Una sentencia de muerte -Priv. Griffith -

Gill se quedó sentado a horcajadas sobre él, con su sexo aún dentro, vibrante y tan apuñalante. Se elevó un momento sobre su propia espalda, mirándole desde arriba un momento para estirarse y vislumbrar el reflejo de ambos en el espejo del techo. Sonrió a penas y se pasó una mano por el pecho, apoyando la otra sobre el de Griffith e inclinándose sobre él ligeramente.

-Supongo que puedo llegar a acostumbrarme...-comentó mordiéndose el labio mientras sacaba parte de la hombría ajena de su interior para volver a calcarse sobre para que entrase de nuevo-. Pero yo... soy el hombre...-concluyó mirándole con malicia, sonriendo de medio lado, mientras repetía el proceso una y otra vez, dejando escapar un grave jadeo cada vez que su sexo penetraba en él.

Se apoyó con el antebrazo en el suelo y el otro le rodeó por la nuca para besarle mientras iba subiendo y bajando.

-No me considero menos hombre que tú por darme por detrás, bonito -dijo con una sonrisa- Aunque sí que es verdad que soy mucho más guapo y atractivo -sonrió de nuevo y atrapó el labio de Gillthanas entre sus dientes, completamente ardiendo de deseo cada vez que se movía- Oh Dios... -le apretó la espalda, acercándole más y siguiendo ahora con las masturbación del oji blanco.

-Eres tan sensual, cabrón -se estiró de nuevo en el suelo, mirando el techo y moviendo sus caderas- Uffff..... Esta´s muy estrecho...

-Si... tienes más pinta de chica que yo-dijo dejando todo aquel aire caliente que se acumulaba en sus pulmones como un jadeo mayor mientras aceleraba ligeramente las penetraciones, dando alguna que otra estocada profunda y volver relentizarlo todo.

-Mientras los dos podamos soportarlo... mejor cuanto más estrecho... No estoy muy acotumbrado... así que te noto mejor...-acarició el pecho de Griffith, llevando la mano por él hasta el vientre y frotarlo levemente antes de inclinarse sobre él para besarle el cuello, morder su suave y caliente piel y descender hasta sus pezones.

Le abrazó con una mano y la otras seguía entre ambos cuerpos, acariciando el miembro de Gillthanas sin detenerse para que recibiera el placer necesario.

-Si te gustan las mujeres no pienses que seré como una de ellos... Además, ellas no te van a hacer correr con tanto gusto como lo puedo hacer yo -dijo en un murmurllo- Ni pueden meterte cosas bonitas por el trasero, que sé que te gusta

Enredó los dedos en su pelo y le estrechó contra el pecho para acariciar luego su espalda, bajando por su columna y llegando a las nalgas para acariciar, tocando también su propio sexo que iba entrando y saliendo.

-Te quiero... mngh... ah...

Cada vez que el sexo ajena entraba y salía de su interior lo notaba más caliente y húmedo, más asfixiante, era casi como un doloroso delirio del que no podía desprenderse por muy mal que se lo hiciera pasar.

Después de un momento se alzó lo suficiente para que aquello saliera completamente de él y después se dejó caer con suavidad sobre él, abrazándole para hacerles rodar de nuevo mientras le besaba y dejaba a Griffith sobre él. Le miró un momento a los ojos y desenroscando los brazos de su cuerpo se dio la vuelta, girándose bajo él haciendo que su pecho ardiendo tocase el suelo frío, agradeciendo aquel alivio.

-No me gustan las mujeres. No los hombres... Me gusta Griffith...-dijo mientras le acariciaba desde allí uno de sus muslos.

Sonrió unos instantes y le besó una de las nalgas, pasando luego su mano por la espalda y tomando la mano de Gillthanas desde su posición, acariciándola.

