Una sentencia de muerte -Priv. Griffith -

Gillthanas le miró un momento, apoyándole una mano en la cabeza con suavidad y haciendo que la pegara a su pecho, meciéndole allí, con suavidad, abrazándole.

-Para qué quiero encontrar a nadie... ya te había encontrado a ti...-dijo pesaroso mirando a través de las ramas sin fijar la vista en ninguna parte, porque esta se empezó a nublar.

Y si bien había podido dormir y provar el sabor de la comida, había podido sin pretenderlo ni planearlo ser su propio testigo de como la vista se le comenzaba a aguar, sin comprender el por qué, a penas parpadeó y aquellas lágrimas que corrían por primera vez por unas mejilas que habían estado desde siempre secas le empaparon por completo. Pero no apartó la vista de aquel punto lejano en el que se había fijado, casi aguantando la respiración, no haciendo ningún ruido para que los espasmos del llanto no contrajesen sus pulmones, tragando el aire con normalidad, y no diciendo ni una palabra mas.

Griffith le miró a los ojos y luego le acarició la mejilla suavemente, empapándose la mano de aquellas lágrimas que resbalaban de su rostro.

-Gill... No llores, por favor... -dijo pasando los dedos por la comisura de sus labios- No quiero que mi última noche sea así ¿vale? Por favor... Ya tendrás tiempo para llorar -le besó los labios lentamente, recostándole sobre la rama y acurrucándose encima de él, besando nuevamente sus labios con cuidado y apartando el cabello de su rostro- Eres el ser más hermoso que he conocido nunca, tanto por fuera como por dentro -mordió su nariz y tras ello le abrazó con más fuerza, mirando el horizonte- Parece que hoy el horizonte se oculta más lento que nunca... ¿verdad? Es precioso.

Pasó la mano por el costado del hombre y luego enterró la mano debajo de su camisa, acariciando la cálida piel que tanto le gustaba.

-Deberías borrar tus recuerdos después de esto... No quiero que sufras... -sonrió a penas, tomándole de la mandíbula- Te amo... -se sentó sobre sus caderas y secó nuevamente su rostro- ¿Sabes? Aún no me has sonreido nunca... -susurró bajo- Me gustaría verte reír alguna vez... debes estar perfecto... -entrelazó sus dedos con los ajenos y los besó- A partir de ahora quiero que lo hagas más ¿vale?

Sin embargo a cada palabra que le dirigía el diablo era como un aliciente más del saber que los segundos pasaban a una velocidad relmente endemoniada y se le estaban escapando. Tan sólo se acercó una mano a la boca, como si estuviera completamente ido y hubiera percibido a penas la sensación de un beso que aún perduraba como lo tuviese aún sobre los labios. Después de perder de vista de nuevo al diablo por las lágrimas no hizo otra cosa que subir aquella mano hasta sus ojos, cubriéndolos un momento mientras trataba por todos los medios cortar aquello.

-Se me pasará enseguida-aseguró intentando respirar con normalidad, tomando el aire con calma. Aquella mano que separó a penas un momento fue tan sólo para pasarla por el cuello del diablo y atraerle hacia sí y besarle, con unos labios húmedos y salados. No le dio tregua a ninguno a más, le rodeó el cuerpo con el otro brazo y le obligó a pegarse a él todo lo posible-. Imbécil... Cuando menos te lo esperes apareceré para romperte las piernas.

Le miró a los ojos unos segundos y descansó sobre él, no pudiendo evitar sonreír ante aquellas palabras.

-Siempre tan romántico... pero dicen que una imagen vale más que mil palabras... y te estoy viendo a ti, así que no puedo creer ahora que lo dices de verdad -besó sus labios de nuevo, acariciando su abdomen con cuidado y mirando el horizonte- ¿Puedes... quitarte la camisa? Empezará a hacer frío y ya sabes que me gusta sentir tu piel cuando estamos a mitad de un bosque... -dijo desabrochándole los botones poco a poco, cuidadosamente, sonriendo con debilidad y ayudándole a sacársela.


