Una sentencia de muerte -Priv. Griffith -

-Tal vez-dijo mirándole un momento con pereza para retener un instante la vista sobre él, pensativo-. Es como si llevara toda una vida dormido y de pronto todo lo que debía haberme ocurrido y no pasó me viene de golpe y todo junto, ¿sabes? No es una sensación agradable... Más que nada... porque me estoy encontrando con cosas completamente desconocidas y no se como actuar ante ellas.

El demonio se estiró en la silla un instante y después se giró completamente hacia el diablo, mirádole.

-Pero acepto tu ayuda. Supongo que cuando te toque a ti tener problemas deberé hacer lo mismo. No es una idea que me disguste...

Se encogió de hombros y le miró.

-No suelo tener problemas -dijo con una sonrisa acercándose a él y posando una mano en su hombro- Supongo que debes sentirte descolocado, pero no te preocupes, terminará por pasar, todo cambia en esta vida, incluso un demonio como tú. Saber que quizá no perteneces del todo en el mundo que conoces por parte es una tortura y por otra un grato encuentro. Puedes sentir -posó una mano en el pecho del hombro, donde el corazón- Puedes amar a alguien, algo que siempre te has negado a creer -le besó el pelo y luego se sentó a su lado- Incluso tienes padre -suspiró, frunciendo el ceño- Eso también quiere decir que puedes elegir lo que desees para ser feliz.

El demonio miró un momento su mano y después alzó la vista hacia él.

-¿Crees que todo eso es bueno?-le preguntó, siendo consciente de todo lo que había dejado Griffih desde siempre para tener lo que ahora tenía. Sin apartarle la vista de encima alargó una mano hacia la del diablo, tomándola un momento-. ¿De qué me serviría amar a alguien si no puede corresponderme? No crea más que problemas el poder tener sentimientos...

Se volteó cara él y luego sonrió.

-¿Corresponderte? Eso es un riesgo que debes asumir. Incluso el más pequeño ser de este mundo, siente. Sentiste dolor cuando te tuvieron allí encerrado ¿verdad? Eso quiere decir, por lo tanto, que no eres inmune a nada, Gillthanas -le apretó la mano suavemente, luego mirándola y besándola- El amor es un sentimiento más entre muchos. Tiene su parte buena y su parte mala, como responsable de sentir ello debes aceptar ambos. No todo siempre será un mar de rosas, quizá, incluso, no lo sea nunca, pero... Si puedes sentirlo, si lo sientes... ¿Por qué vas a negarlo? -le acarició la cabeza y luego le besó la frente- Pero eso es tu elección. Sólo tú puedes decidir si realmente quieres seguir ese camino o continuar hasta ahora. Si no te corresponden, simplemente, sigue al lado de esa persona, quizá algún día ceda... Si no es así, muere satisfecho de todos los momentos que has compartido con ella.

Se separó un poco aún con la mano de Gillthanas entrelazada a la suya.

-Pero... No cometas el error de rendirte antes de tiempo.

Después del beso sobre su cabello le rodeó la cintura con el brazo, dejándole pegado a él y quedándose un instante con el rostro sobre el pecho ajeno, oliéndole con suavidad y quedándose con aquel aroma.

-Siempre he odiado y envidiado a los humanos, ¿sabes? Si me ocurre lo mismo que a ellos no lo rechazaré. Llevo toda una vida soñando con ello como para rechazarlo ahora... Soy un hombre maduro, Griffith...-le dijo quejándose con una media sonrisa, alzando la vista hacia él-. Eso significa mi nombre. Envidia.

Le miró a los ojos unos instantes y luego le abrazó suavemente, como intentando calmarle y luego le besó los labios.

-Pase lo que pase, de aquí hasta donde lleguemos juntos, estaré a tu lado, como un fiel amigo, como un perro a su amo si quieres oírlo mejor -le besó entonces la frente y luego sonrió- Eres un gran hombre que ha tenido su corazón encerrado porque no creía que podía sentir, y, ahora ,. a día de hoy, ha desarrollado y ha sabido que eso no era así... ¿No te alegras?

El demonio le miró.

-¿Alegrarme? No se si alegrarme o pegarme un tiro...-bromeó sonriendo de medio lado y frunciendo el ceño, inclinándose un poco hacia delante y estirándose-. Pero ya me encuentro mucho mejor. No necesito más que agotar adrenalina yendo de caza, comiendo lo que yo mismo he destripado y recuperarme completamente. Eso si que es genial, ¿no te parece?

Echó a reír y luego tiró de él, levantándole de repente y mirándole a los ojos para besarle profundamente los labios, estrellándole contra la pared y acariciando su cintura.

-Me parece genial, sé que las batallas de excitan -dijo eso y luego se apartó con una curiosa sonrisa, casi podía decirse que de felicidad, llevando entonces sus manos a la nuca y empezando a andar- Si necesitas matar y cazar entonces vamos, seguro que encontramos muchas cosas -comunicó relamiéndose los labios- Vamos, pequeñito... Mueve ese trasero.

