Evil dead -priv-

Griffith miró la ropa que aguantaba con sus brazos y luego se quitó las botas para no ensuciar el lugar. Fue andando descalzo y sólo con aquellos pantalones finos y algo sucios.

-Estoy un tanto mareado asi que no me hagas hacer demasiado que contenga esfuerzo. Hoy tendremos que excluir el sexo -bromeó mientras iba acercándose a él cada vez más hasta llegar donde estaba- Mmmmm... -le miró a los ojos durante unos momentos y fue acercándose a él hasta quedar recolgado en su cuerpo- Parece que me guste prolongar el sufrimiento, con lo fácil que sería morir...

Gill le miró un momento y abrió una de las puertas. Era uno de los inmumerables cuartos que poseía aquella mansión enterrada.

-¿Puedes morir?-le preguntó echando un vistazo al interior antes de entrar y encender un par de lámparas de aceite en las paredes, haciendo que iluminasen el interior. Una única cama cuadrada estaba en el centro de la habitación-. Eso sólo me da más problemas. Necesitas más cuidados...-comentó mirándole un momento de reojo y rebuscando después en uno de los armarios.

-Échate ahí. Podrás descansar todo lo que quieras. De todas formas creo que nos quedaremos aquí una temporada...-comentó cogiendo un par de frascos, mirando lo que eran para dejarlos en su lugar y seguir buscando.

Miró la cama y se apoyó en la pare con el hombro, observando a Gillthanas fijamente y controlando todos sus movimientos.

-No sé -dijo encogiéndose de hombros- Por allá abajo me dijeron que más me valía no morir... Supongo que por venir de un humano tengo mucha menos resistencia y muchos menos votos para seguir viviendo -comentó cruzándose de brazos y bostezando- Me da pena acostarme con estos pantalones, están sucios. ¿No tienes algo para ponerme o duermo desnudo? -preguntó estirándose y remarcando sus finas costellas bajo la pálida piel- A parte también necesito comer, de vez en cuando, aunque sea.

-Aquí no tengo comida, pero puedo hacerla aparecer, sólo tienes que pedirlo como un deseo...-comentó sonriendo un poco mientras se movía con un bote en la mano leyéndole la etiqueta y acercándose al diablo-. Yo que tu dormiría desnudo. Aquí dentro tampoco queda demasiada ropa. Me dediqué todos los años que venía aquí a atesorar armas solamente.

Se acercó a él unos pasos y alzó la vista hacia él para acercarle una mano y tocarle la suya, pidiéndole así que se la cediera.

-Vamos a tumbarnos. Creo que esto te ayudará con el dolor-le dijo agitando con suavidad aquello que tenía en la mano.

Le miró a los ojos y luego sintió aquella mano. ¿Desde cuándo había caido en aquel vorágine colosal rendido ante los pies del hombre?
Miró hacia otra parte, vacilando, moviendo sus manos para desprender los pantalones, quedando en ropa interior y luego desplazándose hasta la cama con sutileza, subiendo igual que un felino a cuatro patas y recostándose, acurrucándose sobre su propia figura.

-Es divertido -comentó con una sonrisa- Espero poder terminar bien con todo -se estiró unos instantes y tras ello tragó saliva, pensando- Dame un poco de agua y fruta. Con eso supongo que tendré suficiente.

Se acomodó unos instantes, mirando entonces con una sonrisa a su acompañante.

-Me tratas como si fuera una princesa

Sin ruido ni agitación aquello que había pedido el diablo apareció a su lado sobre una bandeja, puesta en el colchón. Mientras tanto Gillthanas se acercó a la cama agitando aquella pocion de extraño origen, destapando el bote y sentándose al borde de la cama.

-No me cuesta nada-le respondió tendiéndole el bote-. Bébelo. Me lo dio una anciana hace tiempo. Decía que los guerreros siempre lo llevaban consigo, para soportar las heridas en la batalla y no caer-le explicó subiendo una pierna al colchón y doblándola sobre él, quedando de frente a Grifith.

[Ains... Estoy estudiando, ya casi termino, pero en fin, entraré en descansos a postear, vale?]