-Así mejor... Gracias -enredó los dedos en su cabello y respiró profundamente- ¿Vas a estar toda la noche llorando y lamentándote? -dijo de pronto- Espabila. No quiero que mi último día contigo sea así ¿entiendes? -le tomó por la mejilla, pellizcándole- Debes vivir el presente, y más ahora que sabes el futuro... Aprovéchalo... -pasó una mano por su mejilla y luego besó sus labios- Vamos, por favor, anímate o terminaré llorando yo también ...

Si le quedaba alguna duda Griffith había terminado de aclarárselo completamente. Su último día. Tan sólo le miró a los ojos tranquilizándose lentamente, despacio, con la calma que solía caracterizarle porque para él el tiempo nunca había significado nada.

-No te borraré de mi memoria-aclaró entonces cuando ya hubo conseguido cortar su llanto. Tomó las manos de Griffoth y las apoyó en su pecho, siempre cálido y palpitante, tranquilo-. Porque... supongo que te quiero demasiado como para que me resulte menos doloro renunciar a ti para siempre que guardarte, aunque sea de lejos... pero te estoy echando de menos ahora...- subió una mano por el brazo ajeno hasta alcanzarle el rostro, acariciándolo y rozando después su cabello-. Tu me diste a conocer esta desesperación. Y te lo agradezco-le dijo sonriendo con suavidad, costándole aún un poco pero viendo como era algo natural.

Le miró unos instantes, no sabía qué decir o qué hacer.

-Yo tampoco quiero renunciar a ti... Sin embargo, sólo hay dos opciones... en ambas muero... pero en una de ellas tú te salvas -dijo con una mueca más relajada, no parecía en absoluto triste- Así que yo decido que tú vivas... Y que descubras todo lo maravilloso de este mundo ¿de acuerdo? -le besó la mano y luego sonrió, estrechándole entre los brazos- Quiero estar a tu lado por siempre, al menos mi alma estará allí, pero, por favor, no cierres tu corazón por mí... te lo ruego.

Besó sus labios nuevamente y luego frunció el ceño.

-A veces nos damos cuenta demasiado tarde de las cosas ¿verdad? Esta mañana que pensabas que estaríamos juntos por mucho tiempo tu comportamiento era diferente...¿Es porque quieres decirme de golpe todo lo que no te atreviste? Eso no va contigo. Todo este tiempo lo he sabido, Gillthanas, pero no me he rendido... Ni me he deprimido... ni tan siquiera he llorado... No esperaba que me correspondieras tampoco, pero supongo que eso era un decisión tuya.

Volvió a besarle lentamente, saboreando sus labios.

-Me gustaría que me hicieras tuyo esta noche... -susurró con una sonrisa- De la forma más tierna que lo has hecho nunca... ¿Podemos? -preguntó pasando una mano por su pecho y luego abrazándole- Si prefires hablar por mí también está bien... Si pudieramos detener el tiempo... sería perfecto... -le tomó de la mandíbula para mirarle y suspiró- Te amo.

Gillthanas le miró con franqueza a los ojos mientras le hablaba y no apartó la mirada en ningún momento, mientras incansable seguía acariciándole el cabello una y otra vez, tomándole aquel mismo mechón blanquecino.

-Primero me obligas a verte porque si, después me persigues... haces que te persiga yo a ti... te enamoras de mi y cuando yo por fín comprendo que en realidad eres un pedazo inquebrantable de mi mismo... ¿decides largarte? ¿Qué clase de monstruo eres?-le preguntó frunciendo el ceño levemente y sonriendo después más claramente, pasándose un momento la lengua por los labios-. No lo planeé así. Se que no va conmigo, pero... cómo enfrentarme a lo que jamás he vivido...

Le tomó por el rostro y le besó en la comisura de los labios.

-Todavía hay muchas cosas que tengo que decirte, Griffith, muchísimas. Y te las diré algún día. Te lo prometo-le aseguró mirándole a los ojos y sonriéndole con una confortable mirada, volviendo a besarle el rostro y deslizando las manos hasta su nuca.

Le miró a los ojos y luego se permitió que de su ojo resbalara una lágrima, ninguna más. Al tomarle de la nuca le besó profundamente acariciando su abdomen, sonriendo.

-Está bien... Yo también las esperaré, Gill... Prometo no descansar en paz hasta que las oiga ¿vale? -cerró los ojos y le abrazó más fuerte- Oh, Dios... me siento tan vulnerable -se frotó los ojos- Vale, ya está, ya está...