-¿Irás en alborznoz?-le preguntó mirándole mientras le seguía por el pasillo, alargando una mano hacia aquella prenda y tirando de ella para despojársela.

-Yo me muevo y tu ponte algo. No tengo ganas de pelearme con nadie por ese otro culo...-comentó señalándole con el dedo, alargando aquella misma mano a sus cabellos, acariciándolos un momento y tirando con suavidad de él hacia atrás-. Y to te cazaré un bisonte gigantesco como hacían aquellos en la antiguedad... para ligarse a las chicas más guapas y con las caderas más anchas para procurarse una prole sana...-le dijo al oído sonriendo después.

Colocó las manos en su propia cintura y luego le miró a los ojos, echando a reír.

-¿Te parezco una mujer? Caza lo que quieras pero luego, cuando volvamos, te demuestraré con fuerza qué tipo de mujer soy y cuanto puedo complacerte, por segunda vez desed que nos conocemos -dijo con una pequeña sonrisa,acomodando los cabellos y luego tomando algo de ropas de su habitación para vestirse, dirigiéndose hacia él ya completamente ataviado- Listo -comunicó subiéndose a su espalda- Vamos donde quieras, fiera.

Gillthanas le miró un instante, sonriendo despué.

-Que no eres una mujer ya lo se. ¿Pero podrás ser mi chica, no?-le preguntó acercándose a la puerta y abriéndola, encontrándose nuevamente con la noche.

No olía a nada. Tan sólo a nocturnidad, al frescor de la naturaleza que les rodeaba.

-¿Qué podría pasar si me encontrasen?-preguntó volviéndose hacia él, rozándole a penas con el dorso de los dedos la mano-. Dudo que ocurra, pero... creo que ya he aprendido a no fiarme ni de mi mismo...

Se encogió de hombros y luego le miró fijamente para encogerse de hombros.

-No lo sé, no sé qué podría pasar, pero no quiero que vuelvas a tomarte y a hacerte todo aquello. No voy a poder salvarte todas las veces que caigas en las garras del destino ¿sabes? -sonrió a penas y entrelazó los dedos con los ajenos, abrazándole a penas y echando a andar- Parece ser que la vida, a veces, nos guarda sorpresas... -dijo de golpe para luego sonreír- Será mejor que vivas el presente sin más y no mires hacia otro lado -sin decir nada más echó a andar- Vamos.

-Puedes estar tranquilo, Griffith. Son los humanos los que tropiezan dos veces con la misma piedra...-comentó caminando a su lado, notándose extraño al utilizar las piernas de aquel modo después del cautiverio.

-Pero... He aprendido cosas ¿sabes? Es curioso lo que pueden llegar a hacer los infernales por sacar información...-comentó pasándose la otra mano por la boca mientras recordaba las torturas y sonreía a penas-. Algún día lo pondré en práctica contigo. Es divertidísimo...

Ladeó el rostro y le miró, volviendo a sonreír, sin insultarle, sin dedicarle una sola palabra, sólo le contempló unos momentos y dejó que sus piernas siguieran andando, alargando la propia mano hacia la ajena sin decir nada y entrelazándola con sus dedos.

-Quizá en otra vida todo sea más fácil -musitó guiñándole un ojo y tirando suavemente de él- Al menos, de momento, permíteme que entrelacé yo mismo nuestros destinos por un tiempo. Déjame estar a tu lado... hasta que llegue el momento de separarnos -pasó una mano por su mejilla y luego suspiró- Vamos.

El demonio le miró un instante y después echó a andar con él por las arboledas, internándose en ellas y siguiendo los caminos que empezaban a crecer para las rutas comerciales.

-¿Qué otra vida? Yo sólo tengo esta...-comentó pensando en voz alta, tratando de averiguar mientras si olía algo atrayente en el aire que llamase su atención y su instinto devorador. Se giró al diablo y le sonrió, sin soltarle la mano se la pasó por delante apoyándola en su hombro y aproximándole a él.

-No te preocupes, que de seguir así terminaré pidiéndote en matrimonio...-bromeó pellizcándole la mejilla con la otra mano.

Sonrió también y le guiñó el ojo para luego tirar suavemente de la mano.

-Posiblemente me daría un ataque de corazón antes que pudiera contestar -bromeó con un tono de voz neutral, besando luego sus labios y corriendo de pronto- ¡Venga, lento! -sonrió, dejándole un poco atrás y deteniéndose metros más allá cuando encontró una posible víctima- Todo para ti -dijo cruzándose de brazos y esperando que atacara- Come todo lo que quieras.

-Griffith...-el demonio le miró a él y después al desvalido que había puesto en su punto de mira, olfateándole a lo lejos-. No tengo por costumbre asesinar a nadie que no esté condenado. Iria contra mis principios...-le dijo de forma solemne, oliendo y casi oyendo la sangre bombear bajo la piel.