Le observó unos instantes y luego, con manzana en la boca le pegó un mordisco y luego se la sacó, sonriendo y tomando la posición la cual tragó de un sorbo, posiblemente en un par de horas le hiciera efecto.
Volvió a morder la boca, recostándose en la cama blanda y estirándose cansado.

-Ahora en serio. ¿Por qué te has vuelto tan afable conmigo? Ha sido un cambio demasiado repentido. Extremo -murmuró mirándole a los ojos- Y cada vez que te lo digo intentas comportarte borde pero en unos minutos vuelves a decaer -se burló para luego acariciar sus cabellos lentamente- Es divertido,

[No hay problema]


Gillthanas le miró un momento afilando la vista en él, como si tratase de captar algún mensaje subliminal que iba a por él en forma de ataque.

-¿Divertido para quién?-preguntó desviando un momento hacia la puerta. Se pasó la lengua por los labios pensativo y después se levantó de nuevo, cogiendo el frasco para ir a devolverlo a su lugar en el pequeño armario escondido en una de las paredes tapizadas en burdeos del cuarto. Los miró todos un momento y después siguió escogiéndolos-. Puedo ser un ruin mercenario que es para lo que está entrenado un demonio, pero en esto estamos los dos, ¿no? No sé de qué me hablas...-comentó mientras seguía de espaldas hacia él.

Se encogió de hombros como evadiéndose de sus negativas y luego sonrió como un infante, acurrucándose en la cama y tras ello cubriéndose con la manta hasta la nariz, comiendo la manza mordisco a mordisco y disfrutando de ello.

-No importa. Estoy a gusto con estos tratos que me das -musitó cerrando los ojos y respirando profundamente, intentando relajarse- ¿No vas a quedarte a mi lado por esta vez? -preguntó con una maliciosa sonrisa, palpando la cama- Tienes un cuerpo muy caliente, y eso me gusta... -musitó como con segundas intenciones- Anda, ven.

El demonio permaneció en silencio un rato hasta que cerró la puerta del armario y se giró hacia él mirándole desde lejos.

-¿Tienes alguna idea para mañana? No acostumbro a hacer planes para el día siguiente, pero no me gusta dar palos de ciego-comentó rascándose la nuca y después camimando hasta la cama. Se sentó al borde del colchón.

-Qué te pasa a ti que te dejas dar tan buen trato..-le preguntó sin mirarle unos momentos para optar finalmente por tumbarse también a su lado-. Os creía como criaturas autosuficientes y orgullosas...

Griffith le miró unos instantes y luego sonrió.

-¿Quién te ha dicho que no te esté usando? -pasó los dedos por su mejilla- En realidad, los Diablos, 3 meses cada mil años nos debilitamos, sobretodo si hemos nacido humanos. Desgraciadamente, ahora me encuentro en ese periodo, otra razón por la cual nos han podido decidir atacar. Necesito alguien a mi lado... -pasó la mano por el cabello de Gillthanas y luego se acercó a sus labios, sin besarlos- Ahora dime tú una razón por qué tratarme tan bien, príncipe

Terminé ^^ Aunque no tardaré en ir a momi]

Gill tan sólo le miró a los ojos. Había pasado los ojos por sus labios cuando se acercaron pero al ver que no llegaban a tocarle le miró a sus ojos azules y mantuvo la mirada unos segundos antes de hablar, sin moverse a penas ni un milímetro.

-¿Quién dice que yo no te esté utilizando también?-le preguntó entonces dejando que la escaseza de luz allí dentro le tiñese los ojos de un azul muy pálido-. Ni tu ni yo podemos sentir nada, tengo entendido. Tu necesitas a alguien que te aguante de pie mientras no dejas de caerte una y otra vez, y yo... Yo tendré que pensar qué provecho le saco también a la situación-comentó recostándose mejor y apartando la cara suavemente, hundiéndose sobre las mantas sin meterse en ellas-. ¿Por qué no te duermes? Quizás mañana ya estés curado. Yo no te aguanto así tres meses.

Sonrió unos instantes y le tocó la nariz con un dedo, entrecerrando sus ojos y acurrucándose a su lado, abrazando uno de sus brazos y pegando el rostro a él.