-Bonito... -le besó los labios nuevamente y luego le recostó mejor en el suelo, levantando sus caderas y lamiendo su entrada, hunedeciéndola un poco para juguetear y que se sintiera bien, volviendo luego a tomar su erección para colocarla en su entrada- Uffff... -fue entrando nuevamente poco a poco y luego se apalancó bien en el suelo con las rodillas, posando sus manos en las caderas del chico y entrando y saliendo suavemente hasta coger ritmo y hacerlo mucho más rápido que en ningún momento, recostándose sobre él para morderle la nuca- Mmmm... Ah... me gusta... -dijo apretando al máximo que podía en su interior, saliendo y dándole embestidas fuertes y precisas- Gill...

Le tomó nuevamente la mano mientras la otra le masturbaba, volviendo a jadear en su oído.

-Mierda... me has conquistado -enredó su lengua con la ajena en un ritmo casi infernal, golpeando con fuerza su piel contra su trasero- Ah... Ah... no aguantaré mucho más... mmmmm

Ante aquellas penetraciones Gillthanas temblaba ligeramente, moviéndose inconscientemente hacia delante y hacia atrás, meciéndose mientras encogía el estómago en leves espasmos placenteros, jadeando cada vez con más persistencia. Ante aquel comentario de conquista Gill no pudo evitar sonreír.

-Pues jódete...-le dijo mordiéndose el labio, echando una mano hacia atrá para sujetarse a su nuca y tirar de él-. Pues adelante... córrete dentro...-le pidió jadeante alzando un poco más las caderas, aguantadno un momento la respiración para volver a recobrarla de forma agitada, notando como su propio sexo comenzaba a vibrar-. Vamos... dame más...

Griffith siguió empujando con fuerza y rapidez, sus caderas se movían lo máximo que podían, cada vez más desesperado, besando su cuello muchas veces y luego los labios, apretando su sexo al momento de las embestidas, tirando de él para que fuera abriéndose hacia el orgasmo.

-Dios -con una mano apretó las nalgas del chico para que hicieran más presión en su sexo y tragó saliva, escuchándose por toda la sala los chasquidos entre ambas pieles, desesperados ambos con la respiración tortuosa- Ngh.... me corro ... -murmuró cerrando su mano sobre la erección de Gillthanas y bajando el ritmo de pronto mientras comenzaba a eyacular en el interior ajeno.

Cuando terminó quedó completamente apoyado sobre su cuerpo, no dejando de mover su sexo rápido, respirando agitadamente aún con espasmos que hacían que fuera moviéndose aún en su interior.

-Mmmmm... ah...

Todo aquello aunado no hizo más que provocar que todo el cuerpo de Gillthanas se tabaleara hirviendo, notando aquellas embestidas y aquel calor húmedo tan sofocante en su interior que le hicieron eyacular también con cierta fuerza, contra el suelo y la mano del diablo.

El demonio aún siguió gimiendo con suavidad, cada vez más tenuemete hasta que su voz se quedó pegada y apagada en el frío suelo. Apoyó el rostro en él, agotado con los ojos cerrados y tratando de recuperar la cordura.

-Griffith...-nombró con suavidad sin abrir los ojos, quizás tan sólo para asegurarse de que seguía allí.

Griffith se recostó encima de él, respirando lentamente y relajándose para luego abrazarle tal y como estaba, aún en su interior.
Le tomó del rostro para que lo doblara un rato y luego le besó de forma tenue y cariñosa. Apoyó las manos en el suelo y salió intentando no hacerle daño, quedándose de rodillas.

-El suelo está frío... -murmuró volteándole y acostándose sobre su cuerpo que le podía cobijar como quisiera- Me gusta más estar encima de ti -levantó un poco el rostro para besarle el cuello y luego le miró,pasando una de sus delicadas manos por la mejilla- Te quiero... Gillthanas... -murmuró cerrando los ojos y tomándole una mano, entrelazándola- Mmmmm... Te adoro... -se encogió sobre él como si fuera un bebé, llegándole las rodillas hasta el pecho, hecho un ovillo- ...

Gillthanas esperó un rato para hablar, si quiera para moverse por voluntad propia, pues de nuevo tenía aquella sensación de que su cuerpo entero se había desprendido de él y ya no tenía ningún control sobre sus extremidades.