Se estiró entonces, poniéndose de pie y sacándose el jersey y luego los pantalones, dejándolos a un lado y ayudando a Gillthanas a hacer lo mismo, quedando ambos con boxers.

-Creo que hoy podríamos permitirnos el lujo de no dormir ¿no? -le guiñó un ojo y tras ello se sentó sobre su cintura, notando el aire correr- Siempre me ha gustado tu cuerpo y tu temperatura, somos completamente opuestos, yo soy delgado y frío, tú musculado y caliente -apoyó el abdomen sobre el ajeno y volvió a besarle- Pero eso me gusta, es así como el ying y el yang... Completamente distintos pero encajan perfectamente.

Echó a reír entonces y se encogió de hombros.

-Cuántas tonterías digo ¿verdad? Perdona, perdona... -tomó aire y se estiró- Bueno, vamos a ver mi niño -le besó el pecho lentamente, acariciándolo- Dime cosas bonitas...

Gillthanas le miró con comprensión y sonrió levemente ante sus palabras mientras acariciaba y separaba su cabello por mechones, muy suavemente.

-Creo que hoy no dormiré. Voy a velar por ti toda la noche hasta que te de la gana de largarte. ¿Te parece bien?-le preguntó mirándole a los ojos y acercándo los labio a su nariz, mordiéndola un momento para reír con suavidad después y bajar hasta sus labios-. Creía que tenía todo el tiempo del mundo para vivir mi vida. Ahora me doy cuenta de que si es por vivir por alguien todo se acorta muchísimo más.

Le acarició uno de los brazos, dejando resvalar las yemas de los dedos por su nívea y suave piel antes de rodearle la cintura con el brazo.

Griffith le tocó la mejilla, contento de verle sonreír de aquella forma.

-El tiempo es relativo... Así que aprovechémoslo -Le tomó la mano que estaba en su cintura y luego hizo que apretara más y se aproximó a su oído- Quiero hacer el amor contigo, quiero saber cómo es...

Sus manos surcaron aquel cuerpo musculoso y luego escondió el rostro en su pecho, bajando la mano hasta su entrepierna y acariciándola por encima de la ropa interior.

-No es que sea un obseso... es que me gusta estar contigo -se levantó un poco para bajar por su cuerpo y luego entrelazó sus dedos con los ajenos- Hoy quiero que lo hagas suave ¿vale? A ver si lo consigues -le bajo un poco los calzoncillos y luego lamió la punta de su sexo- Relájate.

-¿Tengo que ser yo el suave?-preguntó incorporándole a penas, sentándose sobre las ramas y mirándole-. Te voy a echar de menos, Griffith-le dijo sonriendo llevando una mano al cuello del diablo y acariciándolo con suavidad.

Era como si le tocara por primera vez, como aquella que se había dejado convencer por él para terminar en el mismo lecho. Sonrió al recordarlo. Las cosas habían cambiado mucho desde entonces, casi hasta le parecía imposible que aquellos deseos de matarle que había tenido hacía tanto pudieran haber sido suyos.

Le miró unos instantes y luego se acercó lentamente a él para besarle los labios, abrazándole.

-Yo también -dijo con una sonrisa acariciando su mejilla y luego pasando de nuevo la mano por su entrepierna- Te quiero feo -metió los dedos en los calzoncillos de Gillthanas y acarició muy lentamente, llevando la mano del hombre a su trasero y luego besándole la nariz- Esta vez deberás prepararme bien -dijo haciendo que introduciera su mano y agachándose para lamerle el glande- Te quiero... te adoro... te amo... -dijo abrazándole con fuerza y siguiendo con aquello.

-Lo sé-dijo inclinándose un poco sobre él, acariciándole el cabello y después la espalda-. Ven, no te llego...-el demonio tiró con suavidad de él volviendo a tumbarse boca arriba y dejando a Griffith sobre él mirando hacia sus pies, boca abajo-. Voy a ser muy cuidadoso, ¿de acuerdo?-preguntó acariciándole los muslos con los ojos entrecerrados, llevándose un par de dedos a la boca y humedeciéndolos para comenzar a tantear y a masajear la entrada ajena a la vez que comenzaba él también a felarle con suavidad.

