Las sombras que me aman - Privado Azrael -

La mañana se les pasó a todos volando. Ensayar era como un juego, y aún más lo era actuar. Quizás era esa confianza en si mismos lo que les hacía triunfar, y quizás era eso mismo lo que Gill andaba buscando en los humanos para contagiarse de ello, si es que era posible. Lo veía complicado pero ya que había tenido encomendada aquella tarea entre los mortales quizás pudiera aprovechar y empaparse de algo agradable.

El grupo entero, formado por varios violinistas, bajistas tecladistas, técnicos y demás, incluido Gill, estaban en aquel escenario iluminado por todas las luces del teatro vacío. Más que música el ambiente se llenaba de risas y conversaciones animadas que predecían a la comida del mediodía.

Toda la mañana de compras, buscando algo que me gustara y las dependientas solo me enseñaban vestidos adorables....estaba asta el moño. Finalmente encontré una tienda que me llamo la atención, todo era mas....especial.
Me prove unos pantalones unas botas y una camiseta y una chaqueta, me encantaba, aquellos toques me hacían ver menos niña, menos angelical...finalmente me los compre.

Camine hasta el teatro y toda la gente se paraba a mirarme sobre todo los hombres, pero me daba igual.

Los pantalones de cuero ajustados, las botas con hebillas y cadenas, aquella camiseta con un dibujo entre obsceno y sacrílego y la chaqueta también de cuero me hacian sentir cómoda.

Espera pollada en la pared a que el saliera, y un chico de unos 20 años se paro ante mi

-Olle guapa-me dijo mirándome de arriba a abajo-¿Quieres que te llevé a un sitio bonito?-me cogió del brazo al ver que yo negaba con la cabeza-ya veras como nos lo pasamos bien-la gente hacia como que allí no pasaba nada, yo no podía usar mis poderes en la urbe y menos a la luz del día era muy peligroso, así que solo podía intentar zafarme de aquel agarre insistente

Por la carretera peatonal que circundaba al teatro apareció un motorista esquivando gente. Iba despacio, por lo que quedaba bastante claro que de conducir tenía más bien poca idea.

Jack llegaba con la moto del demonio directamente del taller. Era una flamante moto italiana perfectamente nueva, o al menos eso lo parecía con los cuidados extremos que Gill solía darle a todo aquello que era inanimado y con lo que solía encariñarse.

El amigo del demonio la dejó a un lado admirándola una última vez antes de alzar la vista y encontrarse con aquella chica. A simple vista no la reconoció, pero después de fijarse un poco podía jurar que era aquella joven con la que se había ido Gillthanas la noche anterior. Sin saber muy bien si meterse o no se acercó a los dos, mirándola a ella un momento de forma interrogativa y después tocándole el brazo al chico.

-Perdona...

Jack al rescate pensé para mis adentros al verle llamar la atención de aquel chico que me intentaba llevar a la fuerza

-¿Que coño quieres?-dijo de malos modos empujando al infernal, yo por mi parte me quede a cuadros, pensando la que le esperaba y en cuanto me soltó me aleje del humano poniéndome detrás de Jack-la chica y yo nos ibamos a divertir ¿verdad preciosa?-intento cogerme otra vez, pero ahora me escabullí mas rápido.

-Esto...-dije mirando al infernal-¿estas cosas son normales aquí?-pregunte inocente-¿o es que este es idiota?

Al oírme decir aquello el humano lanzo la mano para pegarme

Quizás el amigo del demonio no hubiera podido hacer gran cosa referente a sus poderes de diablo allí en medio, entre la multitud. Tendría después que matarlos a todos como los malos mafiosos que se ven irremediablemente envueltos en una catástrofe social, sin embargo Jack ya había dado la voz de alarma, al menos mentalemtne, justo cuandos e quitó el casco y vio aquello. No sabía de lo que se trataba pero en su irrefenable afán por meterse donde no le llamaban en aquel momento no se equivocó.

La mano que el joven había alzado fue agarrada desde atrás y doblada sobre su espalda, escuchándose un crujido violento que asustaba más oírlo de lo que en realidad era. Gillthanas no le había roto el brazo, quizás se lo había dislocado. El diablo a penas dio un paso hacia atrás chocándose con la chica, mirándola después y haciéndole un gesto para que se apartara, lo cual él también hizo.

-Lárgate-le dijo con voz monocorde Gill mientras le empujaba de nuevo hacia la carretera.

Hice un gesto de dolor en cuanto escuche aquello seguido del grito de humano y me llevé la mano al brazo pensando lo que tenia que haber dolido aquello mientras Jack y yo debamos vía libre a Gill que empujaba al otro diciéndole que se largara, cosa que hizo medio llorando de dolor por la segura disociación del brazo.