-Eres suave, cálido y en cierta forma perfecto, como cualquier infernal -se extendió en la cama y entrelazó una de sus piernas con las ajenas, depositando un beso en la comisura de sus labios y mirándole unos instantes, sonriendo- A veces tienes un rostro lleno de molestia, otras de diversión, otras de enfado, otras de ternura, eres todo un mundo -comentó pasando una mano a la cintura y apretando para quedar bien pegado a él- Buenas noches, malvado.

El demonio no le contestó de forma inmediata. Se quedó un instante mirando a un punto perdido en las esquinas a oscuras del cuarto y después se fue girando hacia él poco a poco. Le tocó una de las manos con la suya notando la piel tibia para el finalmente pasarle el brazo por encima.

-Buenas noches-le dijo en un susurro apoyando la barbilla en sus cabellos, respirando el aroma de las hebras blanquecinas.

Griffith le observó unos instantes y luego sonrió, cerrando los ojos de nuevo y dejándose tratar de aquella forma dócil. Era como el periodo de celo de los animales, ocurriendo cada X tiempo, volviéndolos dóciles y cariñosos, sin contar el sexo.

Se removió un poco y por fin terminó de quedarse dormido, cayendo plenamente en los brazos de Morfeo mientras de vez en cuando iba acariciando el abdomen de su acompañante de forma firme, soltando algún que otro gruñidito de queja y apoderándose de su cintura, una situación un tanto cómica.

[A dormir[]

El demonio esperó a que la respiración del diablo fuera pausada y tranquila y se removió un poco, adoptando una postura más cómoda. Podía pasarse horas en la misma postura sin inmutarse, descansando los músculos y evadiendo la mente del mundo cruel en el que vivía.

Podía notar como iban pasando las horas, como en poco tiempo amanecía en el exterior de la montaña y el día iba pasando. Cerca de la tarde Gill abrió los ojos se abrieron, topándose con el rostro del diablo frente suyo y recordando en aquel momento que salía de su extraño letargo, todo lo que había vivido en las últimas semanas en aquel mismo segundo, dándose cuenta de quien era aquel hombre.

Soltó un pequeño gruñidito, con la mano sobre uno de los brazos y luego acurrucándose buscando el calor de ese cuerpo con tranquilidad.
Decidió al fin entreabrir los ojos, encontrándose con Gillthanas mirándole fijamente.

-MMmmm... qué miras... -dijo algo dormido, pasando un brazo por encima de su pecho y volviendo a cerrar los ojos- Ah, he dormido muy bien, esta cama está genial... -comentó reposando entre el mundo de los sueños y el real durante unos minutos más- ¿Qué haremos hoy? -cuestionó moviéndose un poco y resintiéndose por las heridas pero sin decir nada.

-Yo seguirte-contestó después de unos instantes en silencio-. Tu eres el gran estratega lider de ejércitos. Se te tendrá que ocurrir alguna cosa para salir en la situación en la que estamos ¿no te parece?-le preguntó sin moverse de donde estaba.

Cerró un momento los ojos pensando en aquella situación y después se removió sobre sí mismo para quedarse tumbado boca arriba, mirando al alto techo de madera que quedaba muy lejos.

-Aquí no te quiero toda la vida. Me estoy acostumbrando a verte en cuanto giro la cabeza y eso no puede terminar bien...-comentó dejando una mano sobre su propio estómago y cerrando los ojos, suspirando aún con la pesadez de madrugar.

Griffith le observó con los ojos entreabiertos y luego se reeincorporó a penas, abrazándose al cuerpo del mayor casi encima de él y suspirando, intentando pensar de forma algo clara.

-Hoy pensaré en algo, no te preocupes -comentó estirándose y luego sentándose en la cama, poniéndose de pie- ¿Hay una ducha en este lugar o algo? Necesito curar las heridas, desinfectarlas y relajarme un poco -comentó apoyándose en la pared y arreglándose la ropa interior que incordiaba.

Gillthanas se giró hacia él poniendo los pies fuera de la cama y le señaló una puerta cerrada en el mismo cuarto.

-Ahí tienes un baño, hay bañera y ducha, para lo que quieras-le dijo poniéndose en pie y apoyando las manos a la altura de los riñones para hacer fuerza sobre los músculos, doblando todo lo que pudo los brazos hacia atrás y haciendo estallar algunos huesos.