-¿Te importa si ese te lo dejo a ti?-comentó sin quitarle el ojo de encima mientras trataba de rastrear aquella zona, tan amplia, en busca de pecadores a los que destripar.

Le miró de reojo y luego sonrió.

-Lo mataré por ti -musitó con una pequeña sonrisa, andando lentamente hacia la víctima que parecía un poco ebria y conversando con él- Venga,dame un poco -decía Griffith. El hombre se aferraba a la botella- Si lo haces seguirás vivo... -él le empujó por lo que el diablo clavó las garras en su abdomen y sacó parte de sus tripas- Te lo dije...

Le dejó en el suelo, como si nada, lamiendo la sangre de su mano.

-Ahora ya puedes comertelo, está muerto.

El demonio se volvió hacia él y se giró hacia ambos, hacia Griffith y aquel recién cadáver arqeuando una ceja.

-Te gusta el trabajo fácil ¿no?-preguntó alzando un momento la vista al cielo. El olor a sangre y el habre que le removía por dentro hicieron el resto. Hizo crujir los huesos del cuello, dejando que su cuerpo se moldeara levemente comenzando a tomar aquella forma de bestia descarnada surgida de las profundidades del infierno, aunque no se transformó del todo, manteniendo aún su forma humana.

Gruñó levemente pasándose la mano por la cara, restregándosela como un animal y alargó una garra hacia aquel cuerpo ensangrentado, tomándolo en el aire sin dificultad, cargándoselo encima y arrancando de su interior un pedazo de vísceras ensangrentadas mientras se alejaba un poco a comer.

Le miró unos instantes y luego sonrió, quedándose sentado encima de una roca, lamiendo tranquilamente su mano, recorriendo toda la extremidad para limpiarla completamente y luego observar a la bestia parada, deborando el cadáver.

-Deja de hacer tantos ruiditos, no sabes cuánto me pone -dijo riendo, no le importaba la forma ajena, estaba más que acostumbrado a las criaturas del infierno- Oh, no he cogido ropa para la noche -musitó rascándose la cabeza- Siempre se me olvida...

Suspiró y luego fue donde él, dándole un par de golpecitos en la espalda

El animal se volvió a él bruscamente, mirándole con unos ojos completamente blancos y redondos, sin párpado, brillantes por la escasez de luz. Como si hubiese visto en aquel movimiento una amenaza contra su comida le miró un instante a la defensiva, aunque a pesar de su aspecto aún conservaba parte de razón y se vio en aquel momento comprendiendo donde estba y lo que hacía, al menos de forma vaga.

Le olió un instante y después volvió a darle la espalda, ignorándole, mientras seguía devorando aquel cuerpo que se había quedado completamente irreconocible.

Le contempló y sin decir nada rió, jugueteando con sus propios cabellos y esperando que terminara de comer, entreteniéndose en cantar una suave canción tarareada y luego levantándose para mirar fijamente el cielo.

-Bonita noche ¿verdad? -preguntó con una sonrisa enfilándose a un árbol- Mmmmm..Huelo que no tardaremos muchos días en tener problemas de los grandes...

Bajó entonces de nuevo, mirando a la bestia.

-Termina de comer, no podemos estar mucho rato fuera.

El demonio medio transformado se puso en pie sobre la roca, no dejando en el suelo más que un revoltijo de huesos y ropa sobre un charco de sangre, un cadáver mutilado que de inmediato desapareció tragado por la tierra.

Poco a poco su cuerpo fue volviendo a la normalidad, aunque siempre resultaban dolorosos aquellos cambios, Gill no podía alimentarse de otra forma. Cuando terminó aún sus ojos brillaban débilmente, pero ya se encotnraba en sus cabales.

-¿Hay prisa?-le perguntó mirándole un instante.

Le observó unos instantes y luego dirigió los ojos donde el cadáver, frunciendo el ceño y aproximándose a Gillthanas para limpiar la comisura de los labios cuidadosamente.

-Aún estás bastante débil, no hace ni un día que saliste del lugar y noto que te falta energia -comentó mirándole a los ojos y luego le acarició el pelo- Venga bonito, tienes más hambre aún? -dijo intentando volver el ambiente algo más relajado- Si quieresseguimos buscando víctimas.

-Yo ya estoy servido por una temporada-le contestó mirándole un momento, alargando una mano a su cabello y cogiendo un mechón entre los dedos-. ¿Y tu? ¿Te dedicas tan sólo a comer cosas de los humanos? Te creía más sanguinario...-comentó con una media sonrisa mientras le soltaba el pelo.

Se estiró un poco, notando como sus músculos aún se resentían por el esfuerzo que había hecho todos aquellos días, tensándose todo el tiempo para evitar que sus ataduras le estrangulasen.