-Hola Gill-dije cuando todo se hubo calmado un poco-siento el espectáculo, creo que no estoy acostumbrada a este lugar... y la gente que lo habita-sonreí de lado un poco inquieta todavía por la escena-si no llega a ser por el-dije señalando a Jack-no se como habría salido de esta...por cierto muchas gracias-sonreí al amigo de mi demonio.

No sabia que le parecería mi aspecto a Gillthanas pero después de aquello....tal vez me había pasado un poco con el cambio de look, al menos cuando parecía una niña pequeña no me acosaban de esa manera

Gillthanas no había sido nunca alguien ques e fijara en los extereotipos y tampoco lo hacía ahora, aunque cuando vio a la chica con su nueva indumentaria no pudo evitar pensar un momento en lo diferente que la veía a antes. Intercambió una mirada con su compañero y después se acercó a la chica, pasándole la mano por la nuca un momento para acercarse a ella.

-¿Ya has terminado?-le preguntó Jack poniendo las manos tras la cabeza y estirándose un poco-. Me debes una. Si me descuido un poco cierran el taller con tu moto dentro.

-Di mejor que te debo dos...-le contetó mirándole con una media sonrisa y dándole un beso en el cabello a Azrael-. ¿Has visto?-le preguntó señalándole la moto.

Ahora que Gill estaba junto a mi me sentía mucho mejor notando su mano en mi nuca y el cálido beso en el cabello.

Mere hacia donde señalaba Gill y pude contemplar la moto en cuestión, había visto llegar a Jack con ella pero como que no había tenido tiempo de fijarme.

-Es preciosa-dije con una sonrisa y los ojos como platos-me encanta-me separe un poco del infernal para contemplarla mas de cerca-es enorme-dije asombrada y después mire a Gill-aun que no me extraña viendote a ti-dije con una risita divertida antes de regresar a su lado

-Las motos tienen que ser grandes-apuntó Jack alzando las manos, enatizando sus palabras-. Como las...-el demonio se giró hacia él, arqueando una ceja. Su compañero guardó silencio y sonrió divertido dándole un golpe en el brazo y pasándole el casco-. Anda con cuidado-le dijo mirándoles a ambos y haciendo un gesto bago para entrar en el teatro.

El demonio se volvió de nuevo hacia la chica y le tendió el único casco que tenía.

-Creo que ya se a donde vamos a comer. Arriba en el faro hay un restaurante desde el que se ve toda la ciudad y el mar, ¿te apetece?-le preguntó acariciando el manillar de la mito, mirándola. La había hechado de menos.

Escuchar aquel medio comentario de Jack acompañado de la mirada de mi infernal me hizo pensar que era mejor no preguntar como seguía la frase así que solo sonreí divertida

Gill miraba su moto con un cariño que se me hacia extraño todavía verle mostrar después de los años guardando aquellos recuerdos de su yo frió y sin sentimientos.

Me encanto la idea, un restaurante en un faro, buenas vistas y brisa marina, era una estupenda idea.

Cogí el casco y me lo coloque, me quedaba un poco grande pero daba igual, me pesaba la cabeza con el casco puesto y tenia la sensacion de que se me iba a caer de encima de los hombros.

-Vallamos a comer allí-dije alegre desde dentro del casco-seguro que es muy bonito

El demonio montó en la moto, la encendió y la hizo rugir como sólo lo podía acer aquella cara máquina colmada de tantos cuidado.

-Sube-le dijo apoyando las manos entre el manillar, manteniéndola con el freno aún mientras se acaba el cabello en una coleta y se lo apartaba de la cara-. Soy bastante animal conduciendo esto, pero no te preocupes que no causo ningún accidente-aseguró sonriéndole .

Entre miedo que e daba el bicharraco en cuestión y la confianza que me inculcaba Gill....estaba digamos que acojonada era decir poco....

Subí a la parte trasera de la moto y rodee a Gill con mis brazos, mas bien poco convencida de como acabaria aquello y pensando en el golpe que me podía dar si me caía con el conduciendo en plan bruto

-Se bueno-dije mirándole con carita de pena, levantando el cristal del casco-que es la primera vez que monto en una moto y me da miedito caerme a gran velocidad....

-¿Velocidad? No sabes lo que es la velocidad..-comentó sonriendo para sí mientras le cogía los brazos a la chica y le obligaba a aferrarle con más confianza-. Vamos, no quiero dejarte atrás-le dijo volviendo las manos al manillar.

