Sombrero de sombras - privado -

Poco a poco fue añadiendo un dedo más cada vez, sin dificultad. Sabía como tratar a sus amantes para que dilataran rápidamente y sin problemas, por lo cual cuando hubo introducido los cuatro dedos, topándose con el pulgar que impedía el paso más hacia el interior, los sacó y se incorporó, quedándose de rodillas entre las piernas del diablo. Le miró desde allí, lentamente, rodeándole los muslos con ambas manos para mantenerle sujeto y apretarlo más hacia él.

-El destino no existe. Al menos para mí-le contestó ladeando un poco la cabeza mientras cargaba una de sus piernassobre su hombro y flexionaba del mismo modo la otra-. ¿Tú aún la conservas?-le preguntó mientras bajaba las manos por sus finos muslos llegando nuevamente a sus caderas, acariciándolas y alzándolas un poco.

Griffith fue suspirando poco a poco ante aquellos dedos, aunque de ninguna forma era escandaloso y por ello mismo sólo se sentía su respiración entrecortada, al igual que su sexo algo más duro que momentos anteriores.
Le besó una vez más los labios y se echó hacia atrás, apoyándose con los codos en el suelo.

-No lo sé -contestó ante su pregunta- Me gustaría pensar que no, pero no hay nada en este mundo que sea cierto o real, al menos completamente -acomodó mejor la pierna que estaba encima del hombro y luego le miró- Quizá algún día lo sepamos. Quizá no. Sea como sea sólo nos queda vivir ¿no?.

Movió un poco sus caderas, deslizando una de sus manos por el propio pecho, plapando el abdomen.

Gill siguió con la mirada la trayectoria de aquella mano y después le miró a los ojos un momento.

-Realmente es una lástima que todo sea en parte mentira, porque hay cosas que seguramente sí valen la pena... ¿no te parece?-le preguntó aligerando una suave sonrisa mediada mientras se pasaba la lengua por el labio inferior al tiempo que colocaba su sexo endurecido en la entrada humedecida de Griffith y empujaba suavemente hacia el interior. Fue verdaderamente sencillo. Notaba como siempre la presión de las paredes interiores queriendo expulsar aquello que se introducía a la fuerza, pero no llegó a notar ninguna molestia, no sabiendo si era lo mismo para Griffith.

Cuando introdujo completamente de una sóla vez su miembro allí no pudo evitar que su cuerpo entero se convulsionara levemente, arrancándole un tenue jadeo, grave, el primero salido de sus labios mientras alzaba un poco la vista. Todos los músculos de su estómago se contrayeron levemente marcándose todavía más y obligándole a parar un instante ahora que estaba allí.

Griffith arqueó la espalda antes de poder contestar por la acción ajena de penetrar en su cuerpo. No temía al sexo ni nada parecido, sabía perfectamente lo que era. Tomó aire, relajándose al instante que iba entrando. Sabía que al principio, lejos del dolor, era molesto, por lo que iba soltando algunos gruñiditos a mesura que el miembro penetraba en él.

-No te preocupes por eso ahora... Hay tiempo para hablarlo... -susurró guiñándole un ojo y abrazándole, separando aún más sus piernas si podía- Mmmm... -miró el cielo unos segundos, volviendo sus ojos a Gillthanas y besándole entonces de forma apasionada mientras le rodeaba por encima de los hombros, juntando las manos tras la nuca de su compañero y moviendo las caderas, notando el sexo erguido y duro que estaba en su interior, buscando deslizarse más- Considerate incluso afortunado por dejar que me hagas eso... -su cuerpo delgado y fino volvió a arquearse, no pudiedno evitar que una mano se clavara en la espalda ante un pequeño movimiento del hombro que hizo estremecerlo y tensarse un poco- Uf...

Gillthanas se removió, sobre Griffith y pegado a su cuerpo, dentro de él, como si le costase mover los huesos y los músculos después de una semana de trabajo físico inhumano. Jadeó un momento, soltándole las piernas notando que podrían sostenerse solas y pasándole un brazo por detrás de la cintura mientras retrocedía en sus movimientos, sacando parte de su sexo para volver a introducirlo con algo más de rapidez y fuerza, incrementándolas poco a poco.

-Tampoco te he preguntado...-logró decir entre susurros y jadeos, rozándole el cuello con la mejilla para volver a sus labios y morderlos-. Podías haberte negado pero ahora es tarde. A mi me gusta así...-le dijo comenzando a llevar un ritmo más o menos regular, penetrándole aún con suavidad y lentitud y haciendo que los músculos de su torso se rozasen contra el del diablo, entremezclando así las temperaturas que iban subiendo.