Griffith cerró los ojos suavemente y luego acarició su entrepierna con los dedos, lamiendo cuidadosamente el glande y bajando hasta el final del sexo, masajeándolo con los dedos de vez en cuando, echando algunos suspiros ante las atenciones ajenas.

-Sólo con empezar ya me gusta -dijo con una sonrisa introduciendo el falo hasta lo profundo de su garganta, haciendo que su lengua fuera por su alrededor, moviendo su boca adelante y hacia atrás- Mmmmm... -se estiró unos instantes, apoyándose en sus piernas y completamente a gusto de ello.

-Mmmmm... ah.. -masajeó sus testículos y tras ello continuó con la felación, entretenido.

Bajo las piernas de Griffith acarició el interior de sus muslos mientras labía su sexo que comenzaba a erectarse. Llevó las manos por sus piernas hasta las caderas y se colgó de ellas con facilidad, llevando la lengua por todo el tronco de su hombría hasta la base, mordiendo suavemente la piel para seguir por sus testículos y finalmente alcanzar su entrada, lamiéndola y lubricándola con cuidado, entrando por ella a penas para deslizar un par de dedos a ella y comenzar a masajear las paredes interior.

-Ah... Griff...-deslizó una mano por su espalda hasta su cabeza, acariciándole la pien y dejándose caer de nuevo en las ramas con los dos dedos dentro del diablo, moviéndolos con suavidad y añadiendo un tercero mientras abría un poco más las piernas y alzaba las caderas contra el rostro de Griffith.

Griffith abrió más su boca y abarcó todo lo que su garganta le permitía aquel sexo, felándolo con cierta rapidez para que fuera excitándose cada vez más.

-Mmmmngh... -gimió suavemente ante los dedos y la anterior felación, sintiéndose satisfecho por completa- Mngggg.... Ahhhh... -se apartó unos instantes, apoyándose en sus muslos y moviendo las caderas- Gill... no sé qué habilidad tienes a... ser tan bueno en esto... maldito... -se relamió los labios y luego se estiró, bajando suavemente para volver a lamer su sexo y masturbarlo con una mano mientras la otra se ocupaba de los testículos.

-Me gusta demasiado cuando me tratas así -dijo en un quejido de placer, removiendo sus caderas- Ufff... Ah... MMmmmm... genial... de verdad... sigue...

Gillthanas jadeó a penas por los tratos que le ofrecía a su sexo y separó con cuidado el rostro de Griffith de él, notando por un momento que eyacularía, reteniéndolo y relajándose un momento para retrasar aquello. Hacerlo resultaba hasta doloroso pero volver a notar la lengua del diablo sobre su mimebro después de nuevo era tan asfixiante que de nuevo todo su cuerpo se acaloraba.

-Tendré que enseñarte un par de cosas entonces...-le dijo desde allí esbozando una suave sonrisa, tomando el miembro ajeno con la mano que le quedaba libre y pasando la lengua por elglande un momento, con lentitud-. Algún día...

Suspiró unos instantes y luego se acercó a sus labios para besarle lentamente, acariciando su rostro lentamente y tras ello tomándole por la cintura, levantándose y poniéndose rostro contra rostro, besándole los labios.

-A ver... -se estiró suavemente sobre él y luego entrelazó sus dedos con los ajenos, mordiéndole la lengua sin hacerle daño y restregándose sobre su cuerpo- Mmmmm... -le tocó la frente y luego se sentó sobre su sexo, sin penetrarse- Algún día qué...? Dímelo, dime todo lo que quieras, por favor, todo lo que piensas... No quiero que hoy te guardes nada dentro del corazón...

Besó su cuello y luego se acomodó mejor, abrazándole.

-Dime que me quieres...

Gillthanas le tomó del rostro con suavidad, mirándole un momento antes de acercarse a besar su suave piel.

-Algún día... te pediré que te cases conmigo-le dijo con suavidad mirándole a los ojos y sonriendo-. Pero cuando no puedas preveer el futuro ni lo que nos aguarda, para vivir sin más...-acarició su cabello, con tranquilidad pero insistentemente, al igual que sus brazos y su cintura, remarcando con la yema de los dedos aquella curvatura de la espalda y después rodearle los muslos y moverse suavemente bajo él al notar de nuevo la piel del diablo sobre su sexo-. Para vivir a tu lado sin más... porque te quiero-observó su rostro un momento, llevando un dedo por su mejilla hasta la barbilla-. Te quiero, Griffith.