A penas lo hizo girar un momento la moto volvió a rugir. Echó el freno de la rueda delantera, acelerando, haciendo que la rueda trasera quemase el asfalto e hiciese girar la moto sobre sí misma para cambiar de dirección y meterse en la carretera a toda velocidad, esquivando todo lo que entorpecía el paso.

El comentario de Gill mientras me hacia aferrarme con mas fuerza a el no hizo mas que quitarme la poquita confianza que me quedaba en aquello así que cuando comenzo a hacer aquellas maniobras temerarias, cerré los ojos con fuerza y le estreche contra mi agarrándome como mejor podía.

Pasaron unos largos minutos antes de que me atreviera a abrir los ojos, pero cuando lo hice una sonrisa se dibujo en mis labios, era una sensacion agradable ver todo alejarse a aquella enorme velocidad y aun que no me solté de Gill si afloje un poco aquel abrazo, apoyando el casco en su espalda sin dejar de mirar a mi alrededor.

Después de comprobar que no me iba a caer y que Gill no se iba a chocar contra nada aun que a veces me lo pareciera pude disfrutar completamente de la experiencia que me pareció finalmente muy divertida.

Ahora simplemente no quería que parara, no deseaba llegar al destino, me abría quedado abrazada a Gill viendo desaparecer las cosas en la lejanía durante horas pero todo llegaba a su fin y pronto llegaríamos al restaurante.

La cuesta que subía al faro e veía radiante aquel día soleado, un panorama muy diferente cuando había tormenta. Las tormentas en el mar, cerca de él, siempre eran extrañas y especialemente agresivas, o al menos así lo pareían. Era como una gran boca negra interminable y aquella avenida con el antiguo faro restaurado una montaña gris y áspera.

Gillthanas se metió con la moto en el aparcamiento al aire libre y apagó el motor.

-Ya estamos-anunció girando la llave y sacándola para guardársela en el bolsillo.

La vista del tramo final me resulto preciosa, con el mar refulgiendo por los rayos del sol y el cielo despejado, era muy especial aquel lugar, sobre todo para mi con tanta agua.

Finalmente termino el viaje y baje de la moto de un salto quitandome el casco y sacudiendo mi cabeza para que el pelo se recolocara en su lugar, ( con típico gesto de tía buena de pelicula).

-El lugar es precioso Gill-dije con una sonrisa de oreja a oreja-me encanta-me acerque a el y le di un beso, creo que llevaba todo el camino desde que le vi en el teatro deseando besarle y se lo demostré con aquella caricia profunda y pasional-te quiero Gill-clavé mis ojos azul zafiro en los suyos y sonreí tiernamente antes de separarme de el unos centímetros sin soltarle-¿vamos a dentro?.

Cuando se separó pasó su mano por los cabellos dorados de la chica y dejó que los dedos resvalasen por él.

-Claro, para eso vinimos ¿no?-comentó cogiéndole el casco y colgándoselo del brazo para tomar a la chica de la mano y llevársela dentro.

El restaurante ocupaba toda la planta del faro. Un faro que obiamente ya no funcionaba, y que se había convertido en un punto de reunión agradable para todos aquellos que querían comer o cenar a la vez que contemplaban aquellas vistas, perfumadas con la brisa marina.

-¿Habrá que pedir mesa?-preguntó viendo que aquello había cambiado un poco desde la última vez que se había dejado caer allí por casualidad, descubriendo un rincón bastante agradable.

Acepte la mano de Gill con toda la naturalidad del mundo, me había comenzado a acostumbrar a ese tipo de gestos y me sentía feliz de repetirlos tantas veces como me fuera posible. Entramos al lugar, era bonito y estaba muy bien decorado, con ese ambiente marino de los lugares especiales cerca del mar.

-No tengo ni idea, pero podemos preguntar- me separe de Gill para acercarme a un camarero que me indico que no había problema que la mesa del fondo podía ser la que ocupáramos así que regrese con Gill y se la señale-dice que nos sentemos allí, que ahora nos atenderá un camarero-tire de su mano un poco para que caminara conmigo, aun que realmente no hacían falta ese tipo de actuaciones con Gill pero me gustaba hacerlo.

Desde la mesa se tenia una bonita vista de todo e local con curiosidad

Gill se sentó a la mesa después de Azrael y miró hacia atrás, por la ventana hacia el mar, un instante antes de volverse de nuevo a la chica y apoyar las manos cruzadas sobre la mesa.

-Jack siempre trata de convencerme de que la comida sabe mucho mejor al lado del mar. Es un diablo de agua, ¿sabes?-comentó esbozando una suave sonrisa-. Qué otra cosa podría decirme...

El demonio caviló un instante en aquella situación, viniéndole a la mente de nuevo que su vida no hacía más que cambiar bruscamente de un día para otro en los últimos meses. Quizás no todos los cambios fueran tan desagradables. Azrael no lo era.