-¿Quieres comer?-le perguntó saliendo del cuarto y echando a andar por el pasillo mientras sus palabras resonaban cotra las paredes de toda la casa subterránea.

Griffith fue andando por el pasillo hasta apoyado a la pared suspirando, escuchando lo que iba comentando Gillthanas y su cuerpo tronar hasta hacer crujir los huesos. Se quedó apoyado, pensando.

-Mmmmm... No, no me apetece más -se introdujo en el baño y se quitó la ropa interior, dejándola a un lado, esperando que el agua fuera entrando en la temperatura adecuada y sentándose encima del WC, con las piernas cruzadas y la cabeza apoyada sobre las rodillas.

-...

Gillthanas se dio un rápido paseo por la sala de armas, oculta tras una de las decenas de puertas que cubrían los pasillos laberínticos de aquella casa. Las zonas más comunes como los cuartos principales y el recividor no eran más que una pequeña parte de aquella mansión bajo tierra. Ahora que no tenía sus preciadas hachas con él y tenía poca intención de regresar a por ellas, pues como siempre antes de su bien exterior más preciado estaba él mismo, se dedicó a repasar rápidamente qué otras posibilidades tenía allí para escoger.

Disponía de un arsenal más que amplio, de cientos de años atesorando las más magníficas armas después de las batallas en aquel lugar. Después de escoger una de las espadas especialmente preparadas para él salió de allí, mirando al fondo del pasillo oscuro, iluminado a tramos por la mortecina luz de las lámparas de aceite. Vaciló unos instantes y después regresó sobre sus pasos acercándose al baño.

-¿Necesitas ayuda?-le preguntó apoyando un costado del cuerpo en el marco de la puerta, mirándole un instante-. No te gusta estar aquí encerrado, ¿verdad?

Griffith le miró unos instantes y tras ello suspiró mirando de reojo aquel lugar mientras se estiraba, levantándose entonces con su cuerpo delgado y desnudo con diversas cicatrices recientes.

-No, no es eso, no te preocupes... Es sólo que hace algún tiempo que no veo a mis chicos. Creo que incluso les hecho de menos -se rascó la nuca- Me pregunto cómo estarán, y espero que no hayan muerto muchos en las guerras. Vaya asco de lider soy ¿eh? Dejando que lo hagan todo por mí -se colocó de espalda al hombre y entró en la ducha que tenía una bañera enorme- ¿Entras conmigo? -preguntó como si nada, sonriendo.

El agua caía de forma silenciosa, sólo se oía el sonido hueco de las gotas que se deslizaban por sus largos cabellos y luego repicaban en el suelo, colándose por el desagüe.

-Si quieres podemos llenar la bañera, así estaremos cómodos... Bueno, si no tienes nada que hacer, claro.

Gillthanas miró un momento el agua y después la ducha y negó con la cabeza mirándole. Jamás había entrado en un lugar así, o no recordaba hacerlo. Eran muchos los siglos que llevaba vivo, no podría recordar algo tan insignificante.

-¿Por qué siempre tienes problemas rondándote por la cabeza?-le preguntó entonces en un tono dulcificado e inocente, sin comprender-. Vivo de forma tan agitada como tu pero me siento invisible al no tener preocupaciones de ningún tipo. ¿Será porque naciste humano?

Lavó su cabello ahora liso por el agua y lo impregnó de jabón, le encantaba estar bajo el agua caliente y sentir su piel ardiendo y sus músculos relajados. Volteó a penas el rostro con media sonrisa y le miró.

-Quizá es por eso. No lo sé. Si realmente me importara ahora estaría con mi ejército, pero no es así. Ellos son quienes decidieron dar sus vidas por mí -salió de aquella ducha desnudo y estiró la mano para tomar una toalla y secarse el pelo y luego el cuerpo, viendo el vapor inundando la estancia- Para mí es algo normal pensar en todo -comentó tomándole de la nuca y pegando su cuerpo al de Gillthanas- ¿Qué tiene de raro? Además, ahora mismo debo planear nuestro 'pequeño problema' de que nos quieren asesinar.

Le besó entonces los labios, resintiéndose de alguna herida anterior, sobretodo la del abdomen.

-Me gusta el calor que emana tu cuerpo -murmuró introduciendo una mano debajo su jersey- Mucho.