Le abrazó con cuidado y luego le besó los labios, moviendo suavemente sus caderas para ir estimulándole poco a poco, completamente satisfecho con ello.

-Me gusta mirarte a los ojos, estar a tu lado, olfatear tu piel... -se levantó un poco, tomando el miembro de Gillthanas y colocándolo en su entrada, bajando muy lentamente para que fuera penetrándole- Fuiste el primero en tener mi cuerpo y el último -besó entonces su frente, lamiendo el cuello lentamente y luego jadeando- Duele un poco... ten cuidado.. -susurró pasando la mano por sus cabellos- Mmmm... Te quiero.. Ah... -se sentó completamente, quedando entonces quieto.

En ningún momento dejó de mirarle. Era como uno de aquellos juegos de niños enamorados, en los que se miraban los ojos el uno al otro para saber si le gustaban a la otra persona al dilatarse las pupilas. Gillthanas sonrió y le acarició el pecho, dejando resvalar la mano por su torso hasta el vientre, dejándola allí un momento.

-Y es un regalo que siempre recordaré-le dijo con una media sonria, rodeándole lentamete las caderas con la mano haciendo que se alzara un poco y dejándole caer lentamente, con extremo cuidado notando como poco a poco su miembro se iba moviendo en su interior, acostumbrándose una vez más a aquel calor-. Ven. Bésame...

Le besó apasionadamente y luego cerró los ojos, moviendo cuidadosamente su cuerpo para detenerse un momento.

Se sacó un colgante que había llevado siempre en su ropa guardado pero que ahora llevaba puesto y le abrazó con fuerza, poniéndoselo a él.

-Es... un regalo para ti, Gillthanas. Siempre me ha acompañado y me ha traido mucha suerte, incluso te conocí a ti... -se apoyó suavemente en su pecho y luego arqueó la espalda, moviéndose algo más rápido sobre él- Uf... Mmmmm... ¿Estás bien así?...

Gillthanas observó aquello que le había puesto al cuello, llevando una mano a él y tocándolo un momento para volver a cogerlo y mirarlo. Èl no tenía nada para darle, y aunque no mencionó nada sobre ello le habría gustado poder darle algo así, aunque no llegase a conservarlo demasiado tiempo.

El demonio le rodeó la cintura con un brazo, acercándose a sus labios para atraparlos con los suyos y hacerles rodar por las ramas, dejándole de lado en frente a él.

-Yo te regalaré un anillo de compromiso-le dijo acariciándole el rostro mientras sonreía, rodeándole después un muslo para hacer que le rodease la cintura con la pierna, besándole después.

Griffith sonrió y luego subió una pierna a su cintura para la otra dejarla recta, moviéndose lentamente con cuidado para disfrutar de aquel sexo tan suave y placentero.

-Quizá termine por reencarnarme porque no voy a tolerar que vayas por el mundo viviendo solo -dijo con una sonrisa aferrándose a él y acelerando poco a poco, besándole los labios y luego abrazándolo.

Realmente en esos instantes, incluso en ese preciso instante, tenía miedo. No quería dejarle después de todo, pero lo prefería antes que la muerte de ambos.

-Te amo-susurró apretando sus caderas contra las ajenas- Muévete un poco más rápido, Gill... por favor

Gillthanas apoyó los labios en su frente y cerró los ojos, pegándose a él mientras le penetraba más profundamente, salía a penas un poco para dejar respirar la piel y volvía a introducirlo con cuidado, notando como el interior se iba humedeciendo poco a poco y se podía deslizar mejor por el interior.

-Llevo toda una vida solo-le dijo bajando la vista hacia él, buscando sus labios en aquella corta distancia tan íntima y cálida que les pertenecía sólo a ambos-. Quizás... con un poco más de tiempo me habría acostumbrado demasiado a ti. Es tan... insoportable...-cerró de nuevo los ojos deslizando los dedos por su costado hasta su espalda, apretándole contra sí-. Tu lo haces agradable.