Griffith a penas podía abrir los ojos. Éstos permanecían cerrados, haciendo que sus dientes se apretaran en cada embestida y jadeando tras cada una de ellas.
Cuando lograba ver esa figura que estaba encima sólo podía enrojecer un poco por el calor y, en parte, cierta vergüenza. Movió un poco su cintura, buscando un mayor contacto aunque desde hacía rato notaba cmo en algunas penetraciones sentía algunas cosquillas. Sabía que para que su próstata empezara a sentir el tan esperado placer primero había que ir rozándola poco a poco.

-Mmmmm.... -entreabrió los labios, soltando por fin su primer gemido y volviendo a aarañar la espalda de su acompañante- GIllthanas... -susurró muy bajo, entrecortándose su respiración- Un poco más suave... -musitó estirando su cuerpo y volviendo a tensarse, esta vez si poder relajarse aún queriendo- Es mi primera vez...

Gillthanas relentizó sus movimientos pero a punto estuvo de detenerse por completo cuando escuchó aquello último, aunque no lo hizo. Apartó un poco el rostro para poder verle mejor a los ojos y respiró a escasos centímetros de sus labios.

-En ese caso... supongo que si me debería sentir verdaderamente privilegiado, ¿no?-le preguntó apoyando los dos antebrazos a ambos lados de su cuerpo, mirándole mientras volvía a reanudar el ritmo, algo más despacio y con más tiento al notar aquella presión cada vez mayor sobre su miembro-. Pero no aprietes ahora...-le dijo quejándose un poco, aunque en realidad no hacía más que aumentar su excitación-. Lo haré despacio pero para aprovechar lo que tengo ahora, no porque tú lo necesites-le dijo frunciendo un poco el ceño con el único motivo de molestarle un poco si podía. Separó su torso del de Griffith para que pudiera ver lo que hacía si quería, apretando los brazos contra el suelo y dejando que los dedos se enredasen sobre sus cabellos esparcidos por la hierba.

El muchacho suspiró más profundamente cuando reanudó de nuevo el ritmo. Le miró a los ojos y se levantó un poco para poder rozar sus labios con los ajenos.

-Sé... que nunca harías nada... por mí... -musitó con una sonrisa, arqueando más su espalda y luego jadeando de forma incontrolada, escapándose un jadeo tras otro de sus labios mientras apretaba la hierba con el puño, intentando relajar toda su figura aunque costaba de sobremanera- Uf... así... sí... más... -le observó un momento más y luego consiguió destensarse un poco, entreabrinedo los labios para respirar- Ah... -se apoyó con los codos cuando pudo, mirando el pecho del hombre y besándolo, fijándose después en el sexo aquel que entraba en su interior y salía, unav ez y otra- Ufff... -cerró los ojos, tragando saliva- Ahhh... Dios... Sigue... Así... por favor...

Una vez que logró que las paredes interiores y la piel se acostumbrase a aquella incrusión pudo empezar a acelerar el ritmo, intercambiando penetraciones rápidas y profundas con otras más lentas, parándose justo en momentos en los que podía amenazarse con llegar demasiado rápido al cénit sin necesidad de que fuera tan pronto. De vez en cuando paraba, sacando suavemente su sexo para introducirlo a penas un poco y hacer que aquella necesidad de ir más deprisa, compartida por los dos, fuera desesperante, incluso para Gill.

-Qué hace un diablo como tu blasfemando...-murmuró contra su garganta mordiéndole y besándole después, volviendo a reanudar un ritmo más rápido, golpeándole una y otra vez en aquel punto escondido en su interior e impidiéndole seguir hablando entre jadeos y aquella sensación de vértigo que se arremolinaba en el vientre y le hacía temblar, vibrar de placer.

Griffith le miró unos instantes. No podía decir nada, ni tan siquiera pensar. Tomó aire unos instantes y le abrazó con fuerza.

-Ufffff... Nghhh... -gimió de pronto al alcanzar un punto clave y se arqueó completamente, cerrando los ojos y enredando los dedos en el pelo del hombre- ¡¡Gill!! -exclamó de pronto rodeándole con las piernas- Me haces blasfemar tú... Maldito -entrecerró la mirada y tragó saliva- Así... Profundo... -se relamió los labios y luego le intentó separar por el pecho- No... Espera, cambiemos de posición... Relájate, no quiero terminar aún -comentó intentando que se apartara y sacara su miembro.