Aquellas palabras de Gill me hicieron sonreír, ahora comprendia un poco mejor por que Jack me había gustado desde el principio, aun que me resultara incomodo hablar con el, pues teníamos algo en común, el agua.

-Yo prefiero decir que la comida sabe mejor en buena compañía-le guiñe un ojo a Gill-sobre todo cuando estas con un buen amigo-o con el tío del que estas enamorado, pensé para mi.

El camarero se acercó a nosotros a tomarnos el pedido con aire solemne, como si de un mayordomo estirado se tratase.

-¿Han decidido ya lo que desean los señores?-pregunto
-Yo quiero la sopa de la casa-calle un momento pensando-y de segundo si es tan amable salmón al horno
-Muy bien señorita-dijo con una leve sonrisa-¿y el señor que desea?

El demonio alzó la vista pensativo al camarero, sin decir nada aún mientras retiraba la espalda sobre la silla y se estiraba un poco.

-Sorpréndeme-le dijo al hombre, el cual le miró un momento con el bolígrafo quieto sobre la libreta y después asintió con una suave sonrisa. Ya se conocían de alguna vez que Gill había ido allí a comer, aunque no acostumbraba a hacerlo.

-Dime-le dijo después de que se retirase, apoyando de nuevo los brazos sobre la mesa-. ¿Qué quería el tipo de antes?-preguntó.

Esa había sido una buena repuesta, pensé para mi al escuchar el "sorprendeme" de Gill, mientras en mi rostros se dibujaba una sonrisa divertida que se desvaneció en el mismo momento en que pregunto por el tío del teatro.

-Realmente no lo se, me decía que quería llevarme a un lugar bonito-suspire-y no aceptaba un no por respuesta-me rasque la cabeza-fue una situación muy incomoda, si no llega a a ser por ti y por Jack no se como habría acabado saliendo de esa-me encogí de hombros-al fin y al cabo no puedo utilizar mis poderes en la urbe es....muy peligrosos, aquí la gente no nos temería......nos desepcionaria.

Mis ojos se fijaron en el infernal, comparando al demonio de hace años con este que ahora se posicionaba ante mi, me gustaba como era ahora de la misma manera que me había gustado antaño, sabia que en el fondo seguía siendo el mismo, aquel bicho que a mi se me antojo como un perrito y que supuestamente tenia que temer.

-No creas que es tan peligroso. Cuando me aburro se me torna muy divertido..-comentó siguiendo con la mirada a la gente que iba y venía-. En tantos años viviendo aquí he tenido que buscarme el entretenimiento en alguna cosa, y antes de descubrir el chelo los transeúntes despistados eran mi principal objetivo. Ahora son el segundo objetivo...

El demonio sonrió con suavidad y se apartó un mechón de cabello que se había soltado de su cabeza, echándolo hacia atrás.

-Si, Jack es un buen chico. Fue una suerte que me encontrara con él nada más llegar.

Me resultaba divertido pensar en Gill haciendo de las suyas a los pobres humanos de la urbe, yo que era un angel sabia que aquello estaba mal, no me debía reír de las desgracias ajenas pero....es que la idea de Gill en modo "perrito" por ejemplo, corriendo detrás de humanos despaboridos y chillando....tenia su encanto.

-Así que conociste a Jack al llegar aquí-dije sorprendida-¿como fue?, quiero decir....¿como llegasteis a ser amigos?-me picaba muchisimo la curiosidad, hacia demasiado tiempo que no sabia nada de mi demonio y me apetecía que me contara cosas de todo este tiempo, pra mi lo importante era escuchar su voz hablara de lo que hablara

El demonio se quedó pensativo unos instantes, mientras jugaba con el borde del mantel que rozaba sus piernas, sin mirarlo.

-Creo que los dos fuimos destinados a esta ciudad desde el infierno... casi al mismo tiempo. Yo no sabía absolutamente nada de nadie más en mis mismas circunstancias, pero cuando yo parecía completamente perdido en esta ciudad apareció el...-el demonio la miró y se encogió de hombros-. En seguida me ofreció muchísimo espacio, para integrarme, cosa que no he conseguido aún a dia de hoy. Me invitó a formar parte de una banda de música, a conocer todo lo que había aquí... Era como si yo sin saber nada de él, él en cambio me conociera hasta el más mínimo detalle. Incluso ahora.

Gill sonrió a penas y miró a la chica.

-No puedo culparle. Es un diablo recién nacido que se ha enamorado de mí y está más perdido de lo que yo estoy dispuesto a reconocer sobre mí mismo. Debería agobiarme pero no lo hace.