-¿Vas a quedarte ahí?-preguntó palpándole un momento, acariciándole después la espalda. Le abrazó con cuidado y se incorporó, sentándose en el suelo con él en brazos-. Ah, vamos... esto es agotador...-comentó poniéndose en pie y llevándose a Griffith a la habitación para dejarle sobre las sábanas frescas.

-Qué voy a hacer contigo...-el demonio se sentó al borde de la cama, mirándole un momento, y después se recostó con suavidad sobre él, un momento.

Le miró a los ojos y luego le acarició la mejilla, besándole los labios con cuidado como si fuera a romperse y abrazándole.

-No sé... si quieres que me separe de ti tendrás que matarme... -le acarició el cuello, besándolo, abrazándole para que no se separara de él- Me gusta poder acariciarte después de estar juntos, es relajante... -arqueó un poco la espalda para colocarse mejor y cerró los ojos, como si fuera a dormir.

-No sé qué va a salir de todo este lío en el que nos han metidos los de allá abajo... pero no me importa si después de todo sigues estando a mi lado.

Le acunó también entre los brazos y le contempló fijamente, sus ojos tenían un azul apaciguado, relajado.

-¿Me quieres un poco aunque sea¿

-Eso... suena a declaración de amor...-comentó con una suave sonrisa, mirándole después-. ¿Lo es preguntó ampliando su sonrisa, como si se tratara de un niño ante una novedad graciosa a la que pretar atención. Le miró un momento en silencio y después se apoyó sobre el colchón, doblando los antebrazos, al lado del diablo.

-Supongo... supongo que un poco si-dijo rascándose la sien un momento mirando la almohada. Después pensó un instante en silencio y optó por tumbarse a su lado-. Pero solo un poco...

Griffith le miró unos instantes a los ojos, acariciándole el cabello.

-Sí que es una declaración -musitó besándole la punta de la nariz y abrazándose a su cuerpo- ¿Por qué...? -dijo de pronto, mientras estaba pensando- ¿Por qué me quieres? No tengo nada en especial... mi mejor punto es el físico y a ti eso no te interesa... por dentro soy lo peor de lo peor... No tengo virtudes... pero sí muchos defectos -ocultó el rostro en su pecho, besándolo y cerrando los ojos- Como sea... gracias de todos modos por decirlo, aunque sea para no oirme... es bonito esucharlo.

Gillthanas siguió tumbado a su lado, con la cabeza en alto mirando el cabecero de la cama mientras pensaba. ¿Qué le había arrastrado a llegar hasta aquellos extremos? Si se hubiera conocido a sí mismo todos aquellos años atrás lo habría visto como un completo absurdo, pero allí estaba ahora.

-No he dicho que te quería...-dijo frunciendo levemente el ceño sin mirarle-. Sólo he... dicho... un poco...

Griffith cerró los ojos y se pegó más a su cuerpo, estirando la manta para cubrirse él solo por el frío que llegaba a su cuerpo.

-Está bien, perdona que te moleste con mis estúpidas preguntas, no me hagas caso -se levantó un poco, sentándose en la cama y haciéndose una cola en el cabello largo, mirando el fondo de la habitación- Si quieres ir a darte una ducha ya sabes dónde está -se recostó entonces boca arriba, mirando el techo y acurrucarse pero sin estar encima de su cuerpo- Voy a descansar un par de horas...

Mientras hablaba Gill seguía pensando, hilando sus propios pensamientos con las palabras del diablo, sin saber muy bien como cuajarlo. Le miró un instante sin decir nada, sin saber qué había dicho para incomodarle, y después de un momento se levantó en silencio para observar la cama y después salir del cuarto.

Tan sólo buscó su ropa para ponérsela y después se acercó a la puerta de la calle. La abrió con cuidado para mirar al exterior. Todo estaba a oscuras aún, en el momento más oscuro de la noche que era el predecesor a la mañana. Y en el cielo jirojes de nubes anaranjadas hacían que Gillthanas se preocupara de más cosas que las de estar cera de Griffith.

Griffith entreabrió la mirada al ver que se vestía y luego escuchó la puerta de la calle, pero no se levantó. Suponía que se había cansado como la vez anterior así que se quedó sobre el lecho, ya iría a buscarle cuando el otro tuviera problemas, le ayudaría y pasarían un par de días juntos para luego separarse.