El propio sexo de Griffith se notaba muy excitado y la acumulación de sangre era inminente.

-Ug...

Gillthanas se apoyó en el suelo y se levantó de nuvo enderezando la espalda, aún dentro de Griffith. Le miró jadeante, respirando con agitación mientras su cuerpo entero comenzaba a brillas suavemente por la luz de la luna pegando en su cuerpo empapado de sudor.

-¿Me haces parar ahora?-le preguntó emulandoe star molesto, llevándoselo consigo para que se incorporase también. Le rodeó la cintura con un brazo y le besó sin darle un momento de tregua-. Adelante. Haz lo que quieras hacer...-le susurró pegando su pecho al ajeno, rozándolo.

Griffith le miró unos instantes y tras ello sonrió, recostando a Gillthanas y besando lentamente su pecho, pasando al cuello y luego suspirando, deslizando la mano hasta su sexo y acostándose a su lado palpándolo.

-Relájate un poco, no estoy acostumbrado y empezaba a ser molesto -entrecerró la mirada y suspiró, pegándose a su lado y acariciándole la mejilla- Dame dos segundos para recuperarme y seguimos... -apoyó el rostro en su pecho musculoso y mordiendo uno de sus pezones- ¿Estás cómodo aquí?

Se estiró un poco y luego pasó la mano por el propio miembro, apretando la punta.

-Duele un poco -dijo con una sonrisa.

-¿No era a tí a quien le gustaba el dolor? ¿Y el sexo?-le preguntó haciéndole un recordatorio mientras le pasaba un brazo por los hombros y lo apretaba contra sí, obligándose a sí mismo a controlarse-. Las dos cosas juntas debe ser genial, ¿no?

El demonio sonrió suavemente y alargó la otra mano hacia el sexo de Griffith, tocándolo también y rodeándolo con los dedos.

-No puedo pararme en seco sin nada que hacer...-comenzó a decir deslizando los dedos por el tronco del miembro ajeno, endurecido, hasta llegar a la base y palpar los testículos un momento mientras seguía apretando el cuerpo del diablo contra sí.

Griffith le miró unos instantes y tras ello suspiró, acariciando su mejilla con un par de dedos mientras arqueaba su espalda ante el solo toque de su miembro.

-Pero necesito acostumbrarme un poco... La primera vez es un poco molesto -se mordió el labio inferior- Pero no sé, es extraño... -pasó los dedos por el miembro del muchacho y tras ello le apartó la mano, echándole al suelo y luego sentándose sobre su cintura- A ver... -atrapó la hombría de Gillthanas y tras ello se autopenetró, cerrando los ojos y haciendo que el hombre llevara su mano al sexo de Griffith- Hazme sentir bien también... -comunicó empezando a moverse.

El demonio le miró un momento mientras se incoporaba apoyando un brazo en el suelo. Apoyó la frente en su hombro, besándole la piel un instante para después suspirar gravemente sobre ella y comenzar a mover la mano sobre el miembro ajeno, moviendo los dedos y masturbándole con una semejanza a lo que notaba sobre su propio sexo al ser de nuevo atrapado por el cuerpo del diablo.

-Griffith...-le llamó con suavidad saboreando aquel nombre un instante mientras levemente movía él también las caderas aunque dejaba que fuera el otro el que marcase el ritmo en es momento. Gill aprovechó algunas gotas preseminales que resvalaban por el glande de Griffith para unjirlas sobre su piel incandescente y masturbarle con mayor facilidad.

El muchacho le miró unos instantes y tras ello suspiró, echando la cabeza hacia atrás y apoyando dos manos en el pecho ajeno mientras empezaba a jadear con algo de insistencia, estremeciéndose de arriba a abajo, buscando un mayor placer cada vez que suía y bajaba.

-Mmmmmm.... -miró hacia abajo, sintiéndose complacido ante los toques de su compañero, apretando los dientes y yendo a la velocidad más fuerte que podía, llegando hasta el fondo y volviendo a salir a penas hasta el glande, repitiendo la acción- Gillthanas...! -gimió de nuevo, estremeciéndose- Sigue... Sigue... AHhhhh...

El demonio lamió de sus dedos aquella esencia que no hacía más que augurar una mayor, sonriendo a penas para deolver la mano al sexo ajeno y masrturbarlo con agilidad y presión, jugueteando con el glande de vez en cuando.

-No pares ahora, Griffith...-dijo con los labios pegados a su pecho, lamiéndolo y buscando los pezones del diablo para someterlos al mismo trato-. Como me hagas parar de nuevo te mato...-siguió diciendo entre jadeos.

