocía a mis padres-yo tampoco conozco a mis padres-dije agachando la cabeza-pero bueno tengo 3 hermanos que me cuidan-aquello era un pequeño consuelo para mi.

El camarero trajo un gran trozo de tarta con mucho chocolate y lo dejo sobre la mesa ante mi

-¿Su hermano mayor no tomara nada?-dijo mirando a Gill y yo tube que reprimir una risa mientras le indicaba que no y hacia que se marchara.

Con una sola mirada Gillthanas le dejó claro al camarero que el no tomaría nada, así que en silencio se retiró en busca de lo que la chica había pedido.

-No le conozco. Se supone que yo no tengo padres, por lo que soy... Pero por lo visto es posible que ese exista, y como no tengo nada mejor que hacer...-comentó encogiendo un hombro mientras estiraba el ancho y firme cuello para rascar la piel suavemente-. Yo no quiero tener una familia.

¿Cuantas veces se había rascado ya?, no llevava la cuenta pero muchas, al final seguro que le había picado algo...

-La familia no se escoge-dije seriamente-se tiene o no, y si le estas buscando aun que sea por que no tienes nada mejor que hacer sera por que quieres conocerle, y eso puede significar que si quieres una familia.

Dicho esto comencé a deborar la tarta, era dulce muy dulce, y mi rostro mostraba felicidad absoluta a cada cachito que introducía en mi boca.

-Es una lastima que no comas comida humana-dije mirándole con una sonrisa y la cara llena de chocolate como una niña pequeña-esta de muerte

Gillthanas le miró afilando la vista sobre ella.

-No, eso significa que como no tengo nada entretenido en que invertir el tiempo he tenido la tozudez de ponerme a buscar a alguien que ni si quiera se si existe de verdad, que ni si quiera tuvo la oportunidad de entrar en mi vida nunca porque jamás estuvo dentro, y que no será en absoluto familia para mi despues de tanto tiempo. Tienes un concepto de familia un poco estraviado, ¿sabes? Una familia está ahi siempre, cumpliendo su trabajo como familia. En el hipotético caso de que yo tuviera un padre tendría un desconocido. Lo unico que quiero saber es si es cierto.

El demonio se estiró en la silla mientras miraba a la chica comer aquello tan felízmente.

-¿Lo has entendido?

Asentí, era una forma de verlo como otra cualquiera.

Continué con mi pastel mientras miraba al demonio con curiosidad, recordando cuando se transformo, durante días había notado la presion de aquel hocico sobre mi vientre, aquellos ojos blancos en la oscuridad y la textura de aquella piel que dejaba retazos de oscuridad entre mis dedos.

Cuando hube terminado, me recoste sobre la silla satisfecha y feliz, relamiéndome con una sonrisa.

No pensó que terminara tan rápido. Normalmente para él comer era todo un cortejo entre él y el cadáver de horas de duración, en las que lo despedazada, se lo iba comiendo poco a poco y se lo llevaba a otras partes ocultas del bosque. Cuando la vio frunció levemente el ceño mirándola.

-¿Ya está?-le preguntó mirando un momento el plato y después al camarero atendiendo a otras mesas-. ¿Y ahora qué?

Le mire extrañada y ladee la cabeza pensando en la respuesta a esa pregunta, me rasque la cabeza en un gesto desconcertado

-¿Te apetece hacer algo?-dije mirándole de reojo-yo particularmente no tengo ninguna idea en especial, me gustaría pasar mas rato contigo pero no quiero quedarme en este lugar mucho tiempo-me encogí de hombros-tu decides ahora-sonreí a Gill

El humo y el calor comenzaban a incomodar me ahora quería aire fresco durante nos momentos, necesitaba respirar un poco y tal vez irme a dormir, pero acuantiaría

Gillthanas meditó unos instantes, en silencio y sin mover ni un sólo músculo mientras la miraba. Algo brotó en su perversa cabeza.

-Sí... algo si podríamos hacer...-comentó mirando hacia un lado. Se levantó con suvidad, haciendo que las hachas sonasen en su espalda una contra la otra como campanillas tintineando y rodeó la mesa, esperándola a ella-. ¿Vamos?-le preguntó ofreciéndole nuevamente su mano.

Algo en su tono de voz había echo saltar mi alarma de peligro, pero la acalle, me tendió la mano y yo la acepte de nuevo con una sonrisa inocente y cándida.

-¿A donde iremos ahora Gill?-dije mirándole a los ojos-¿A donde me llevará

Me frote los ojos y le mire de nuevo, era atractivo y aun que muy serio me gustaba, no estaba segura de por que pensaba estas cosas, pero algo en mi interior me alertaba d que podía cometer un grabe error

Gillthanas se la llevó fuera de aquel lugar, sin pagar, pues ya se conocían él y el dueño. De nuevo el aire fresco de la noche les azotó el cuerpo de forma agradable y el demonio se sintió mucho más aliviado de no estar encerrado.

Guió a la chica a una de las colinas circundantes salpicadas de árboles y miró al cielo. Allí las estrellas en el fondo negro de la noche, y se veían tan claramente que parecían poderse coger.

-Ven, siéntate-le dijo sin mirarla, haciéndolo él mientras parecía buscar algo en el cielo.