Suspiró resignado y se autoabrazó bajo las sábanas, apretando el rostro contra la almohada para evitar llorar.

¿Él? ¿Derramar lágrimas por un hombre? ¿Desde cuándo? Era peor que pésimo.

Gillthanas no pudo precisar el tiempo que transcurrió, quizás solo 15 minutos, quizás horas, pero se las pasó tan ensimismado observando el cielo acusador que perdió la poca noción del tiempo que pudiera tener. Se separó del marco de la puerta abierta y echó una última ojeada antes de volverse al interior de la casa, caminando por el pasillo directamente al cuarto y acercándose a la cama.

-Griffith...-dijo con suavidad inclinándose sobre él. Llevó una mano a las sábanas apartándolas con cuidado descubriendo el rostro del diablo-. Eh...

Griffith estaba llorando y cuando sintió su voz y le destapó le miró a los ojos, volviendo a cubrirse.

-¿Qué quieres? -dijo en un murmullo encogiéndose como un recién nacido- Largo... ¿No quieres irte? ¡Pues a qué esperas! -posó las manos en su rostro- Maldita sea... -frunció el ceño, intentando secar sus lágrimas pero nuevas volvían a surgir con furia- Mierda...

-Griff...-el demonio habria jurado que le vio llorando aunque no se atrevió a tocarle inmediatamente-. ¿De dónde sacas eso? He estado ahí fuera, tomando el aire... ¿Griffith?-le detapó de nuevo tomándole el rostro y contemplando sus mejillas unjidas en las lágrimas. Momentáneamente olvidó lo que había querido decirle, pues podía esperar.

-Qué haces...-le preguntó con suavidad, con voz cálida teniéndole aún sujeto por el rostro, con cuidado.

Apartó la mirada, intentando retirarse de nuevo y luego suspirando.

-No lo entiendo... No entiendo por qué tengo que arriesgar mi vida por ti, no entiendo por qué tengo que estar así por ti, no entiendo como puedes gustarme de este modo... Yo... Yo nunca habría dado nada por nadie, ni por mis soldados... Siempre he dicho que era imposible sentir nada por nadie... ¿Entonces por qué tengo miedo de que te largues? Maldita sea... -le apartó nuevamente, tumbándose en la cama- Vete ya... esto es patético.

Gillthanas apoyó un momento las manos sobre el regazo y le miró con paciencia.

-No me hagas darte una paliza para que espaviles...-le dijo llevando una mano a su hombro, sujetándole nuevamente y obligándole a incorporarse hasta sentarse sobre la cama-. Vamos... No voy a largarme. El mundo es demasiado pequeño... terminarías encontrándome de todas formas, así que...-encogió un hombro-. Es preferible que pierda el tiempo contigo que perderlo huyendo por ahí... y escondiédome...

Griffith le miró a los ojos aún llorando y negó con la cabeza, escondiendo la cabeza entre sus rodillas y luego balanceándose.

-Deberíamos buscar algo para borrar todo esto... Si continuo así yo... sólo conseguiré sufrir más... Cada vez que toco tu piel me siento más cerca de ti, pero después de todo, cuando termina, el abismo entre los dos es inmenso... -frunció el ceño, realmente dolido- Joder -refregó el rostro sobre las rodillas desnudas y luego abrazó las piernas con más fuerza- Me empieza a doler la cabeza... mierda ya.

Después de mirarle un momento ladeó un poco la cabeza, contemplándole en silencio. Le obligó a serenroscarse de sí mismo y le miró a los ojos.

-De qué abismo estás hablando, Griffith-le preguntó pasándole la yema de los dedos por las mejillas para limpiarle las lágrimas-. He renunciado a mi integridad de demonio de roca y ceniza sólo para ser capaz de sentirte aprecio, todo portemer que pueda ocurrirte algo, o preocuparte por tu pripia vida cuando la mía esté en juego... ¿No te resulta suficiente motivo el que después de todo siga persiguiéndote? No quiero que llores por mi, Griffith, a menos que sea de felicidad.