Griffith le miró unos instantes y cerró los ojos moviéndose mucho más rápido, gimiendo algo más altos y echando la cabeza hacia atrás hasta que no pudo resistir más y terminó por eyacular en la mano del chico, deteniéndose unos instantes y continuando con aquel ritmo pero mucho más flojo debido al cansancio.

-Gill... -susurró completamente ido, entreabriendo la mirada para observarle- Si quieres ponte ahora tú encima hasta que tengas suficiente... no puedo más...

Gill rodó con él por los suelo para volver a aquella postura inicial, sin salir de su interior.

-Mira...-le dijo mientras besaba sus labios. Acercó la mano empapada en su semen a su rostro, pasándola por la boca y la barbilla y manchándole con su propia esencia para volver a besarle a través de aquella pantalla blanquecna, lamiéndole también para recoger los restos de su mandíbula mientras que, entre estocada y estocada, terminó por correrse él también en su interior, notando al hacerlo un espasmo que hizo que su estómago se encogiese, haciéndole jadear de nuevo con fuerza.

Griffith le miró unos instantes y luego se estremeció atrapando el sexo del mayor dentro y estrujándolo, recostándose encima del cuerpo de Gillthanas y respirando de forma agitada mientras le besaba lentamente, intercambiando aquellas sustancias entre bocas.

-Mmmmm... -le miró unos instantes, jugueteando con sus caderas para ir estimulando ambos hombres, relajándose poco a poco y sintiendo el sexo del mayor algo más débil, pero sin terminar de sacarlo.

Griffith suspiró, apoyándose entonces en el suelo y sonriendo para besarle.

-¿Bien?

Gill se dejó caer sobre el cuerpo de Griffith, despacio para no caer como un peso muerto, y jadeó de agotamiento y satisfación.

-Estoy perfectamente...-comentó atrapándole el rostro un momento con una mano para besarle en la mejilla un par de veces intercalando aún algunos suspiros de placer acumulado, y apartándose para ver si el aire fresco de la noche ayudaba algo a refrescarle el cuerpo y sosegarle.

Griffith le acarció el rostro y se pegó a él, pues era sensible al frío de la noche si no estaba en una batalla y tenía que gastar energia.
Bostezó entonces, abrazándose a él por la cintura y besando su cuello lentamente, delineándolo con la lengua y sonriendo con cierta malicia mientras pasaba los dedos por su sexo dormido, estirándose después.

-Mmmmm -subió una pierna encima la ajena, deslizándola de arriba a abajo- Gillthanas... -dijo en su oido, mordiéndolo lentamente y jadeando de nuevo aún por todo lo sucedido- Estoy exhausto, esto no es propio de mí...

-¿Eso es bueno o malo?-le preguntó entrecerrando los ojos, abriendo un poco los labios mientras retenía aire, cansado él también, para expulsarlo después lenta y sonoramente. Le rodeó él también los hombros con un brazo, manteniendo la otra mano sobre el pecho incapaz de moverse demasiado en aquellos momentos.

No sabía muy bien qué decir entonces. No solía hablar, ni tampoco dormir, pero de pronto después de todo aquel éxtasis sobre el que se había dejado caer y acunar negándose a retroceder recobró el sentido. Había hecho algo completamente ilógico e incoherente para su mentalidad pero poco podía remediarle.

Griffith le observó unos instantes, su mano se movía por la melena del hombre, arriba y abajo. Suspiró, mirando el cielo y apoyando mejor el rostro sobre su cabeza.

-Mmmmm... -se reincorporó un poco y luego peinó el propio cabello con sus dedos, observando al hombre de reojo sin decir nada. No quería interrumpir aquel silencio.

Se levantó unos instantes y fue hasta cerca de un árbol para recoger un par de flores, sentándose entonces nuevamente al lado de Gillthanas y jugueteando con sus pétalos.

-¿Te arrepientes? -preguntó entonces con una sonrisa.

Gill no le miró pero notó y prácticamente vio todos sus movimientos. Frunció un poco el ceño al escuchar su pregunta.

-Claro que no-contestó con un tono algo más alto y poderoso con la vista aún perdida en el cielo, fijándola poco a poco en una de las estrellas-. No creo que pueda dejarte embarazado así que ¿qué problema hay? Me ha gustado. No puede tener nada malo de lo que arrepentirme...-comentó con una mano aún apoyada en el pecho, alargando la otra sin mirar al largo cabello del diablo.